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- 02/02/2014 01:00
Visión del conflicto Japón-China
En los últimos años, el gasto militar de la República Popular de China se ha multiplicado más de diez veces. Además, China ha llevado a cabo actos provocativos con frecuencia a sus países vecinos como Japón, mediante la declaración de la Zona de Identificación de Defensa Aérea en el Mar de China Oriental, repetidas invasiones al territorio marítimo japonés por los buques chinos, o la imposición unilateral de la restricción de pesca en el Mar de China Meridional entre otros, convirtiéndose en la causa principal de las crecientes tensiones en Asia en los últimos años. China ha manifestado su preocupación por la ‘militarización’ de Japón. No obstante, el presupuesto de defensa de Japón se ha reducido un 6 % en la última década y, después de 11 años, la decisión de aumentar este año su gasto apenas significa un 0.8 % de incremento.
Parece que China, con una intención turbia, quiere vincular la visita del primer ministro nipón, Shinzo Abe, al Santuario de Yasukuni con la resurrección del militarismo. En el Santuario de Yasukuni, están consagrados combatientes caídos no solo de la Segunda Guerra Mundial sino más de dos millones y medio de personas que murieron en guerra desde 1853. La última visita del primer ministro Abe al santuario fue para expresar sus condolencias a los caídos y confirmar su compromiso de no volver a iniciar un conflicto bélico nunca. Rezar por las almas que lucharon por el país y mostrar respeto, es algo que practican los líderes de todos los países del mundo.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón ha mostrado la fortaleza de sus valores democráticos, el respeto a los Derechos Humanos, su compromiso a la paz mundial y la voluntad de apoyar a los países en desarrollo. Su fuerza marítima de autodefensa nunca ha provocado a sus vecinos en alta mar y el país siempre ha acatado los valores señalados en la Carta de la ONU. Estos valores están arraigados muy profundamente en la sociedad nipona, por lo que no se pueden deshacer por una visita al santuario.
Es cierto que en el pasado Japón ha causado sufrimiento a los pueblos de varios países, especialmente de Asia. Sin embargo, el gobierno japonés ha sido consistente en aclarar su postura de reflexionar la historia con sinceridad y ha expresado sus remordimientos y disculpas. La posición del gobierno de Abe no ha variado en este sentido.
Las heridas del pasado solo se curan promoviendo la reconciliación. Únicamente esto se conseguirá cuando se acerquen ambas partes. La política china, de atacar Japón con críticas sin fundamentos e inculcar a su propio pueblo el sentimiento de desconfianza hacia su país vecino, no aporta nada.
Ambos países tienen que buscar un entendimiento mutuo. El primer ministro Abe ha expresado su voluntad de cultivar la amistad con respeto, y de buscar diálogos directos con los líderes chinos, mientras tanto China está rechazando el encuentro de mandatarios. Esperamos que China cambie su actitud para que se desarrollen los diálogos entre ambos países.
*INGENIERO INDUSTRIAL Y ANALISTA POLÍTICO.