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- 06/05/2015 02:00
Un alegato a favor de Eduardo Galeano
En el año de 1981, tuve la fortuna de viajar a la Habana, Cuba, como integrante de una delegación.
De Panamá, al Tercer Congreso de Economista del Tercer Mundo. A pesar de no ser economista, gracias a la gentil invitación del entonces contralor del país, Lic. Damián Castillo, quien mantenía relaciones de amistad con jóvenes críticos del sistema, junto con otros distinguidos economistas del país, tuvimos la oportunidad de escuchar a lo más granado del pensamiento que se hacía suya la teoría de la dependencia, del subdesarrollo o de los circuitos satelitales que hacían viable el gran desarrollo, aunque no en grado de determinantes de los países o naciones económicamente ricos y poderosos.
Por las diferentes salas donde estos científicos exponían, tuvimos la gran oportunidad de escuchar a un Mauro Marini, Hernando Cardozo, Vania Bambirria, Gerald Pierre, Theotonio dos Santos, al profesor Oscar Pino y Günther Franz, entre otros. La lista es mucho más numerosas. Todos coincidían en que parte del proceso de acumulación originaria de capital de varias naciones, hoy potencias mundiales, fue catapultado por el saqueo salvaje al que fueron sometidos nuestros países en los tiempos de la colonia. Posteriormente, la característica de países monocultivadores no fue un producto del azar. Fue una condición impuesta y que se convirtió en una limitación para el desarrollo diversificado de nuestra región. Negar, desde el punto histórico, que la reducción de muchos de nuestro países a la condición de semicolonias en algunos casos y otros de protectorado retardaron nuestro crecimiento y desarrollo de países moderno, ¿o acaso, se puede negar hoy que nuestros países, aunque más libre e independientes, somos exportadores neto de capital hacia esos grandes países. Hasta cierto punto es el costo necesario que tiene que pagar el continente para poder tener acceso a los avances del mundo moderno. Obsérvese que fue hasta el año de 1995 que nuestro país dio los pasos para dar el enorme salto que en materia de comunicación trasunta el país.
En el marco de los estudios económicos e históricos, de los que fue esa relación colonia-metrópolis, justo reconocerle al intelectual y escritor EDUARDO GALEANO, quien escribió Las venas abierta de América Latina. Se trata de un libro que narra y describe el saqueo al fue que sometida América Latina por parte de naciones denominadas de la Metrópolis, y que daban cuentas del atraso de nuestra región. Teniendo como base dicha obra, se decantaron diversos procesos que alimentaron posturas nacionalista, de independencia y recuperación de muchos de nuestros recursos naturales. Sencillamente, Galeano fue un interlocutor de muchos procesos que, aún antes de él, enarbolaban causas liberacionistas, teniendo como antípoda el poder imperial. Eso no se lo perdonan algunos intelectuales de derecha, que juegan a la ideologización del discurso y no al objetividad. Levantan lanzas y dardos contra el libro, endilgándolo de falta de seriedad científica y que su autor no era economista.
Por el amor de Dios, desde los tiempos de Rosa Luxemburgo, siglo XIX, esta extraordinaria economista y revolucionaria sustentaba el papel que jugaban los países de más allá del Mediterráneo en el proceso de acumulación originaria del capital de la naciones europeas en el siglo XIX y posteriormente los Estados Unidos.
¿CUÁL ES EL MIEDO A LA HISTORIA?
Gracias Eduardo Galeano por ese gran aporte de las ‘VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA'.
ABOGADO