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- 17/04/2023 00:00
Evaluar a los educadores
La Palma, Paja de Sombrero, Gualaca. _ En realidad, pienso que, por lo general, todas las personas que llegan a gobernar, entre directores y ministros, llegan a provocar problemas y no a hacer un Gobierno “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, como se dice que es el principio democrático universal.
Todos los Gobiernos, desde que tengo conciencia, han sido así siempre, y aparentemente la explicación puede ser que por una parte estos funcionarios, al asumir el puesto, se vuelven genios, o Dios les da la sabiduría infinita y todos los demás ciudadanos son, como dice la religión, “corderos de Dios”; y como ellos tienen la sabiduría infinita, o la genialidad, entonces son los enviados de Dios a crear todo tipo de alboroto, incluso los de corrupción y bandolerismos.
No sé si monseñor Ulloa estará de acuerdo con esto. Pero quien quiera que los envíe, en realidad los manda a crear muchos problemas: huelgas, protestas, demandas, quejas de toda clase; incluso hasta revoluciones. Y estos enviados son tan duros, que crean los problemas y no hay ley ni justicia que los alcance.
Bueno, con esta investidura que hemos mencionado en el párrafo anterior, la ministra de Educación ha inventado el alboroto de que los educadores sean evaluados por los padres de familia y los estudiantes. ¿Para qué se inventa esto? Siempre he sabido que un profesional graduado de una universidad o de un colegio (en caso de los maestros y maestras), es un profesional altamente capacitado; y si hubiera la necesidad de evaluar la labor que cumple, debiera hacerlo otro profesional con más experiencia y mayor nivel académico y que lo haga con métodos científicos de los que actualmente utilizan las técnicas de evaluación; pero poner a los padres de familia y a los estudiantes a cumplir tan delicada labor, ¿no es provocar una posible huelga o protesta?
Los estudiantes, por su condición de subordinación jurídica, no pueden evaluar a su profesor, porque esto conduciría a hundir lo poco de valor que tiene nuestro sistema educativo. Y si muchos estudiantes ni siquiera tienen conciencia de su labor y su obligación al hacer la tarea y fracasan, ¿cómo pueden hacer una evaluación científica de sus profesores, que muchas veces éstos tienen que andar obligándolos a cumplir su responsabilidad?
Por otra parte, hay muchos padres de familia que ni siquiera son responsables con sus propios hijos, ¿qué carácter científico asumirían al evaluar a un profesor con quien su hijo tiene fracasos? Pero pueda que surja entonces el problema espectacular de que el docente, para no ser mal evaluado y conservar su puesto, nunca fracasará a ningún estudiante.
No sé si esta modalidad estará en las modernas técnicas de evaluación; en la universidad se ha intentado, pero esto es un absurdo, porque los estudiantes evaluarán siempre con la emoción, y no con la técnica.
Creo que este alboroto debe ser revisado científicamente. Si el problema es que hay que ver si el docente cumple o no con su obligación en el aula de clase, para eso están los supervisores y los directores de escuela o colegio, y la Ley les da las facultades y la metodología para realizar esta supervisión de manera científica, y no arbitraria, como muchas veces se hace, violando todos los derechos del docente y provocando injusticias y arbitrariedades, como la que se quiere hacer con el nuevo alboroto de evaluación docente.
¡Por favor, Dios mío, ilumina a los gobernantes con sabiduría a favor del pueblo y el desarrollo del país sin alborotos ni corrupción!