• 18/10/2016 02:00

Mario Rognoni, un hombre irrepetible

Mi relación con Mario Rognoni no fue buena siempre

Mi relación con Mario Rognoni no fue buena siempre. Él representaba a la dictadura, llegando a ser ministro de Comercio e Industrias, pero sobre todo vocero del régimen ante la prensa norteamericana, ya que era de los pocos del PRD que dominaban el inglés y estaban dispuestos a dar la cara por la dictadura. Yo estaba en el terreno contrario y siempre los adversé en aquellos tiempos.

Él en el Javier y yo en La Salle, ambos nos graduamos en 1963. Él con primer puesto, siempre fue brillante. Hijo del eminente cardiólogo Mario Rognoni, en 1960 candidato a concejal por el Partido Demócrata Cristiano, se fue a estudiar a Estados Unidos, siguiendo su línea de excelencia educativa. Coincidimos en la Asamblea Legislativa de 1984, la primera después del golpe de Estado de 1968. Él por el 8-8, hoy 8-7, y yo por el 8-9, hoy 8-8. Aunque nos conocíamos desde la escuela, hicimos amistad en la Asamblea. Puntual y responsable, hacía gala de sus múltiples conocimientos del acontecer nacional. Tenía un humor inigualable y siempre encontraba solución a las coyunturas que se nos presentaban en el hemiciclo.

Impidió que yo fuera presidente de la Asamblea cuando, oponiéndose a la línea de su partido que les pedía votarán por la oposición, como me hacían responsable del encarcelamiento de 17 meses de su colega parlamentario Elías Castillo, apoyaron la candidatura gubernamental.

Eso no impidió que, luego de perder en nuestro intento de reelección, nos juntáramos en su conocido programa radial Parámetro Informativo y pocos meses después, gracias a la visión de Peter Díaz, gerente de TV2, estuviéramos 53 semanas consecutivas en ese canal debatiendo desde dos p untos de vista los problemas del país.

Mario no fue de los que negó su relación con el general Manuel A. Noriega luego de su derrocamiento. Era amigo hasta en los malos momentos. Decente como ninguno, eso que tanto se ha perdido hoy en la clase política. Se preparaba para sus intervenciones en la Asamblea, así como para escribir sus sesudas columnas en los diarios nacionales.

Mario se nos ha adelantado, pero el Señor sabrá recompensar su fe de que es posible encontrar un mundo mejor, si todos ponemos nuestro granito de arena.

Descansa en paz amigo.

ABOGADO Y POLÍTICO.

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