• 27/10/2012 02:00

‘¿Los locos?’

La palabra ‘loco’, según el diccionario, es la que se aplica a la persona que ha perdido la razón o tiene perturbadas las facultades men...

La palabra ‘loco’, según el diccionario, es la que se aplica a la persona que ha perdido la razón o tiene perturbadas las facultades mentales. Se trata de una persona que no puede razonar con normalidad. Esta definición, más allá de los gritos de batalla a favor o en contra de quienes gobiernen en turno, con objetividad hay preguntar: ¿en verdad el presidente de la República está loco?

De ser cierto no sería un exitoso multimillonario. Hablar a la ligera no necesariamente indica que se actúa a la ligera. Nosotros, los ciudadanos panameños, quienes vivimos y viviremos las consecuencias de todos los que han ejercido y ejercen el gobierno, debemos analizar con más profundidad todos los acontecimientos que dejan huellas en Panamá. Sin emocionalidades, ni favoritismo, más bien con percepción clara. Me gusta citar a mentes brillantes para ilustrar lo que vivimos. Albert Einstein dijo: ‘Locura es hacer una y otra vez la misma cosa, esperando tener resultados diferentes’.

Si nosotros como panameños no observamos a los sectores políticos, llámese: grupos, organizaciones y/o partidos políticos; sea cual sea el seudónimo que utilicen, estén o no estén gobernando, si no observamos con buen juicio, estaremos condenados a repetir una y otra vez los mismos errores.

No nos engañemos, ni los que gobiernan, ni quienes les adversan son ‘las hermanitas de la caridad’. Cada cual tiene su objetivo: centrarse en el poder. Y el poder significa influencia dentro y fuera del país, manejo de las riquezas y todo lo que ello encierra.

Pareciera que los ciudadanos panameños, verdaderamente estuviéramos condenados a repetir una y otra vez la misma penalización como la maldición de Sísifo descrita por Homero en la ‘Odisea’ o a vivir como dijera la obra ‘El Espinazo del Diablo’ de Guillermo Toro: ‘Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, un instante de dolor quizás, algo muerto que parece por momentos vivo aún, como un insecto atrapado en ámbar’.

En tanto que nosotros le seguimos el juego político a una parte y a la otra, quienes ostentan el poder hacen enlaces internacionales que garanticen la perpetuidad de sus riquezas. Mientras nosotros nos peleamos, en los lugares donde no accesa el panameño común y en Punta Mala se celebran bodas, suntuosas fiestas donde los dueños de los partidos políticos de todos los sectores, chocan sus copas celebrando sus sociedades económicas.

¡Despertemos!, hagamos un alto y digamos como David ante la persecución de muerte a manos del rey Saúl: ‘Oh Señor, los malos con arrogancia persiguen a los pobres. Pues hacen alarde de sus malas ambiciones; elogian al codicioso y maldicen al Señor. Los malos son orgullosos para buscar a Dios, sin embargo, prosperan en todo lo que hacen. Piensan: «¡Jamás nos sucederá algo malo! ¡Estaremos para siempre sin problemas!». Maldicen, mienten y amenazan; tienen maldad y violencia en la punta de su lengua. Emboscan al pueblo, a la espera para matar a gente inocente; siempre buscan víctimas indefensas. ¡Levántate, oh Señor! ¡Castiga a los perversos, oh Dios! ¡No te olvides de los indefensos! Harás justicia a los huérfanos y a los oprimidos, para que ya no los aterre un simple mortal’.’ (Atribuido al rey David — Salmo 10).

Miremos nuestro futuro con optimismo, porque dependerá de nosotros y no de ellos. Panamá crecerá con mentes brillantes, que trabajen, que se esfuercen para hacer las cosas bien, sin imitar los malos ejemplos del ‘JUEGAVIVO’ de toda la clase política, los que se disfrazan de ‘hermanitas de la caridad’ para decirnos que todo lo hacen por el bien de Panamá, el futuro de nuestro país está en nuestras manos, ¡no nos dejemos manipular!

ABOGADA Y RADIO COMENTARISTA.

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