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- 12/02/2020 04:00
¿Discurso del estado de la Unión o campaña?
El discurso del estado de la Unión es un evento que se realiza anualmente en los EE. UU. Básicamente el discurso consta de un informe que da el presidente de los EE. UU, al Congreso sobre el estado del país, y usualmente, el presidente presenta las propuestas legislativas que pretende llevar adelante.
Si bien los norteamericanos son considerados pragmáticos, en este evento del tradicional discurso preservan toda la pompa ceremoniosa y los formalismos tradicionales desde 1790.
El presidente Trump desde la pasada campaña mostró tener y dominar dos características que le dan resultados. Una es que, el presidente siempre va hacia delante sin titubeos, con fuerza, como un enorme camión, y la segunda es, su capacidad para teatralizar cualquier evento o discurso, sin importar los formalismos y las tradiciones.
Así que, sabiendo el presidente Trump que decenas de millones de electores lo verían en directo —y millones más por las redes sociales—, no desperdició la oportunidad y, junto a su equipo, montaron un espectáculo, donde cada palabra, cada gesto y cada invitado especial, tenían un rol protagónico y, sobre todo, un objetivo estratégico electoral a alcanzar.
La formalidad y la relevancia del concepto original del discurso del estado de la Unión pasó a un segundo plano y, hábilmente el presidente lo transformó en un evento de campaña.
Veamos algunos detalles que llaman la atención.
En un hecho sin precedentes, le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad a Rush Limbaugh, un locutor de radio y comentarista político conservador, quien está afectado por el cáncer, y el presidente se encargó de que el mundo se enterara. Por su puesto, fue un momento muy emotivo que tuvo que haber impactado en el “target” de los adultos mayores.
En medio de tantos anuncios sobre los logros de su Gobierno —hecho que los republicanos aplaudían reiteradamente, y los demócratas ni se inmutaban—, presentó y saludó a Juan Guaidó, refiriéndose a él como “el presidente legítimo de Venezuela”, lo cual produjo un peculiar momento de aplausos bipartidistas.
Posterior a este saludo, volvió a reforzar su retórica diciendo que: “... el socialismo es malo, destruye países” y, si recordamos, en eventos pasados le agregaba la coletilla de “... y los demócratas son socialistas”. Usando a Guaidó, buscó reforzar su relato y llegar al “target” del electorado hispano.
Para acentuar aún más su mensaje, al momento de hablar de los logros en materia de salud, dijo: “Para aquellos que miran en casa esta noche, quiero que sepan: ¡nunca dejaremos que el socialismo destruya la atención médica de Estados Unidos!”.
Teniendo en cuenta que la salud es un tema muy sensible entre la mayoría de los ciudadanos americanos, en especial para aquellos de menores recursos, el presidente con este mensaje intenta, por un lado, blindar su argumento de que “El socialismo es malo y, los demócratas son socialistas” y por otro, conectarse emocionalmente con ese “target” de electores a través de un problema de la vida cotidiana.
Mencionó entre otros logros, que en su Gobierno la tasa de desempleo es la menor de toda la historia, en especial para los afroamericanos. Luego, se refirió al esfuerzo que hace una madre afroamericana —sentada en la galería con su hija— para darle la mejor educación; entonces, el presidente se une al esfuerzo y, le anuncia el otorgamiento de una beca a la niña, para que asista a una mejor escuela. Evidentemente su deseo era llegar al “target” de los electores afroamericanos.
Siguiendo su discurso, habló del sacrificio que hacen los soldados al estar lejos de sus familias; por supuesto, no faltó la presencia de la esposa de un militar con dos hijos pequeños e inmediatamente les anuncia el regreso de su esposo, quien, con entrada triunfal en la galería, se funden en un abrazo el militar, su esposa e hijos y, el auditorio aplaude de píe. Sin dudas un momento muy emotivo que buscaba conectar con su base electoral y, muy probablemente lo haya logrado.
En otras oportunidades hemos comentado que, en política, la comunicación debe tener un alto contenido emocional para facilitar la conexión entre el elector y el candidato. Este es un buen ejemplo, el presidente Trump aprovechó la oportunidad y estructuró un discurso que se salió de todos los estándares protocolares del pasado, enfocándose en su objetivo estratégico electoral.
Surge entonces la pregunta: ¿Habló el presidente o el candidato ya en campaña?
Todo indica que lo hizo el segundo, y que, además, de mantenerse los actuales escenarios, el presidente Trump, será reelecto.