• 17/07/2024 23:00

La migración irregular y sus connotaciones para Panamá

Migrar no es un delito, es un derecho, pero según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se debe desarrollar de forma ordenada, segura y regular, es decir humana.

En los últimos días, y a raíz de las acciones sobre la migración irregular llevadas a cabo por el Estado panameño, muchos han sido los entendidos que han querido opinar, lo que se les respeta, sin embargo, solo lo hacen desde el punto de vista de los DDHH, sin tomar el amplio espectro que conlleva este fenómeno y la responsabilidad que le atañe al gobierno central como garante de la soberanía, la seguridad y la defensa del territorio nacional y sus habitantes.

Entrando en contexto, por ejemplo, en países vecinos toman la migración como un negocio, a los migrantes le colocan cintillos, elemento que les da un supuesto estatus de turista sin registro, por lo que desconocen las cifras reales de las personas que ingresan a sus países; les cobran y les dan plazo para abandonar su territorio, como se diría en buen panameño, todo el mundo suma, los delincuentes mal llamados “coyotes”, los que venden comida y bebidas, los que cobran por dar posada, los que transportan, los que dan una dudosa seguridad, entre otros. La cadena logística contempla actividades por parte de sujetos legales e ilegales, empoderando de esta forma a organizaciones criminales locales, nacionales y transnacionales.

Panamá podría hacer lo mismo y entrar en el lesseferismo regional, pero no, Panamá no puede lucrar de la necesidad y condición humana de esas personas, los panameños nos caracterizamos por ser gente empática y de muy buen corazón, sin embargo, no puedes dejar que alguien llegue a tu casa o pase por ella y a su paso haga lo que le dé la gana, o que estando en tu casa, ejecute acciones que pongan en riesgo su vida y la de los tuyos.

La cadena logística de la que no se beneficia en lo absoluto Panamá, ante las medidas adoptadas por el gobierno nacional está teniendo sus afectaciones sobre esos actores legales e ilegales, entre ellos funcionarios públicos de alto nivel, recordemos que expertos analistas señalan la “instrumentalización de las migraciones como arma”, principalmente en el hemisferio occidental, para minar y debilitar a aquellas naciones con ideología diferente a la de gobiernos socialistas. Entonces, es allí que todos los afectados ante la decisión de Panamá de cerrar algunos puntos fronterizos para contener y mitigar la migración irregular, hacen ante medios masivos de comunicación irrespetuosas y poco amigables contra el Gobierno panameño, para que suavice las medidas.

¿Pregunto?, quien le hizo caso a Panamá, cuando voz en cuello pedía que se atendiera la migración como un problema regional. Desde 2016, cuando se dio la primera oleada de migrantes irregulares cubanos. Pero como no era el problema de los países vecinos y no los afectaba, hacían caso omiso a los desesperados gritos de apoyo.

Señores respeten la autodeterminación de los pueblos, que para eso legítimamente escogieron a las autoridades que hoy los representan, y que justamente toman las medidas necesarias, no satanicen las medidas de auto protección que hoy se ejecutan, y falta ser caradura para dejar que la necesidad de la gente sea utilizada para lucrar con ella, aparte de endilgar todas las violaciones a los DDHH a nuestro país sin ellos tomar las más mínimas medidas de control contra el fenómeno y la seguridad de los migrantes.

Las consecuencias van más allá del cruce de migrantes irregulares, la descomunal afectación al medio ambiente, la transculturalización de las poblaciones originarias ubicadas en la región, los riesgos a la seguridad con elementos integrantes de organizaciones criminales transnacionales que se inmiscuyen entre las oleadas de migrantes y que buscan quedarse en los países de tránsito entre los que se encuentra Panamá, así como algunos con perfiles que indican su filiación con organizaciones terroristas globales, se convierten en verdaderas amenazas a la seguridad de cada una de las naciones y de todos sus habitantes.

Ante la campaña contra el Gobierno panameño que llevan a cabo autoridades de alto nivel del Gobierno colombiano, por las decisiones soberanas para contrarrestar el fenómeno, disminuyendo el accionar de las organizaciones criminales que lucran con la miseria humana, solo se les exige respeto y que al menos le presten una mínima atención a las causas que generan esta crisis hemisférica.

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