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- 25/05/2024 14:45
Fufo y Omar juegan dominó
La campaña política ya quedó atrás, según el presidente electo, José Raúl Mulino. Pero ignorando esa sentencia, un mes después de las elecciones de mayo de 2024, Omar Torrijos y Arnulfo Arias jugaban dominó y debatian intensamente.
Lo hicieron en el purgatorio, indiferentes a la opinión de quienes dudan si ese lugar existe o no. Gozaban de una eterna partida, dando fuertes golpes a la mesa de madera morena con las fichas de marfil, tal como lo hacían en el parque de los aburridos cuando estaban vivos. Así, sin apuros ni ansiedades, los dos líderes fallecidos observan y discuten sobre los acontecimientos de un país preñado de belleza y caos.
Por un lado, Arnulfo Arias, presidente tres veces (de las cuales apenas cumplió en total cinco años de mandato), representó a los burgueses interioranos del Movimiento Acción Comunal y los del Club Unión nunca lo vieron con buenos ojos.
Por otro lado, Torrijos, militar populista, lideró el golpe militar que tumbó a Arnulfo en 1968. El general se mantuvo en el poder hasta que el avión en el que viajaba se estrelló y murió en 1981. “Lo murieron”, contradiría su biógrafo, Zoilo Martínez de la Vega.
El final de Fufo fue diferente: falleció en la ciudad de Miami, siete años más tarde, durmiendo plácidamente, mientras soñaba que corría a la presidencia por cuarta vez, ¡y ganaba!
Ahora Omar y Fufo se llevan bien. Ya muertos reconocen lo absurdo de los afanes políticos y todos los días a las 3 p.m. se sientan a jugar. Sus conversaciones se desarrollan así:
—¡Paso! —grita Fufo cabreado, e inmediatamente agrega—, no lo niegues, Omarcito, lo de los auxilios económicos que dieron los maleantes de Nito y Varela empezó contigo y tu política populista. Los cañonazos de dinero que disparaste a muchos pechos malcriaron a un pueblo, al que hiciste creer que merecía todo siempre.
—No empieces, déjame quieto tu, que en la República de los Primos los oligarcas nos oprimieron desde 1904 al 68 y allí sí existía exclusión y favoritismo. El hijo de la cocinera jamás podría surgir. Pero mírame a mí, salí de una choza en Veraguas y mira adónde llegué. ¿Te he contado que en 1975 Rubén Murgas era director del diario La Crítica y me reclamó la fundación de la Asamblea de Representantes de Corregimientos? —Le respondí a Rubencito: “Ya está bueno de que en este país solo los rabiblancos se rebusquen. ¡Dejen que mis muchachos también vivan bien, coño!”. Así que no me jodas Fufo y suelta esa doble quina ya.
—No me des instrucciones, muchacho, que mientras tus padres te limpiaban yo ya jugaba a esto. ¿Has visto cómo han cambiado las cosas en nuestra patria tan pequeña? La vieja política ha quedado obsoleta. Solo somos nombres, dinosaurios extintos por Juan Diego Vásquez y sus muchachos de “Vamos”. O por el Mayer Mizrachi ese, que con innovacion y disrupción va a revolucionarlo todo. ¡Y tu PRD es el que peor parado ha salido, general.
—No te voy a negar que les dieron palo a nuestros partidos, Dr. Arias.
—Nada de eso... mi glorioso partido panameñista no perdió tanto y aunque solo sacamos 100 000 votos ¡metimos ocho diputados! Y con esta doy la vuelta —afirmó Arias colocando por fin el doble blanco sobre la mesa. —No me vayas a mencionar ahora a Martincito, Fufo. Tu ya sabes. Estoy convencido de que ese pelao necesitó una buena dosis de rejo en la adolescencia.... debí incluir esa disciplina en las instrucciones que le di a Cirilo McSween cuando se lo llevó a Estados Unidos. Me decepciona que mi hijo no pudo aprovechar su postulación por el Partido Popular, la antigua Estrella Verde. Además, ese partido, a pesar de meter 350 000 votos, logró apenas dos pinches diputados.
—Cambiando el tema, ¿escuchaste lo que dijo el otro día Chapman?
—¿Chapman padre o hijo?
—El hijo es el que Mulino acaba de nombrar para atender los tamales que dejó Hector Alexander. Me refiero a Chapman padre.
—¿Qué dijo Champan padre?
—Bueno, en realidad, no es lo que dijo, sino lo que escribió. Encerrado durante la pandemia, en 2021 escribió un documento que dice verdades. Entre otras cosas, explica que en Panamá los gobernantes y los gobernados tienen un pacto tácito que permite a la gente evadir impuestos a cambio de no exigir cuentas claras a los políticos. Eso no es sostenible a largo plazo. —Fufo sonreía con cinismo mientras colocaba un doble tres. —¡Dale, Omar, carajo, que te piensas cada jugada como si fueras a perder o a ganar algo! Ya estamos muertos. ¡Juega y ya! Esto es solo para gozar.
—A pesar de su crecimiento económico Panamá sigue siendo igual de desigual que cuando nosotros estábamos en el poder. Ahora, la gente no solo vive entre cucarachas y ratones ¡también conviven con sicarios!
—Concuerdo, doctor, y no te olvides de la inseguridad jurídica después de que aquel grupo de revoltosos liderados por ambientalistas de Tik Tok, rechazaran la minera y cerraran el país por siete semanas. —Omar se encogió de hombros. —Provocaron que se cancelara el contrato de la empresa con el gobierno. Eso con nosotros no hubiera pasado, Fufo.
—Mulino tiene mucho carácter —contestó Fufo rompiendo un silencio largo— Sonríe poco, pero no le ha temblado ni le temblará la mano cuando tenga que hacer lo necesario para que los inversionistas que crean empleo vuelvan a confiar en Panamá. ¡Y eso que siete meses antes de la elección ni siquiera figuraba como candidato y ganó a pesar de la incertidumbre propiciada por la Corte Suprema de Justicia, que no emitió un fallo sobre la demanda para inhabilitarlo, hasta la mañana del viernes antes de las elecciones! Omar miraba sus fichas y evaluaba sus opciones mientras hablaba con socarronería. —El problema es que los panamenios tienen que elegir entre libertad y seguridad. En las democracias habrá mucha libertad, pero no hay seguridad. Ni la que combate a los delincuentes en las calles ni la económica con la que se pone la paila caliente y se compran las pintas frías. En mi dictadura no había libertad, pero sí seguridad.
—Resígnate, general. Nosotros estamos muertos y el control y poder que tuvieron nuestros partidos, también.