• 06/01/2025 00:00

El quincuagésimo primer aniversario del 9 de enero

Hoy honramos la memoria de los mártires de la gesta del 9 de enero de 1964, que le imprimieron hace cinco décadas un nuevo rumbo a la historia de la República. El 9 de enero es una fecha única, singular, excepcional y no puede ser asimilada a ninguna otra fecha.

Si situamos hechos y fechas nacionales en un sistema de coordenadas, el 9 de enero marca el punto más empinado en el camino – en la línea, muchas veces agonal, recorrida hasta llegar a la fecha culminante que es el 31 de diciembre de 1999.

El diálogo sostenido el jueves 8 de enero de 2004 en la cadena radial KW Continente por el laureado poeta e historiador Álvaro Menéndez Franco y el abogado y periodista Leonel Blaisdell sitúa, en su justa perspectiva histórica, los hechos acontecidos en que fueron y que impulsaron el gran movimiento nacional que culminó con la concertación de los Tratados Torrijos – Carter que significaron la restauración de nuestra soberanía en toda la dimensión nacional y la transferencia a manos panameñas del control absoluto y la administración del Canal de Panamá.

Por su alto valor y significación histórica me permito hacer una cita parcial del diálogo radial al que antes me he referido:

“Blaisdell: Cuál fue la real causa que precipitó esa fecha histórica, porque han dado versiones..., pareciera que todas coinciden un poco, pero usted que ya es un historiador muy profundo, quisiera que nos avocáramos a esa gesta en donde los institutores iban a la Escuela de Balboa, qué es lo que se conoce..., no los dejaban llegar con el pabellón...

Menéndez Franco: La causa es la firma de un convenio de las banderas, entre el presidente constitucional de Panamá, don Roberto F. Chiari, y el presidente constitucional de los Estados Unidos, John F. Kennedy. Este convenio se firma a finales o a mediados de 1962, y consiste en que allí donde hay una bandera norteamericana hay que izar una panameña porque el Canal de Panamá se hizo gracias a las dos naciones.

Blaisdell: Pero, Lindon B. Johnson ya era presidente cuando se dio el asunto, no..., ya habían matado a Kennedy, no...?

Menéndez Franco: A Kennedy lo matan en noviembre del 63. Y el convenio había entrado en vigor en enero del 63 y habían pasado 11 meses. Entonces el Dr. Jorge Illueca, un gran patriota, era el director del diario El Panamá América y publica un editorial, recordando que va casi un año en que no se ha puesto en ejecución el convenio, que se debió poner en ejecución en enero del 63 e izar al lado de la bandera norteamericana la nuestra, porque el canal es producto del capital de ellos, pero el territorio es nuestro. Entonces, sencillamente, se va creando conciencia.

Cuando sale el editorial, los estudiantes del Colegio Superior de Balboa comienzan a serruchar una asta, porque ya el gobernador de la Zona había salido. El señor Parker había salido ese mismo 7 a rendir informe ante el Senado norteamericano, pero él ordena poner astas en todo lugar para que icen las dos banderas. Sin embargo, los estudiantes y los padres de familia norteamericanos serruchan el asta. Hasta este momento, esa asta serruchada está ahí donde ahora es la sede de un centro con el nombre de Ascanio Arosemena. Y ellos van serruchando el asta para que nadie ice una bandera panameña y van escribiendo en los cerros de la Zona del Canal, “Canal Zone for ever”, “Zona del Canal para siempre”. Entonces los estudiantes graduandos del Instituto Nacional, los de la Asociación Federada, o sea la AFIN, y otros grupos le plantean al rector Dídimo Ríos -un insigne profesor, cuya tesis de graduación es sobre el 3 de noviembre- que ellos quieren la bandera que se usó el 12 de diciembre, para luchar contra el Convenio Filos-Hines, y que se conserva en una urna de cristal. Y él les dice: cuídenla y vayan prudentemente. Ellos van a cantar el himno, ya que no la pueden izar. Al llegar los 200 estudiantes muy cerca del colegio secundario, los intercepta la policía y les dicen amablemente que pueden dejar pasar una delegación de 10 ó 12 de muchachas y muchachos uniformados.

Que lleven la bandera, como no se puede izar porque han recortado el asta, que la muestren y canten el Himno Nacional. Ese es un acuerdo con la policía de la zona, pero cuando están cantando el himno los padres de familia que están en el alto del colegio que tiene un balcón hacia el lugar donde están las astas, les comienzan a silbar y a tirarles latas de sodas y chupones de naranjas y los estudiantes zoneitas se abalanzan y ellos esperan que la policía los defienda y esa policía que minutos antes los invitó los ataca a garrotazos y rompen la bandera.

Ese es el chispazo. La lucha es por el cumplimiento de un convenio. Los estudiantes no pedían el Canal ni el desmantelamiento de las bases militares; solamente pedían el cumplimiento de un Tratado. Pero resulta que cuando ese convenio se firmó, uno de los jefes de la Policía de Balboa, demandó al presidente Kennedy ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Y, unos meses después, la Corte falló diciendo que el presidente tenía la razón al firmar con el presidente panameño para mejorar las relaciones en el sentido simbólico de que la bandera no es bien material sino un bien espiritual que podía acercar a las dos naciones.

Al cumplirse un aniversario más de la gesta heroica del 9 de enero de 1964, es justo destacar que las presentes y futuras generaciones están compelidas a rendir permanente tributo de gratitud y de reconocimiento a los “aguiluchos” del Instituto Nacional, nuestro “Nido de Águilas”, y a los mártires de la patria que abrieron el camino a las grandes reivindicaciones concretadas por Omar Torrijos Herrera en los Tratados del Canal que logró concluir y firmar con el Presidente Jimmy Carter en Washington, el 7 de septiembre de 1977 en el Salón de las Américas de la Organización de los Estados Americanos, que constituyen hoy por hoy, nervio, sustancia y esencia del sagrado patrimonio de nuestra nacionalidad.

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