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- 23/11/2024 00:00
Analizando la gran victoria lectoral de Donald Trump
Obviamente la elección presidencial del 5 de noviembre en Estados Unidos fue un rechazo y repudio abrumador y total a la plataforma, y agenda radical marxista/atea del partido demócrata. La mayoría silenciosa de negros, blancos, hispanos, judíos, cristianos, hombres, mujeres y jóvenes vieron cómo los demócratas y su neo-marxismo estaba destruyendo la fibra moral, la dignidad, los principios y valores de su país. Vieron cómo sus hijos pequeños estaban siendo indoctrinados y mutilados con la aprobación de médicos y con sanción gubernamental del abuso infantil, la locura de género y la imposición del socialismo/ateísmo a una sociedad espantada, por lo que respondieron con una voz unificada y rotunda en las elecciones, repudiando y rechazando la locura demócrata.
Todo indica que los líderes demócratas no han reconocido ese rotundo y abrumador mensaje electoral y no han hecho una introspección “post mortem” para comprender y abordar la realidad de su desastre electoral y aceptar que su absurda agenda progresista no está funcionando. En cambio, se aferran obstinadamente a la mentalidad de que los que votaron por Trump son el problema y los que se negaron a votar por Kamala Harris y su desastrosa agenda son racistas y misóginos. Con esa mentalidad, los demócratas nunca deberían ganar otra elección. Están convencidos que no hay manera que la gente ponga sus intereses económicos, los precios de la gasolina, el costo de la vivienda o el costo de los alimentos por delante de una supuesta “mujer negra” que se negó a resaltar cuáles son sus verdaderas creencias e intenciones.
Los demócratas con obstinación han destruido políticamente su partido simplemente para proteger los supuestos “derechos” de inmigrantes ilegales, de transexuales, homosexuales, abortistas, traficantes y usuarios de drogas, bandas criminales, etc., y luego dicen no entender por qué la mayoría de la población votó en su contra. Siguen creyendo que tienen las mejores y más progresistas ideas que necesita su país.
Donald Trump acaba de revelar al público estadounidense y al mundo la profunda locura y falta de sentido común dentro del partido demócrata que necesita ser profundamente psicoanalizado. Son ellos los que están creando estos esquemas política, social y racialmente ambiguos y perversos, pero siguen culpando a Donald Trump. El último plan detestable de los demócratas ahora es presionar al presidente Joe Biden para que renuncie para que su vicepresidenta Kamala Harris pueda convertirse en la primera presidenta mujer y “negra” en la historia de Estados Unidos, aunque sea solo por dos meses.
Los demócratas se han convertido en un culto ofensivo que ha tenido por años como máxima prioridad tratar de destruir a Donald Trump, en una campaña coordinada de manipulación, deshonestidad mediática y distorsión de los hechos de parte de instituciones gubernamentales, educativas, de élites y artistas de Hollywood, en un intento desesperado y criminal de impedir que Trump recupere el poder, desplegando todo tipo de tácticas, maniobras y medidas sin precedentes, incluyendo la utilización de las fuerzas del orden público y el Departamento de Justicia como arma y dos intentos de asesinarlo. La mayoría de los medios de comunicación alrededor del mundo deberían pedir perdón a sus oyentes y lectores por haber abandonado por completo los principios y la ética periodística solo para oponerse a Donald Trump.
Encima de la mala suerte electoral demócrata, una gran cantidad de minorías raciales de todos los grupos demográficos estadounidense, incluidos grupos negros, hispanos, judíos, asiáticos, musulmanes, jóvenes y blancos, han votado abrumadoramente por un nazi, un racista, un misógino, un violador, una amenaza existencial, etc., y le han dado una victoria aplastante con profundas ramificaciones a nivel mundial.
Trump ganó el colegio electoral y el voto popular de manera abrumadora en su tercera victoria electoral consecutiva, lo que nos retrotrae al fraude electoral del 2020 en donde Joe Biden supuestamente recibió 81,2 millones de votos populares, mientras que los resultados electorales de personajes como Ronald Reagan, Barack Obama, Bill Clinton y George Bush, en ningún momento han podido sobrepasar los 65+ millones de votos populares, pero Biden superó a todos ellos por casi 16 millones de votos, lo que resalta la naturaleza muy anómala de su “victoria” en el 2020.
En el 2020, Trump recibió 74,2 millones de votos frente a los 81,2 millones de votos de Biden, lo que suma un total combinado de 155,4 millones. Hasta ahora, en el reciente ciclo electoral del 2024, Trump ha conseguido 74,7 millones de votos y Kamala Harris 71,1 millones, lo que suma un total de 145,8 millones de votos. ¿A dónde han ido a parar los restantes votos de los demócratas si se considera que esta elección es la más votada de la historia de Estados Unidos? La supuesta victoria electoral de Biden en 2020 destaca como un limón agrio. Todo el mundo puede comprobar estos resultados electorales en línea y sacar sus propias conclusiones.