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- 10/12/2012 01:00
Llegó la temporada de delfines
Conocido animal marino, que se relaciona mucho con la amistad y lealtad a los seres humanos, aunque recientemente en un famoso parque uno mordió a una niña cuando lo alimentaba. Bueno, hasta ellos se aburren del cautiverio. Pero en esta ocasión nos queremos referir a esos delfines políticos, aquellos personajes que en muchos casos son puestos para lograr acceder al poder o bien para continuar la labor de alguien que le toca dejar el poder y busca, por medio de estos personajes, dar continuidad a sus obras o proyectos.
En Panamá las campañas políticas, nunca terminan, tenemos varios periodos en donde una vez electo un presidente, quien pierde decide comenzar su campaña inmediatamente, incluso tenemos los últimos tres presidente que perdieron en su primer intento y lo lograron en el segundo. En esta ocasión hay dos candidatos que participaron para vicepresidente en la elecciones pasadas, lo paradójico es que uno ganó y el otro perdió, pero ambos ahora son oposición. Cosas de la política criolla panameña, que nunca termina de sorprendernos.
En ese aspecto salen los denominados delfines, que no son más que personas que van a correr apuestas bajo el apoyo o manto de quien detenta el poder en el gobierno o en un partido. Para nadie es un engaño que en Cambio Democrático ningún candidato crece solo, todos dependen del apoyo de Ricardo Martinelli. De los que se autodenominan precandidatos ninguno tiene luz propia; y, en la mayoría de los casos, su respaldo proviene de la posición que ocupan en el Ejecutivo, de lo contrario no estarían ni en las páginas amarillas.
Pero qué queremos resaltar del tema de los delfines políticos, el cual dio fruto con nuestros vecinos del norte y del sur, solo que con efecto negativo al propulsor de sus delfines. Tenemos Colombia en donde Álvaro Uribe empuja la candidatura de su ministro de Defensa y hoy se encuentra encausado y señalado por la sociedad y la justicia y para colmo su enemistad manifiesta a Chávez, se convirtió en amistad para el presidente Santos. En el caso de Costa Rica, Oscar Arias carga la candidatura de Laura Chinchilla y hoy con temor a equivocarme, no existe figura que represente a la línea política de Oscar Arias en ninguna instancia del gobierno.
‘Mal paga el Diablo a quien bien le sirve’. Así reza ese viejo refrán que cada día se hace más latente en la política, por ahora todos requieren de los favores vengan de donde vengan, ya que cuando se han subido al potro y están cabalgando tienden a olvidar a sus padrinos, pasando a ser de delfines a tiburones. Son como los magistrados de la Corte que se pegan al presidente de turno y una vez nombrados se convierten en huérfanos político, uno porque el cargo se lo exige y dos porque son como dice el refrán arriba descrito.
Por ahora tenemos en carrera a dos personas, que a pulso cada uno se ha ido ganando su candidatura, Navarro a sus espaldas lleva muchas traiciones de las que ha sido víctima y quizás en el horizonte se le aproximen otras más y Varela que desistió a sus aspiraciones presidenciales para ser vicepresidente, pero que necesita hacer un mea culpa y aceptar directamente que participo de la administración del presidente Martinelli activamente, tanto en sus logros, así como en sus errores. No se puede ser selectivo en esto.
A Cambio Democrático, lastimosamente se le tiene que criticar que desde su inicio no crecieron figuras para el relevo, todas se quedaron bajo la sombra de Ricardo Martinelli, lo cual produce ese efecto que se comenta que se esté a la caza de un delfín. ¿Pero hasta dónde será leal ese Delfín? El tiempo lo dirá, por ahora corren contra el tiempo, porque hay que ser objetivos, ni el PRD ni el Panameñismo van a desaparecer como partidos políticos en la próxima elección.
Así veo las cosas, y así las cuento.
ABOGADO.