• 25/04/2023 00:00

Educación en ciudadanía; reto para los sistemas educativos

“[...] (la) meta 4.7 del ODS 4 se convierte en un elemento central de ese modelo educativo que nos prepara [...] para jugar nuestro rol de ciudadano en el marco de nuestras sociedades locales, [...]”

La meta 4.7 del Objetivo de Desarrollo Sostenible número cuatro, referente al compromiso de los Estados con la educación de calidad, señala lo siguiente: “para 2030, garantizar que todos los alumnos adquieran conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas, mediante la educación para el desarrollo sostenible y la adopción de estilos de vida sostenibles, derechos humanos, la igualdad entre los géneros, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y de la contribución de la cultura al desarrollo sostenible, entre otros medios”.

Esta ambiciosa meta nos estimula a profundizar primero en el alcance de la descripción que efectúa la misma y luego en la o las formas de concretarlo.

La idea básica o central es la de desarrollo sostenible y corresponde entonces precisar qué entendemos por tal concepto, sin perder de vista que el contexto que caracteriza la descripción de dicha meta hace inferir que se refiere a un desarrollo sostenible con varias connotaciones. Desde el punto de vista socioeconómico-ambiental, este implica el desarrollo de acciones y proyecciones que permitan lograr un desarrollo humano integral sin destruir o comprometer el medio ambiente que debemos entregar a las siguientes generaciones; esa que es una tarea tan desafiante como necesaria para los sistemas educativos, no sólo la apropiación conceptual, sino, sobre todo, en el comportamiento y el quehacer de cada persona que habita el planeta.

Pero la meta 4.7 del ODS 4 también hace mención directa de otros aspectos que incluyen la educación en ciudadanía, cuando se refiere a otras conductas y comportamientos que deben incorporarse en los niños y jóvenes en formación, tales como los derechos humanos, la igualdad entre los géneros, la formación de una cultura de paz y no violencia, la valoración de la diversidad cultural y del rol de la cultura en ese desarrollo sostenible.

Entonces, debemos profundizar en los desafíos que implican estos requerimientos de la educación en ciudadanía, es decir, que ese desarrollo sostenible al que se refiere la Unesco, con estos elementos implícitos en el concepto, compromete la formación de un ciudadano con visión, conocimientos y, comportamientos holísticos, puesto que la sostenibilidad aquí planteada no se circunscribe a los aspectos meramente ambientales o físicos, sino a todo lo que implica la sobrevivencia y resiliencia de la especie humana sobre este planeta, dentro de las mejores condiciones de civilización.

Si la educación de calidad implica, fundamental y esencialmente, preparar a los niños y jóvenes para la vida, esta meta 4.7 del ODS 4 se convierte en un elemento central de ese modelo educativo que nos prepara para enfrentar la vida con responsabilidad y capacidad para jugar nuestro rol de ciudadano en el marco de nuestras sociedades locales, pero sin perder de vista las responsabilidades globales que en esta materia son determinantes para la continuidad de la vida y el desarrollo de la sociedad planetaria. No es posible renunciar a algo tan trascendente.

Ex viceministro de Educación.
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