• 14/11/2023 00:00

Para entender

En el caso panameño, la codicia y avaricia de todos lo sectores económicos dominantes, han hecho que no se respete las reglas del modelo de dominación. Emergen entonces los gérmenes de la corrupción, la pobreza, etc.

“Porque una afirmación cierta sobre un hecho social puede (y es lo más probable) transformarse en una mentira si el hecho a que se refiere es desprendido del todo social del que forma parte integral; es decir, si el hecho es aislado del proceso histórico que le dio origen”, Paúl Baran (El Compromiso del Intelectual).

La situación que actualmente estamos viviendo es una crisis del modelo económico neoliberal. El asunto minero no ha sido más que uno de los agujeros por donde estalló la pus. Es un modelo que, entre sus principios destacan el predominio del mercado y el orden. Estos dos componentes contienen herramientas para protegerlo de sí mismo, pues la necesidad insaciable de ganancias por parte del capital, siempre lo moverá a los excesos. Entre algunas de esas herramientas se muestran el respeto a la eficaz y verdadera libre competencia y el cumplimiento estricto de la normativa juridica positiva en manos de sus operadores de justicia. Sobrepasar esto por la ambición, provoca inexorablemente las distorsiones estructurales que conducen a las crisis sociales, mismas que, desde el punto de vista burgués, ponen en peligro la dominación política y económica.

No debe confundirse las crisis de modelo económico, con las crisis hegemónicas de poder político de las clases dominantes, pues son dos cosas distintas. Un modelo económico hace crisis, cuando sus mecanismos de autodepuración dejan de funcionar, provocando los conflictos sociales. En una crisis hegemónica de poder, las clases dominantes coinciden con el modelo económico, pero no en quién las dirigirá en el proceso productivo y por ende, en la repartición de las riquezas.

En el caso panameño, la codicia y avaricia de todos lo sectores económicos dominantes, han hecho que no se respete las reglas del modelo de dominación. Emergen entonces los gérmenes de la corrupción, la pobreza, etc. En los anales de la historiografía política istmeña, la mayoría de las crisis han sido hegemómicas de poder y la actual, por primera vez, de modelo económico.

Un ejemplo de crisis hegemónica de poder político de las clases dominantes, fue lo ocurrido en 1987. Allí se peleaban quien comería primero del futuro pastel de la reversión canalera, ante el resquebrajamiento de las relaciones entre la cúpula militar y la CIA. En ese momento, el modelo económico aún lograba satisfacer las necesidades de la población, así que ésto no fue un problema. De allí que las clases dominantes y el pueblo estaban en una misma trinchera, pues aquellas lograron articular un discurso “civilista” que la población compró.

Como quedó dicho, lo de la minera no ha sido otra cosa que el hartazgo de un modelo, cuyo fracaso se adelantó por la conducta de una burguesía panameña ignorante en su formación política e ideológica. No se trata entonces de una crisis hegemónica de poder, por cuanto que todos los sectores económicos están de acuerdo con el modelo y todos se han servido y se sirven de él. La prueba es la participación sucesiva de todos los gobiernos en los procesos de corrupción, llámese Odebretch o Minera Panamá.

No se trata tampoco de una conspiración desestabilizadora de izquierdas. La incapacidad de las clases dominantes les impide entender el fenómeno y por eso recurren ahora a campañas en todos los medios, en donde de lo único que hablan es de las “pérdidas” del empresariado y del cuco de Venezuela, discurso desfasado que puede calar en la clase media, más no así en la masa popular, pues “…cuando el estómago habla, el cerebro calla…”.

Para la izquierda es un deber “profundizar el avance y consolidación de las posiciones revolucionarias…” aprovechando las crisis, cualquiera que estas sean, siendo en ello consecuentes con su discurso político, no ideológico. Por eso los únicos que en esta crisis han de tener una beligerancia efectiva en términos de “acumulación política…”, serán los movimientos populares. Esto por la sencilla razón de que en la actual crisis de modelo, son el único sector político que aún con sus errores y desaciertos, dijo no a la minería desde el día uno.

A desmedro de lo anterior, quizá se pregunten por qué en 1987 la izquierda no pudo capitalizar políticamente en la crisis?: sencillamente porque la crisis no era de modelo económico como lo es ahora. En aquellas circunstancias y siendo consecuentes con su postura ahora sí ideológica, no podían sumarse a una cruzada civilista, a sabiendas de que servía a los propósitos de un sector de la burguesía.

Es un asunto que la sociología y la ciencia política lo explican muy bien. Para eso no se necesita ser comunista ni nada que se le parezca. En 1988 en mi tesis de grado, señalé que Panamá se caracteriza por tener crisis políticas hegemónicas cada 30 o 35 años. Ello obedece a que los sectores dominantes han sido incapaces de desarrollar un modelo propio de dominación nacional, pues siempre han dependido de las directrices que salgan del barrio de La Cresta.

En todas las crisis anteriores, nunca el pueblo había cuestionado el modelo económico. En algún momento esto iba a suceder. Nuestro pueblo viene sufriendo violencia de Estado desde hace al menos 40 años. Qué podían esperar?. Esta es la primera vez que la gente empieza a cuestionarlo, siendo su mejor Universidad, el crujir de sus entrañas.

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