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- 05/05/2013 02:00
Lugares comunes en el Periodismo
La primera vez que le escuché al profesor Franz García de Paredes utilizar la expresión, me quedé un poco aturdido. Insistía él que debíamos ser precavidos en la redacción y evitar el abuso de los lugares comunes que afeaban la lengua y agregaban palabras sin mayor valor semántico al conjunto del texto.
Luego supe que era una serie de palabras o frases que se intercalan en las oraciones, con el objetivo de incrementar o acentuar el sentido, pero o repiten ideas, generan una tautología o no agregan ningún significado y se constituyen en una especie de ruido en el mensaje, además de dar un perfil de poco dominio del lenguaje a quien cojee de estos males.
En el Periodismo, apreciamos con frecuencia que los presentadores de noticias utilizan ‘voraz incendio’, ‘lamentable accidente’ o ‘infausto deceso’. En cada caso, los adjetivos voraz, lamentable e infausto no explican nada de los sustantivos a los que preceden, pues estos nombres tienen tanta fuerza que no requieren dichos componentes adicionales.
Igual sucede con ‘aparatoso choque’ o ‘lo cierto es que...’; en ambos ejemplos se emplean apoyos que poco agregan. ¿Hay algún accidente que merezca el tratamiento periodístico y no sea aparatoso? En el otro caso, si se sustituye por otra expresión o se elimina, se puede advertir que su utilización es exagerada o forzada.
He analizado en otra ocasión la muletilla ‘en lo que es’, horrible término de mucha predilección entre los periodistas; a tal punto que ahora se ha expandido a cualquiera que brinde declaraciones, no importa el campo en que se desempeñe.
Algo parecido ocurre en el empleo de los fragmentos que se colocan en los párrafos intermedios, ‘en otro orden de ideas’, ‘a renglón seguido’, que llenan espacios, pero no contribuyen a aclarar el pensamiento del interlocutor. Con frecuencia, se tropieza uno con ‘es importante destacar-resaltar’; ¿hay algo que se destaque-resalte que no sea importante? También, en ‘no se descarta...’ existe una reiterada apropiación.
¿Y en el deporte? Hay múltiples vicios en los narradores, comentaristas y periodistas cuando quieren crear la imagen de que las competencias tienen un carácter popular. Por esa razón, encontramos ‘el combinado vino tinto’; ‘el equipo ganó por la cuenta mínima’ y ‘el partido terminó en un virtual empate’.
The Clinic Online tiene 67 lugares comunes que son los más socorridos por quienes ejercen este oficio noticioso. Entre ellos se enfatiza en ocho que aluden al sufrimiento; ‘penosa enfermedad’, ‘terrible tragedia’, ‘desenlace fatal’, ‘se debate entre la vida y la muerte’, ‘encontrarse estable dentro de la gravedad’, ‘un intenso dolor’, ‘heridas de diversa consideración’ y ‘tragedia de proporciones’.
Son de tal nivel de redacción crítica, que ninguno supera un análisis lógico o una biopsia que se introduzca en sus estructuras. Evidentemente que si se someten a un ‘curetaje’, podría la expresión salir menos adolorida y con una belleza de contenido y sobre todo, de enunciación.
El transcurrir del tiempo también trae sus conflictos en construcciones como ‘en este preciso momento’, ‘altas horas de la madrugada’, ‘el día de hoy’, ‘en breves minutos-instantes’, ‘largas horas’ y hasta ‘en un día como hoy’. Ningún día es como hoy; quizás en una fecha parecida.
Pero existe además una frase misteriosa y envolvente que da a quien la emplea, una imagen de intelectual ‘un clima de total hermetismo envuelve la...’ ¿Qué condición de hermético no es totalizadora? A menos que se puedan dar niveles como ‘medio, poco o discreto hermetismo’, que sería harina de otro costal, pues el último caso cae en el ejercicio literario por su carácter de metáfora.
Y con el clima, ni se diga, pues la ‘lluvia pertinaz’ y el ‘fuerte aguacero’ son el plato más sopeteado de los pronósticos que se escuchan todas las mañanas.
Luis Sexto de la Unión de Periodistas de Cuba, afirma que es preferible un estilo sencillo, diáfano; ‘el solitario acto de escribir una cuartilla clara, concisa e interesante, con cuatro o cinco datos básicos, consiste a veces en hilvanar frases de caja’. Y concluye que ‘como si la claridad y originalidad se repudiaran’. Existe la tentación de no pocos comunicadores en el uso de formas ampulosas que oscurecen el discurso.
El autor cubano recuerda la anécdota del semiólogo Umberto Eco, quien al advertir estas prácticas, incitó a estudiantes a una investigación y en la lectura de un diario escogido al azar, salieron perlas como ‘Quien mucho abarca poco aprieta’, ‘De los amigos me salve Dios’, ‘Lo hecho, hecho está’, ‘Mala hierba nunca muere’, ‘Abrir los ojos’, ‘La esperanza es lo último que se pierde’ y ‘Estamos en un callejón sin salida’.
La redacción periodística supone una transparencia en su prosa, en el mensaje por el público al que se dirige. Pero además, quien escribe desarrolla una estética, pues aparte del nivel utilitario de la expresión, ella requiere alcanzar una precisión, claridad y sobre todo belleza en el recuento de los hechos, sin perder profundidad conceptual.
Los lugares comunes pueden parecer una herramienta ‘cajonera’ por su fácil ubicación en la superficie de la composición noticiosa. Pero van en línea contraria, afean y tuercen aquello que se quiere decir. Es mejor tacharlas, darle mayor soltura al mensaje y asegurar por tanto, la comprensión de las audiencias.
PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.