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- 25/08/2022 00:00
Kä nigwebotdä (Indio, paloma y gato…)
Cuando, en 1972, llegué por primera vez a la hoy llamada Comarca Ngäbe-Buglé, me di cuenta de algo que nunca percibí ni en mi casa ni en el colegio: el racismo reconcentrado que hay en nuestro país. Con el pasar de los años fui profundizando en el conocimiento de esa terrible lacra y me confirmé en que sería muy difícil erradicarla de la mente y el corazón de muchos panameños. Frases, como la sugerida en el título, dan vergüenza, pero no creo que el pueblo-pueblo sienta de esa manera. Sin embargo, se dicen, se difunden, se dan por conocidas como, por ejemplo, que las comarcas “no sirven para nada”, que “producen muy poco”, que es “demasiada tierra”, que por eso “son pobres los indios”.
Escribo sobre lo que conozco:
1. Las tierras de la Comarca Ngäbe-Buglé (CNgB) son, en su mayoría, tierras mineralizadas, que sólo sirven para sembrar árboles y, con mucho esfuerzo. Son los lugares que los colonizadores les dejaron desde el siglo XVI porque los ngäbe y sus antepasados vivían en gran parte del país. ¿Qué Israel está haciendo producir el desierto? ¿A qué costo?
2. Las comarcas no se crearon sólo para “preservar las culturas”. La CNgB se creó para detener el secular robo de tierras, por parte de los ganaderos, en la zona del Pacífico, y de las bananeras, en la zona Caribe. Si no, veamos la situación actual de los buglé de Santa Fe (que quedaron fuera de la comarca): siguen siendo robados, engañados, despojados y discriminados y cada vez más.
3. Las comarcas no son de ahora. Desde antes del principio de la república hay comarcas: en 1870, la de Kunanega; en 1914, en Toabré; en 1915, la de San Blas; en 1934, la de Kusapin y la de Alto Bayano; en 1938, la del Barú; en 1951, Los Valles (Veraguas); en 1952, la del Tabasará; etc. Todas para protegerse de la discriminación y el despojo. Conozco cartas del siglo XIX en donde se denuncia esto ante el obispo de Panamá o ante el presidente de Colombia.
4. La CNgB ha servido para dar sentido de identidad a los ngäbe y a los buglé; para detener los robos de tierras; para lograr cierta autonomía; para exigir los beneficios que cualquier panameño merece; para ir recuperando poco a poco esa maravilla que es la medicina tradicional; para consumir y producir con tranquilidad los alimentos milenarios que han dado vida a estos pueblos; para cuidar, mantener, reproducir y mejorar los bosques que todavía quedan. Eso, y mucho más, ha propiciado la existencia de las comarcas.
5. ¿Para qué sirven las comarcas? Han servido para hacer visibles a esos habitantes del país que, desde hace siglos, se les quiere hacer invisibles, ocultando sus idiomas, negándolos incluso, burlándose de sus costumbres y ritos, obligándolos a dejar sus vestidos propios, tratando de brujos a sus médicos tradicionales. Poco a poco, estas barbaridades han ido disminuyendo, en parte, gracias a la existencia de las comarcas.
6. Hay una estúpida frase que se repite mucho: “los indios reciben muchos subsidios y por eso no quieren trabajar”. En primer lugar, muchos que la dicen, también reciben subsidios y, además, tienen dinero para seguir adelante. Pero, ¿qué me dicen de los veinte mil ngäbe que van cada año a Costa Rica para el trabajo temporal? ¿No quieren trabajar? ¿O es que allá los tratan mejor y les pagan más? ¿Acaso 120 balboas al mes son suficientes para alimentar a una familia?
7. Se dice que el 96% de los que viven en la CNgB sufren pobreza. Algunos concluyen que eso indica que las comarcas no sirven. ¿Cómo se ha llegado a esa barbaridad del 96% en un país con tanto dinero? Echar la culpa a las comarcas denota una ignorancia supina. La historia de explotación, discriminación, racismo y desprecio hacia los ngäbe y los buglé, sí puede explicar ese vergonzoso 96%.
¿Por qué en vez de criticar “las comarcas” no nos proponemos hacer de este país, con los hechos, una nación multicultural, plurilingüe, en la cual aprendamos a ser tolerantes, a no imponer nuestro modo de ver y ser? Entonces sí encontraremos mucha riqueza en todos los pueblos que habitamos este país.