Dos generaciones: dirección correcta

El PRD, históricamente, era un partido pluriclasista y plurideológico y no un colectivo electorero, y precisamente, Omar Torrijos se refería a “los amos de ojos azules”, por “los amos de ojos chocolates”. Esta es una filosofía que, en la actualidad, se pone de manifiesto, en los últimos años, después de la invasión norteamericana en nuestro país. El partido no se puede manejar como una subasta, ya que el capital sigue moviendo sus tentáculos para “colar” sus caballos de Troya.

En esta coyuntura, debe prevalecer el relevo generacional, dándole oportunidad a la sangre nueva y renovada, pero orientado con lo que llamamos “la vieja guardia” del partido. Me llama la atención que existen muchos dirigentes jóvenes de orígenes humildes, entre ellos recuerdo al abogado Luciano Yanes Ortiz, valioso profesional, honesto, ético y humilde.

Me acuerdo de que, desde joven, ha participado en las luchas históricas del partido, ocupando importantes puestos, delegado de la juventud, delegado en diferentes congresos, primer subsecretario nacional de asuntos legales del partido; en fin, un militante vertical y consagrado, es por ello que dirigente de ese nivel son importantes para aportar al desarrollo del país.

Por otro lado, me refiero ahora a la sabiduría y experiencia comprobada del amigo ideológico Luis “Lucho” Gómez, no sé dónde se encuentra, pero es un valioso dirigente del partido, con sobrada solvencia moral, fue diputado de la República, luchador social, hombre de convicciones firmes y que representa un ejemplo para las actuales y futuras generaciones. Además, ocupó el honroso puesto diplomático de embajador de Panamá en la República de Cuba.

Hoy, me vienen a la memoria, en estos momentos difíciles, viejos patriarcas al partido de Omar hoy desaparecidos, tales como Rigoberto Paredes, Gerardo González, Rómulo Escobar Bethancourt, Ascanio Villalaz y Ricaurte Soler, entre otros dirigentes que sería difícil enumerar.

Apelamos a un partido que apoye, sin precondiciones algunas, a las gestiones de Gobierno, no podemos cambiar el rumbo cuando la dirección es correcta.