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- 17/09/2024 00:00
Narcotráfico y política. Combinación fatal
En mi segundo período en la Asamblea Nacional (1991-94) hubo un caso de un legislador detenido en Estados Unidos. Anel Ramírez, electo en Darién por el Partido Laborista PALA, del cuñado del general Noriega, fue invitado a una fiesta en Miami. Le insistieron tanto que aceptó, desconociendo que era una trampa del FBI para que pisara suelo gringo y así poder detenerlo por su involucramiento en el trasiego de drogas. Un grupo de colegas lo visitamos en la prisión federal de Tampa en Florida y nos dimos cuenta de que, como se dice en criollo, estaba hasta el cuello. Pasó sus buenos años tras las rejas.
Lo del crimen de las drogas en la política se ha proliferado en nuestro continente. A finales de agosto, Honduras decidió denunciar el tratado de extradición existente con Estados Unidos, según comentan, porque el esposo de la presidenta Xiomara Castro, el depuesto mandatario José Manuel “Mel” Zelaya, podría estar implicado en esa actividad ilegal y así evitarían alguna desagradable petición de extradición en su contra. En ese país ya hay un expresidente, Juan Orlando Hernández, extraditado y condenado por narcotráfico en el país del norte. Igualmente, un hijo del expresidente Porfirio Lobo cumple condena en ese país por ese delito y otro fue asesinado por andar en vainas raras.
En Venezuela se atribuyen las ansias de mantenerse en el poder de Nicolás Maduro, a pesar de su aplastante derrota en las elecciones del 28 de julio, precisamente al tremendo poder que en ese país ejerce el cártel de los Soles (insignia de los generales) en la conducción de la especie de Estado fallido en que han convertido Venezuela desde que Hugo Chávez ganó su única elección en 1998. Ni hablar de México con el aumento de esta lucrativa actividad criminal que tantas muertes ha causado, en aumento por las permisivas políticas del presidente López Obrador de darle “abrazos en vez de balas” a todos.
Desde 1955, cuando asesinaron al presidente José Antonio Remón Cantera, el tráfico de drogas ha estado presente en los asuntos políticos del país. Durante los 21 años de dictadura por igual, con todo el involucramiento que se demostró tenían algunos jefes militares con ese tipo de actividades, donde hasta refugio se le dio en el país a Pablo Escobar Gaviria, que al igual después cuando se le cobijó en la Nicaragua de Daniel Ortega al huir de Panamá. Siempre se ha comentado que la Cuba de los Castro no está exenta de estos pecados que tanto dinero producen.
La operación Jericó ha vuelto a traer al tapete en Panamá tan delicado tema de convivencia social. En los tiempos de Varela en el poder, este repitió varias veces que en nuestra Asamblea había al menos 7 diputados involucrados en esas andanzas ilegales. Igual señalamiento en su oportunidad hizo el ministro de Seguridad durante Martinelli, el actual presidente José Raúl Mulino.
Lo ocurrido el pasado agosto refleja que las actuaciones policiales, quizás por la relación de los implicados con el anterior gobierno PRD, estaban paralizadas en el quinquenio pasado, aunque por muertes ocurridas se sospechaba de la relación de diputados PRD en estos negocios ilícitos. Hasta un exdiputado de ese partido, Diógenes Vergara, murió baleado en ese periodo, al igual que al menos un par de activistas de ese mismo colectivo. En 2024 salió electo diputado del Molirena en Darién alguien con proceso penal por traficar, lo que demuestra la carencia de los partidos de filtros para impedir que cualquiera sea postulado. Veo positivo lo que está ocurriendo. Al toro hay que agarrarlo por los cachos. Solo así se le podrá dominar. Las actividades criminales, no solo el narcotráfico, se han multiplicado. El contrabando de cigarrillos y licores en la Zona Libre de Colón y el tráfico de personas han proliferado. El lavado de dinero se da como regadera de baño. A nivel mundial esto nos hace mucho más daño del que nos ocasiona el que nos mantengan en las listas grises internacionales.
Urge que el país limpie la imagen de impunidad que se ha ganado gracias a las actividades delictivas de algunos diputados y dirigentes políticos. Mientras eso no ocurra, seguiremos siendo un país con una riqueza aparente, pero totalmente minado por sus actividades ilegales.