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- 03/08/2020 00:00
La dirigencia desconectada
Las primeras civilizaciones surgieron alrededor de las grandes masas de agua dulce que permitieron el avance, la consolidación y la complejidad de la cultura humana. Así tenemos que aquellas que supieron llevar el agua más allá de los límites físicos del individuo, se convirtieron en imperios.
Estas grandes urbes destinaron importantes recursos en proporcionar a la población el vital líquido y las obras de infraestructura que les sobreviven son muestra de la importancia que le dieron. En el pasado ni al tirano más cruel y despiadado se le ocurrió la idea de desproteger a sus propios súbditos, eliminando eso que los hacia avanzar. El agua es un recurso esencial para la vida tal como la conocemos, pero a nuestra clase en el poder instituido no le importa y nos manda “a buscar el agua en el río”.
A esa misma clase dirigente, sin visión de futuro, no le interesa el fortalecimiento de la educación pública, como activamente han hecho las principales economías del mundo. El caso de Singapur es palpable, pues, en 1965 su PIB era de los más bajos y ahora es una de las economías más envidiables del mundo. Este pequeño país, con una población similar a la nuestra, tiene un gasto público en educación de más del 28 % de su PIB y Panamá un miserable 3 %.
Pero nuestra clase económicamente favorecida nos dice que “debemos tener cuidado … de elevar los estándares de la educación pública para que esto no conlleve a la destrucción de la educación privada”, esta visión es completamente cortoplacista y solo piensa en el beneficio económico inmediato.
Bajo el paragua de estos ideólogos de la inmediatez, que son incapaces de vislumbrar el país de aquí a 20 años, es que podemos entender que tenemos los mismos problemas “mutatis mutandi” de hace 30 años atrás. A ellos no les interesan ni las necesidades básicas de población ni la educación pública ni los trabajadores ni los profesionales ni los pequeños empresarios, pues, lo único que les importa es que cada cinco años se gire la rueda de los mismos problemas.
Es una dirigencia desconectada de la población que dice representar; el Gobierno, las leyes y las instituciones públicas solo representan un medio para satisfacer sus intereses económicos.