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- 02/01/2012 01:00
También pagan todos los complices
A cabamos de cerrar un ciclo de celebraciones de fin de año que para muchas personas significa un comienzo lleno de expectativas y esperanzas. Reflexionando, el año que acaba de transcurrir ha sido difícil para mucha gente ante las exigencias y los retos que impone un clima económico inestable. Aquí en Panamá, los expertos dicen que hemos sido casi inmunes a las dificultades que han causado los problemas económicos a nivel global.
Para la gente que mueve la economía mundial y que inciden en muchos otros aspectos de la vida en sociedad, este cierre de año, cuando se miran las cosas con algo de frialdad como lo hacen ellos, no es más que otro año en el calendario. Eso que siente el común de las personas, esa renovación espiritual, las motivaciones emocionales, el sentimiento de que comienza algo que debe ser aprovechado en su máximo, no lo sienten los que ven el mundo desde las esferas más amplias. Es un día más o uno menos. Un año más, o uno menos.
Yo no creo que el mero cambio de fecha, el trascurrir de horas representará grandes cambios, principalmente en sanear las dificultades que vive mucha gente necesitada. Todavía hay panameños sobreviviendo para comer y dar de comer a los suyos de la basura que desecha la ciudad. Hay problemas de abastecimiento de medicinas para atender a los necesitados, y los colegios y escuelas en muchas regiones alrededor del país carecen de las condiciones necesarias para garantizar un proceso de enseñanza /aprendizaje que sea de beneficio para las clases humildes.
Pero con esas deficiencias puntuales, no aprendemos. Sigue, amanecemos este nuevo año con la opinión nacional enfocada en denunciados actos de corrupción y una discusión en torno al quehacer político electorero.
El ruido que causa los dimes que te diretes electoreros es tan intenso que no hay espacio en el ambiente para iniciar una conversación puntual y decidida de cómo vamos a elevar la conducta actual para atender los desafíos sociales y ante todo, cómo trabajaremos para ser mejores ejemplos para la generación presente. ¿Qué es necesario para que nuestra conducta actual como sociedad se transforme en un ejercicio constructivo de ideas e intercambio de opiniones que resulten en programas políticos, sociales y culturales que eleven el valor de nuestra sociedad y nuestro futuro en comunidad?
Me llaman la atención sobremanera algunas personas que se mueven en las esferas del poder económico y político que no dicen absolutamente nada. Hay señalamientos serios sobre la falta de transparencia y el abuso de la cosa pública que sugieren investigaciones profundas por parte de las instancias judiciales de investigación. Pero mientras eso no se da, algunos actores han optado por hacerse los desantendidos.
Hay gente que sólo observa las encuestas. Es un acto de lo mas ruin y mesquino ante las verdaderas responsabilidades de los que se quieren agitar en lo público. Y bueno, están los que son amigos y /o socios, los que se se han pegado al poder por beneficios tangibles, no por servir a la Patria.
Eso de la amistad es una diferenciación que muy pocos pueden hacer. Creciendo en el barrio, la amistad era lo que imperaba. Para muchas personas, los amigos que reconocen como tales generalmente son los que han crecido toda una vida con ellos. Los define una multiplicidad de eventos y circunstancias que sólo se logra con el pasar del tiempo, mucho tiempo. Son las personas que uno quiere como familia; aquellos que acuden al llamado sin preguntar de qué se trata.
Aquellos con los que puedes confiar tus mas preciados bienes sin dudar ni un instante.
Los socios son otra cosa. Los define, primordialmente un beneficio mutuo que poco tiene que ver con las consideraciones emotivas. Y cuando un negocio termina, buscamos otro… y buscamos otros socios para seguir explotando las oportunidades para hacer negocios; un buen ‘deal’ que siempre será para mi meyor ventaja. Nadie se asocia para perder.
Pero acceder al país para gobernarlo es otra cosa. Se trata de manejar los bienes del estado y la vida de personas para garantizar un futuro promisorio y de bienestar para todos. Nunca el acceso al poder político de un país debería ser para beneficiar a un grupo muy reducido de personas, aunque en el pasado haya sido así, no significa que está bien, por lo que creo que con cada día que pasa en este nuevo inicio de año debemos estar vigilantes de que será un día menos para que nos pongamos a trabajar por mejorar esas prácticas y marginar a los que las impulsan.
Tarde o temprano, el tiempo ha encontrado la forma de enmendar ciertas injusticias y creo que, para los tiempos que vivimos, los injustos no podrán seguir viviendo una vida de impunidad desalmada, y sus cómplices, los silenciosos, tendrán que pagar sus culpas de igual manera.
Alguna vez cité al poeta colombiano José Eusebio Caro que preguntaba: ¿Cómo quieren ser recordados? Decía el poeta Caro que: "El hombre es una lámpara apagada; toda su luz se la dará la muerte’. Pero es evidente que esa luz se prepara desde mucho antes. Los recuerdos de las acciones y comportamientos de muchos actores de la cosa pública, particularmente los que juegan en el fondo del escenario político, no serán muy halagadores, mas bien pesaran en la memoria de la nación.
COMUNICADOR SOCIAL