¿Cómo se enfrentan las pandemias en el mundo?

En primer lugar, se ha podido constatar que sobre la COVID-19 y otras pandemias existe una gran cantidad de informes, estudios y noticias, que una vez seleccionados podrían permitirnos un mejor análisis comparativo para entender mejor lo que ocurre en Panamá y cómo sacar provecho de las lecciones que nos dejan; unas difíciles y otras extraordinarias.

África es uno de esos ejemplos. Recientemente, a fines del mes de agosto de 2020 el continente se declaró libre de poliomielitis, debido a un proceso de vacunación masiva a los habitantes, principalmente niños de todas las edades. Nigeria fue el último país en declararse libres de polio luego de un esfuerzo continental.

La otra lección relevante fue el control del Ébola en Liberia, debido al papel de la salud pública a través de la ética de la trazabilidad, el aislamiento de los infectados y la cuarentena de los contactos y de las personas saludables y evitando el hacinamiento y la aglomeración. Algunos de los factores que contribuyeron a este resultado fueron: la determinación gubernamental con apoyo externo, y la relativamente pequeña población, que apoyó las medidas de prevención por una adecuada comunicación estatal. Ética de la trazabilidad, sin vacunas.

El siguiente caso es el de la Nación Navajo que ha sufrido en algunas de sus comunidades los efectos más graves la pandemia de la COVID-19. De acuerdo con algunos estudiosos los nativos americanos han sido invisibles a sus inequidades por muchísimo tiempo, a pesar de que son comunidades extraordinariamente resilientes y muy fuertes. Se espera que esta pandemia sirva para llamar la atención de las autoridades a cumplir con las promesas acerca de una adecuada educación, cuidados médicos y una infraestructura de salud pública para las comunidades tribales en los Estados Unidos de Norteamérica. La pregunta pertinente sería ¿y los indígenas en Latinoamérica están bien atendidos por sus respectivos gobiernos?

Camboya es un caso en donde hubo 125 casos del COVID-19 en la primera mitad del año 2020, con un 70% debido a viajeros que llegaron desde el exterior del país y el resto fueron contactos ligados a esos casos. Camboya, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud pudo mantener bajos sus casos, incluyendo pruebas, aislamiento, trazabilidad, cuarentena y cuidado de la salud. Pero aclarando que su éxito se debió a los esfuerzos de control y prevención de la infección epidemiológica, también a las inversiones previas en seguridad social y vigilancia, un liderazgo de su gobierno, a la cultura camboyana de no darse la mano como una costumbre regular y por una población dispersa y muy joven.

Finalmente, el día 27 de agosto de 2020, el presidente de los Estados Unidos de América prometió resolver el problema de la pandemia con una vacuna que estaría disponible a fines de este año. La pregunta, sabiendo que existe un movimiento antivacuna, muchos de quienes son también antimascarilla: ¿cuál será el impacto de esta promesa en el voto si, además, las imágenes de la televisión mostraron un público presente, apiñado y sin mascarillas, con excepción de muy pocos casos? ¿Será ese público también antivacuna?

Para Panamá lo sustancial sería el aumento significativo de pruebas al punto que no sature el trabajo de los laboratorios y se impida una rápida expedición de los resultados, una excelente y agresiva comunicación al público en filas y en el transporte masivo, y la asignación de recursos para insumos y salarios y para una capacitación suficiente y necesaria para el personal sanitario y un llamado a los hospitales privados a colaborar con su personal especializado. Todo esto fácil de decir, pero difícil de poner en práctica.

En nuestro país debe mantenerse el uso de la mascarilla, cubrirse los ojos con un protector facial o lentes especiales, mantener la distancia corporal y lavado de manos. Para quienes deseen una mejor información podrían atender el curso sobre COVID-19 y Trazabilidad ofrecido por la Universidad de Johns Hopkins.