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- 15/01/2023 00:00
Mi amigo Ambler Moss
Hace unos días me enteré de la desaparición física de Ambler Moss. Lo conocí en Washington durante las negociaciones de los Tratados Torrijos Carter. Aunque no formó parte de la mesa en la que participaban Ellsworth Bunker y Sol Linowitz con los negociadores panameños, Ambler Moss integró el grupo de abogados que se reunieron con nosotros para redactar algunas cláusulas y darle el toque definitivo a los acuerdos. Junto con Ambler, quien dominaba el español por haber vivido varios años en España, participaban Michael Kozak y Gerry Chester, la única mujer del grupo. Recuerdo que muchas de esas reuniones duraban hasta muy altas horas de la noche, mientras que las del Departamento de Estado en las que también intervenían el general Dolvin y Richard Wyrogh terminaban invariablemente a las cinco de la tarde.
Con posterioridad a la firma de los Tratados canaleros, el Presidente Jimmy Carter le hizo un regalo a Panamá al haber nombrado al experimentado diplomático Ambler Moss como embajador en Panamá. Su esposa Serena era nieta del famoso subsecretario de Estado Summer Welles, gran amigo del Presidente Roosevelt, quien lo designó para que junto con Ricardo J. Alfaro estudiaran el Tratado mediante el cual Estados Unidos aceptó eliminar el derecho de intervención que le había concedido el artículo 136 de la Constitución Política de 1904, el primer texto fundamental que tuvo la República de Panamá.
Ambler y yo nos seguimos viendo durante una buena cantidad de años. Una vez me invitó a que compartiese con él una charla que iba a dictar en la Universidad de París sobre los Tratados Torrijos Carter que le devolvieron a Panamá el canal y la plena soberanía sobre todo nuestro territorio. En Washington coincidimos en varias ocasiones, las que aprovechábamos para conversar sobre las buenas relaciones entre Estados Unidos y Panamá que se fortalecieron gracias a los Tratados, en cuya redacción final él participó.
Cuando dejó de ocupar puestos públicos, ingresó en una prestigiosa firma de abogados, en cuyas oficinas de Miami trabajó durante varios años.
Entre los norteamericanos que he conocido y tratado, Ambler Moss merece ser recordado como alguien que apreció mucho a Panamá, no solamente como colaborador en las tareas relacionadas con los tratados, sino como un excelente embajador que, de manera correcta y sencilla, eficaz y positiva, contribuyó a estrechar las relaciones entre ambos países. Los amigos que ha dejado en Panamá honramos la trayectoria ejemplar de su vida y lo seguiremos recordando con aprecio.