• 22/11/2021 00:00

Miércoles 28 de noviembre de 1821

“¡Viva la República de Panamá en estos 200 años de independencia!”

Según nos cuenta el prócer don Mariano Arosemena, uno de nuestros 29 próceres de la Independencia de Panamá de España, en primera persona, en 1868, en su libro “Apuntamientos Históricos de la Independencia de Panamá de España”: la aurora del miércoles 28 de noviembre de 1821 apareció risueña, sus rayos de luz comenzaron a alumbrar el venturoso día de nuestra emancipación del coloniaje. Esta era la convicción de afectos y desafectos al cambio de Gobierno anunciado. Habían menos soldados españoles, se había logrado que muchos desertaran y un mayor contingente se había ido con el general español Murgeon a combatir en Suramérica. Esto hizo que solo quedaran los que cuidaban las cárceles y oficinas administrativas que no eran muchos aquellos soldados.

Los patriotas comprendimos que no debían desperdiciarse los momentos, fue entonces que el vecindario pidió que se reuniera a Cabildo, y que se invitara a las autoridades y a los empleados públicos de categoría, para deliberar lo conveniente. Fuimos oídos, y se reúnen en la Casa Consistorial (hoy edificio del Cabildo Municipal), el gobernador de la provincia, que, en efecto, había quedado, el general José de Fábrega, panameño, el obispo diocesano José Higinio Durán, el procurador general, los principales de Hacienda y los jefes militares. Un inmenso gentío se apoderó del edificio, mientras que la plaza Catedral estaba llena de habitantes, queriendo ser testigo del acto más grandioso de la vida social panameña. Se hizo una junta y antes de empezar, pudo distinguirse que la independencia, y no otra cosa, era nuestro anhelo.

Después de un profundo silencio de parte de los miembros de la reunión, pero de murmullos en el edificio, se procedió a la discusión del “negocio” en examen. La primera proposición, sometida al debate, fue si se proclamaría la independencia de este Istmo del Gobierno de España. Fue de parecer del obispo “provisor” José Higinio Durán que se votara por la afirmativa, a reserva de los que resolvieran las Cortes del Reino de España, que se estaban ocupando a la sazón del pensamiento de República en las colonias hispanas de América que se querían independizar (de esto en un futuro se enteró el Libertador Simón Bolívar del apoyo de la Curia y los felicitó). La moción de lo que opinara las Cortes del Reino de España fue rechazada, aceptándose esta otra: Panamá, espontáneamente, y conforme al voto general de los pueblos de su comprensión, se declara libre e independiente del Gobierno español. Discutiese luego sobre cuál sería el Gobierno que se estableciera, si del todo independiente, si agregarnos al Perú, o si uniéndonos a Colombia y se acordó que nos uniríamos a Colombia con nuestra representación de un diputado a su Congreso. Esa incorporación iba con nuestro territorio. Se desarrollaron los demás puntos en un borrador que son los 12 artículos del Acta de Panamá de ese día y que se ha mantenido igual en todas sus impresiones y copias desde 1821. Periódicos como la Miscelánea del istmo, la Gaceta del Gobierno Independiente de Panamá y la Gaceta de Colombia del domingo 20 de enero de 1,822 en su tercera página, publicaron fielmente estos 12 artículos, imprentas como la Imprenta de don Juan Gutiérrez (1821) en ese mismo año en Caracas de Venezuela y en años posteriores, la Imprenta Bouchet en 1840 y en las Memorias del general O'Leary (1883). Siempre ha sido el mismo contenido su Acta desde 1821 hasta nuestros días.

El periódico Correo del Orinoco del sábado 23 de marzo de 1822, en su página 4, nota “Panamá Independiente”, nos da la trayectoria de estas comunicaciones para Sur América y de ahí al mundo entero. Como las comunicaciones tardaban, estas llegan en abril a España de 1822.

Extendida el Acta de Panamá por la comisión nombrada al efecto, de que fue presidente Manuel José Hurtado Arce, se leyó y fue aprobada por esta junta. Don José de los Santos Correoso fue el que la pasó en limpio en escritura corriente como escribano.

Concluido el acto, se le lee al pueblo en las escalinatas de la Iglesia Catedral como cuenta la historia, en un sonar de campanas y el pueblo como las autoridades se retiraron, recomendando el mantenimiento del orden público y las garantías individuales ya, de los que habían sido partidarios de esta reforma, ya de los que habían sido adversos a ella. Encarecieron que se trataran todos como hermanos, olvidando lo pasado y abriendo una nueva era social; de conformidad con lo que se dispuso en el Acta del Gobierno istmeño. El juramento popular de obediencia se hizo el viernes 30 de noviembre. Se comunicó oficialmente el acuerdo de la junta a las autoridades y pueblos del Istmo. Se encarga a don José Vallarino Jiménez a enviar la información, la cual llega en la Fragata la Bella Tribuna el 11 de diciembre a Colombia y le informa al Gobierno de Santa Marta ya liberado, el 15 de diciembre oficialmente y su informe al gobernador de Maracaibo en Venezuela la información para el Libertador Simón Bolívar, a través del general Santander, que la envía el 21 de enero y le llega al Libertador el 29 de enero de 1822 al Cuartel General en Popayán de Colombia.

Lo demás es historia ya conocida.

¡Viva la República de Panamá en estos 200 años de independencia!

Maestro, analista en Simbología Patria.
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones