• 08/12/2021 00:00

Lo que en verdad importa

“En este día de la madre no iré a las tiendas como usualmente hacía para escoger un regalo especial para ella, hoy veo claramente que fue ella quien me llenó de regalos eternos […]”

Crecí en un hogar en donde los domingos era costumbre escuchar boleros de antaño, el Trío Los Panchos, Armando Manzanero, hermosas melodías que mi madre sabía dónde sintonizar en una emisora radial. Los domingos eran días especiales no solo por el sabor a “pancake”, la asistencia a misa y almorzar en algún restaurante, porque en este día había que descansar hasta de la cocina. Hoy, recuerdo esos días con nostalgia.

Los recuerdos formarán parte de nuestra historia, algunos de ellos se ubicarán eternamente en nuestra memoria y en nuestro corazón y otros volverán de distintas formas, ya sea gracias a un tema musical, al sabor de un delicioso jamón de Navidad o chicha de saril o al olor de la hierba seca en el verano allá en Santiago.

Mi madre falleció hace escasos cuatro meses. Se fue serena y delicadamente como lo fue su existencia, como una hoja que se desprende de un árbol y flota suavemente en el viento antes de caer en la tierra. Aún mis ojos derraman lágrimas porque extraño compartir juntas el café de las mañanas, verla levantarse de su sofá para recibirme en la puerta de la casa al llegar del trabajo, comentar las noticias del día o en esta hermosa época navideña rezar juntas alrededor de la corona de adviento, admirar las luces del arbolito y hacer el nacimiento a su manera.

En este día de la madre no iré a las tiendas como usualmente hacía para escoger un regalo especial para ella, hoy veo claramente que fue ella quien me llenó de regalos eternos que permanecerán en mí para siempre; su sola presencia fue un regalo de Dios y el recuerdo de lo que juntas compartimos me llena de júbilo. De vez en cuando esbozo una sonrisa que acaba con mi tristeza porque el recuerdo fue divertido, como lo fue nuestra vida juntas.

Hace poco leí una frase que decía que lo más importante en la vida es a quien tienes junto a ti y me haré eco de esta. Reflexionen un poco en estas fiestas y compartan con su familia, especialmente con su madre, si aún son tan privilegiados por tenerla. Organicen reuniones familiares y vivan momentos lindos, porque los buenos recuerdos nos acompañarán y animarán en momentos tristes y, si Dios permite que envejezcamos, serán esas remembranzas una placentera compañía.

Docente universitaria.
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