Canto de dos amigos

El cantante puertorriqueño (también nacionalizado dominicano) Danny Rivera tiene la facultad de cantar y al hacerlo su audiencia experimenta la sensación que la piel se le eriza. Tan solo de elevar el tono al adquirir la expresividad que connota el sentimentalismo del verso, genera dicho efecto en el público. Por tal razón su alrededor de setenta álbumes ha logrado un éxito sin precedentes como manifestación de un estilo único.

Yomira John, panameña y que ha vivido en varios países, ha tomado de diferentes fuentes un estilo que proyecta en su potente voz. Tiene la propiedad de asumir requiebros que le permiten manifestar varias modalidades, según el tipo de ritmo que interprete y así lleva a sus oyentes desde una lírica rica en sentimentalismo, hasta cadencias y formas más ágiles, llenas del garbo y colorido caribeño.

Ambos, conocedores de sus dotes, ofrecieron un concierto, denominado Entre amigos y fueron acompañados de una orquesta sinfónica, dirigida por dos maestros, uno dominicano y otro local. La idea era ofrecer dos intervenciones en solitario, pero con algunas melodías a dúo para combinar sus versos como cuando se conocieron en México y ella tuvo que apoyarlo con Para decir adiós durante una gira que hacía él en el país.

Desde que salió al escenario, Danny tuvo inmediatamente un afectuoso enganche con el público a través de las canciones tradicionales y que han hecho famoso a este isleño bohemio. Amada amante, Mi viejo, fueron parte del repertorio. Al hablar, mencionó el presente y lo demostró con varios textos no conocidos, tanto en modalidad salsa como en el ramillete de serenatas que siempre guarda y le da la cualidad de romántico empedernido.

Cuando este lírico había preparado sensiblemente a quienes concurrían a la sala Anayansi, anunció a Yomira y explicó cómo la conoció, además de elogiar la forma en que ella brindaba su colección de éxitos que ha cultivado en sus andanzas en Centroamérica, Francia, el Caribe y el sur de Latinoamérica. La cantante apareció con la dorada y desordenada cabellera y una vestimenta en blanco e inició su interpretación con su acostumbrada fuerza melódica.

El momento crucial de la noche fue la combinación de Danny y Yomira al cantar al unísono varias composiciones. Existe armonía en ambas expresiones; uno matiza al otro para darle a cada tonada el sentido que mejor exprese el contenido de sus letras hechas música. Ella se ajusta al ejercicio poético que propone el puertorriqueño y acaricia cada estrofa con un giro que involucra sensibilidad, aplomo, vuelo y se acopla al recorrido.

Inesperada estuvo la visita de Gilberto Santa Rosa, quien subió al escenario y con él se formó un trío para cantar De qué callada manera, original de Nicolás Guillén, cuya versión musical ha hecho famosa Pablo Milanés. Los cantantes, desde un sillón proyectaron el sentido profundo del poema y su letra sencilla, pero de un gran sentido amoroso.

Las figuras principales de la noche hicieron gala de su dominio del espectáculo y Danny culminó con una exposición de temas que ha interpretado en su etapa más reciente. Por esa razón su alusión a la época actual y de manera indirecta a problemas como la libertad y a la necesidad de consolidar proyectos nacionales que sean de una real naturaleza ciudadana y que posibiliten el florecimiento de la paz.

La canción en el continente tiene la doble cualidad de dirigirse a causas del corazón, pero también al contexto político. En muchos casos sus juglares han cruzado ambos dinteles sin mucho esfuerzo. Yomira y Danny han transitado tales rutas y su arte resume vivencias que todos experimentamos para hacer renacer la esperanza de un mañana mejor. Gracias por darnos la muestra de este renovado panorama con su mensaje.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

‘El momento crucial de la noche fue la combinación de Danny y Yomira al cantar al unísono varias composiciones. Existe armonía en ambas expresiones; uno matiza al otro...'