• 26/11/2024 00:00

El picante del Idaan

Es evidente que el Idaan anda mal desde hace rato. Todo mejorará cuando se saque la politiquería de las instituciones públicas

En la inauguración de equipos del Idaan que mejorarán el suministro de agua en las comunidades de Panamá Norte, días atrás el presidente Mulino tuvo palabras altisonantes contra los trabajadores de esa institución, pidiéndole al director que se deshiciera de los “zánganos” que allí laboran y no hacen nada.

Un conocedor de las denuncias que he interpuesto en mi vida política desempolvó un artículo que había escrito en El Panamá América el 29 de septiembre de 2000, hace más de 24 años, preguntándome que si el presidente se refería a lo señalado allí. Tal escrito se refería a la denuncia que el 27 de septiembre de ese año, presenté en la Fiscalía Electoral, en compañía de mi entonces socio, Víctor Martínez, con el objeto de hacer del conocimiento de la fiscalía que en la sede principal del Idaan, en la Vía Brasil, en la Gerencia de Servicios al Usuario, regentada por Xiomara Pérez de López, cada quincena solicitaban a algunos funcionarios, nombrados por la entonces administración del Idaan¸ dirigida por Carlos Sánchez Frías, que entregaran en efectivo la contribución que les correspondía como su cuota regular para financiar actividades de Cambio Democrático (CD).

Dicha tabla era entre el 6 % y el l0 % del salario. La cantidad de delitos electorales que se encontraron en los dos allanamientos realizados ese mismo día por el fiscal electoral Gerardo Solís, nos dejó a todos sorprendidos y perplejos, agravado por el grado de impunidad con que se cometían.

Habíamos dicho al fiscal Solís que la funcionaria denunciada disponía en su despacho un documento impreso hecho en Excel, donde anotaba las personas que mensualmente cancelaban esa cuota, que depositarían en cuenta que CD mantenía en el Banco Nacional. Además, se comprobó que el cobro “voluntario” de esa cuota era a nivel nacional. El control del Idaan fue confiado a CD por haber apoyado a la presidenta Mireya Moscoso. Como actuaban con tanta impunidad, todo estaba totalmente documentado y sin problemas pudo decomisarlo la fiscalía. Los agarraron con las manos en la masa.

Se pudo comprobar que los dineros eran recogidos por Marcos Roger, jefe de Informática del Idaan, quien lo entregaba a Ramón Martinelli, diputado del Parlacen, tesorero del CD y empleado de Ia entidad, algo prohibido para esos diputados. Depositaban lo recaudado en la cuenta No.01-000-4071 del Banco Nacional. Posteriormente se descubrió que la cuenta fue abierta sin ninguna resolución del partido, violando todos los procedimientos del banco. Por supuesto que la entidad bancaria nunca fue investigada. Se comprobó que los cobros “voluntarios” se hacían fundamentados en la Resolución de Junta Directiva de CD de 3 de marzo de 2000, firmada por su presidente, Ricardo Martinelli B., su secretario general, Jaime Arosemena y su tesorero, Ramón Martinelli. Una copia de dicha resolución reposaba en los documentos que encontró el fiscal.

En esa tabla de aportes “voluntarios”, los que ganaban entre 200 y 300 balboas (trabajadores manuales, mensajeros,) debían pagar B/2.00 al mes. Los que ganaban entre 301 y 500 al mes (chóferes) aportarían al fondo 5 balboas por mes. De 501 a 750, el equivalente al 3 % por mes; de 751 a 1000, el 4% de su salario y los que ganaban 1001 y más, el equivalente al 5 % de su salario. Lo que denuncié está contemplado en el Artículo 130 de la Constitución que prohíbe a los funcionarios cobrar cuotas o contribuciones a empleados públicos para fines políticos, aún a pretexto de que son voluntarias, delito igualmente desarrollado en el Código Electoral. Dicho delito se incluyó en nuestra carta magna en la Constitución de 1946 para evitar se repitiera la práctica de Arnulfo Arias de exigir cuotas partidarias a los empleados públicos.

El final de historia terminó como siempre. Los autores intelectuales no se investigaron. A Ramón Martinelli, por ser del Parlacen, por su inmunidad, nunca siquiera lo llamaron a declarar. Sánchez Frías, a pesar de que era el ejecutor del ilegal y abusivo cobro, se quedó como si nada en su cargo, aspirando años después como candidato a diputado por el Partido Popular en Las Tablas. Fueron 8 o 9 los destituidos y condenados por los ilícitos cometidos. En buen panameño, los más pendejos fueron los que pagaron los platos rotos. Es evidente que el Idaan anda mal desde hace rato. Todo mejorará cuando se saque la politiquería de las instituciones públicas. En eso estamos de acuerdo con el presidente Mulino.

*El autor es analista político

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