• 19/07/2022 00:00

Diálogo consensuado solución a la crisis

Debido a la situación actual es impostergable y obligatorio establecer una política de austeridad del gasto de funcionamiento del sector público y redirigirlo a inversiones, para promover el empleo, la demanda de bienes y servicios

Después de tres semanas de disturbios y marchas provocadas por la insatisfacción de un pueblo cansado por falta de respuestas a los graves problemas que enfrenta, se firmó el domingo, 17 de julio, en Santiago, Veraguas, un acuerdo entre dirigentes de la Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (Anadepo) y el Gobierno Nacional, para congelar el precio del galón de gasolina en $3.25.

Es necesario señalar, que este hecho ha sido denunciado por la dirigencia de otras organizaciones involucradas en el movimiento de demandas sociales y protestas. La Alianza Pueblo Unido por la Vida, mostró su repudio, inconformidad y rechazo, por la firma de un acuerdo de manera unilateral e inconsulto efectuado por representantes de Anadepo, por lo que anunciaron que mantendrán e intensificaran las protestas.

No obstante, es necesario recomendar a los grupos demandantes mantener un corredor humanitario a lo largo del país, que permita el paso de ambulancias, personal de salud y pacientes que requieren servicios médicos. Incluyendo los camiones de combustible y tratamientos de agua del IDAAN.

Lo cierto es que, de considerar resolver el conflicto con prontitud, corresponde al gobierno demostrar voluntad política. Hay que tender un puente llamando a integrar una sola mesa de negociaciones franca y productiva que dé solución efectiva y rápida a la crisis que vive la nación, salvo que exista un propósito subyacente para desarticular el movimiento solidario popular o entregar la Patria a foráneos.

Frente a estos hechos, la opinión pública está consciente de que los detonantes de la actual crisis, más que los factores externos de guerra y alza en el combustible, han sido la acumulación del descontento popular causado por la indolencia de gobiernos pasados y presente, frente al agobio de un pueblo asfixiado por el continuo aumento del costo de vida y disminución del poder adquisitivo, mientras la corrupción, prebendas, clientelismo, botellas, nepotismo, mal uso de los recursos del Estado, permisibilidad de evasión fiscal, ausencia de transparencia y rendición de cuentas, entre otras, galopan sin cesar y pareciera ser el norte de los gobiernos.

Si de verdad lo que se quiere es resolver la problemática, se requiere fijar y consensuar la ruta a seguir en dos fases. La primera para resolver la problemática coyuntural actual, incluyendo el combate frontal inmediato a la corrupción, de manera rápida y eficaz, que evite se profundice la crisis. Y la segunda fijar una ruta a seguir a corto y mediano plazo, que busque y concrete alternativas viables para lograr el establecimiento y ejecución de políticas económicas equitativas, que eliminen monopolios y oligopolios que distorsionan el mercado, sobre todo en los medicamentos e hidrocarburos, encareciendo el costo de vida, así como políticas sociales que garanticen educación, salud, alimentos, servicios básicos a toda la población. Caminos, carreteras y puentes a nuestros aborígenes. Solo así lograremos disminuir las desigualdades para alcanzar un desarrollo sostenible con justicia y paz social.

Es impostergable y obligatorio establecer una política de austeridad del gasto de funcionamiento del sector público y redirigirlo a inversiones, para promover el empleo y con ello la demanda de bienes y servicios, lo que contribuirá a reactivar la economía. De igual manera es imprescindible instituir mecanismos eficaces de transparencia y combate a la corrupción en todas sus modalidades. Además de una fiscalización y control efectivo del gasto público. Solo así el gobierno podrá recuperar un poco la credibilidad y confianza perdida.

Economista y educadora
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