• 26/04/2014 02:00

¿Cuál es la mejor opción?

Existen amplios sectores de la sociedad panameña aún sin definición electoral, siguen examinando propuestas y conveniencias.

A menos de nueve días de las elecciones generales, para elegir a las nuevas autoridades nacionales que tendrán la responsabilidad de encarar la situación económica, política y social del país por los cinco próximos años, el pueblo empieza a definir posición, menos influenciado por la maquinaria propagandista de los grupos que aspiran al control de la administración pública; no obstante, existen amplios sectores de la sociedad panameña aún sin definición electoral, siguen examinando propuestas y conveniencias, enmarcadas en la aspiración de una nación armónica, institucional, democrática, respetuosa del derecho y de principios elementales que fortalezcan la reserva moral.

En ese andar, nos permitimos escudriñar a cada aspirante con su respectivas propuestas y entre las cuales se evidencia la cabalgata de la DEMAGOGIA, la cual deja caer el telón de la falsedad y de lo imposible, para muestra un botón: como el que propone cadena perpetua para los jóvenes que delinquen, dejando de lado las medidas preventivas y curativas; o como aquel que usa el populismo para ganarse a los incautos, prometiendo gobernar para los más necesitados, pero sus principales donantes son los mismos que encarecen el costo de los alimentos, los mismos que inventan sobrecostos en obras públicas, los mismos que tan solo ayer prometieron libertades, pero le impusieron al país un precedente funesto llamado transfuguismo.

Triangulando las fuerzas políticas, nos queda el vicepresidente de la República, que se hace eco de la primera preocupación del pueblo, el alto costo de los alimentos; Juan Carlos Varela, toma claridad de que el país no puede seguir a merced de los especuladores, de los intermediarios y mucho menos de las cadenas de supermercados que constituyen los principales oligopolios que se adueñan de la producción nacional y de la importación de alimentos, para beneficio de dos familias y perjuicio del pueblo, principal agente de consumo.

Juan Carlos Varela es el único, que con tino, se ha comprometido a reducir y congelar los precios en veinte y dos productos que integran la canasta básica familiar, no solo permitiendo con esta medida el aumento del poder adquisitivo del pueblo, sino además la posibilidad de que las familias vuelvan a tener los tres golpes alimenticios, desayuno, almuerzo y cena, condición ya extinguida en nuestros hogares.

De ahí que de todos Juan Carlos Varela es la garantía real de revertirle al pueblo mayores ingresos económicos para adquirir más productos para su canasta básica. Solo un gobierno panameñista, puede tener los pantalones largos para frenar el encarecimiento de la vida en medio de grandes riquezas que genera el país, pero que no llega a la mesa del pueblo, así ha sido demostrado en sus más de 70 años de vida política, en lo que a su vez es la reafirmación del principio de a cada quien según su necesidad.

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