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- 20/11/2024 02:55
El banco de la familia panameña
En los albores del proceso revolucionario, una pequeña empresa publicitaria se abría paso en el difícil mundo de la publicidad. Si bien no eran muchas en este ambiente, ya resaltaban por sus méritos, que yo recuerde: don Alberto Conte, Fernando Eleta, Tony Fergo, Rogelio Díaz, entre otros. Esto, al igual que lo sigue siendo hoy, era un mercado muy competitivo, donde la creatividad de sus rectores hacía la diferencia.
Mi padre, Ricardo (Chito) Bustamante, fue pionero en utilizar los buses y taxis para fijar publicidad. Tenía el monopolio para instalar sus anuncios en la mayoría del transporte público de Panamá, Colón y Zona del Canal, con los que firmó contratos de exclusividad. Mi trabajo durante las vacaciones consistía en acompañarle de madrugada, que era cuando los buses llegaban a las piqueras, a quitar o poner anuncios. También fue el precursor en los años 50 de la instalación de módulos de metal que ideó y mando a fabricar a Hojalatería Panamá, similares a un buzón de correos y que servían de recipientes para basura, mientras él utilizaba sus cuatro caras para instalar publicidad. Esa empresa se llamó Gabinetes Publicitarios LOB, por sus socios Félix Luciani, Miguel A. Ordoñez y Bustamante; luego nació publicidad Promogral para hacer realidad sus inquietudes en este campo. Lo recuerdo cuando, siendo yo un muchacho, mi papá logró convencer al gerente general de la Caja de Ahorros, señor Rogelio Orillac, de que él gozaba de la experiencia necesaria para manejar y participar como creativo del presupuesto publicitario de la Caja de Ahorros. Ese logro lo comprometió tanto que, luego de algunas semanas de esfuerzos, nació en su mente la frase: “El banco de la familia panameña” que adorna el encabezado de este escrito.
Tuve el placer de acompañarlo a la gerencia de la Caja de Ahorros, mientras mostraba al gerente los primeros spots publicitarios que había concebido con la genial frase. El señor Orillac quedó tan encantado con el lema, que luego de participar a la junta directiva, ordenó que fuera utilizado tanto en la papelería como en toda la publicidad de la institución.
El éxito de esta cuña fue tan grande que su logro trascendió nuestras fronteras, y la revista Succesful business en su edición de julio de 1969 reconoce por esta acción a mi padre como un líder latino en su campo. Han pasado 55 años y la frase que nació de la mente de mi progenitor: “El banco de la familia panameña”, ya forma parte del ADN de generaciones de panameños que, gracias a este lema que les genera tanta confianza, la prefieren a la hora de elegir una institución financiera.
* El autor es comisionado de Derechos Humanos