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- 16/08/2021 00:00
Lo ideal y lo real… Una opinión
Casi dos años después de denunciar al propietario de una vivienda, por aplicar un plaguicida en el patio de la misma, tuvo lugar la audiencia en la Casa de Paz. El juez, en base a la Ley 16, de 2016, propuso conciliar las diferencias, para resolver el conflicto y que prevalezca la paz.
Dije: “Denuncié un hecho, que involucra, por un lado, daño al ambiente y por el otro, una situación de riesgo para la salud pública; solicité peritajes, del Minsa y del MIDA”. El Juez leyó las explicaciones recibidas de dichas dependencias, ambas carentes de sustentación técnico-científica; concluyendo así: “el denunciado pidió disculpas al denunciante y se compromete a tomar todas las precauciones requeridas, la próxima vez que decida utilizar el químico”.
Al intervenir nuevamente, dije: “la ley prohíbe aplicar agentes químicos como el glifosato, en el área urbana; además, aunque las autoridades consultadas argumentaron falta de medios para efectuar pruebas, el riesgo de afectación a la salud no se debe excluir; primero, por tratarse de un agente tóxico, con efectos residuales, a mediano y largo plazo y segundo, porque se requieren estudios especializados para confirmarlos o descartarlos. Existe literatura referente a la materia objeto de evaluación, reconociendo la afectación al medio, como la contaminación del agua, así como efectos deletéreos sobre la salud, que se expresan por incremento en la incidencia de tumores malignos (linfoma y leucemia), enfermedades respiratorias, del sistema inmunológico y otras patologías”.
La administración de justicia es determinante en el mantenimiento de la paz social. El juez argumentó que una cosa es lo ideal y otra, muy distinta, lo real. Observación atinada y aplicable al sistema de administración de justicia, la Constitución establece que ésta es gratuita, expedita e ininterrumpida, no obstante, la realidad la sitúa en el extremo diametralmente opuesto. Que, en la segunda década del siglo XXI, los jueces sean designados conforme a discreción del nominador, es una realidad vergonzante. Si hay un profesional que debe poseer los máximos atributos, en cuanto a integridad moral, probidad profesional, conocimientos y destreza para interpretar las leyes, son precisamente los encargados de perseguir el delito y de juzgar a los infractores.
La carrera judicial es indispensable para sanear integralmente la justicia. Estimo que el juez debió resolver en apego al Derecho, conforme a su competencia, y correr traslado al Ministerio Público, a fin de precisar los hechos en el contexto penal y determinar la pertinencia del sobreseimiento o el juzgamiento del caso; porque frente al irrefutable daño ambiental y la magnitud y profundidad de la presente crisis sanitaria, urgen correctivos de fondo. Y si bien, lo ideal no existe, sino en el pensamiento, sería ilusorio esperar la perfección. Además, mientras prevalezca la incompetencia, la improvisación y la demagogia, lo único que se garantiza sería la corrupción, la podredumbre y el deterioro progresivo de nuestra sociedad. La politización de la justicia, como la selectividad, la rotación de fiscales y el nombramiento discrecional de jueces y funcionarios de instrucción, anuncian un escenario de pronóstico reservado… ¿Usted qué opina?