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- 16/12/2022 00:00
La destitución de un presidente
La Palma, Paja de Sombrero, Gualaca. _ Dicen que no es bueno hacer leña del árbol caído; pero, como mucha gente ha salido a opinar sobre la destitución de Pedro Castillo en el Perú; pues, me gustaría dar la mía.
Una de las opiniones que me llamó mucho la atención fue la del editorial de La Estrella de Panamá del día 9 de diciembre, el cual fue titulado “El fracaso de la izquierda”. No estoy muy seguro de que en la destitución de Castillo haya algún fracaso; pero de lo que sí me parece estar seguro es de que el fracaso no es solo de la izquierda, sino también de la derecha, del centro, del lado y del otro lado; porque por la forma en que se han estado dando este tipo de destituciones (Bolivia con Morales, Brasil con Runselft y otros), al parecer no es por causa del fracaso, sino por fines oscuros que están atentando contra los principios elementales de lo que se ha mal llamado “democracia”.
El caso de Castillo es una clara manifestación de que las fuerzas ordinarias antidemocráticas han atentado contra el país, y contra todo el orden social pacífico de Latinoamérica entera (no pretendo defender a Castillo, porque creo, como algunos han dicho, que este señor cometió algunos errores). Pero por la forma en que se llegó a su destitución, debiera ser de preocupación para la izquierda, para la derecha, y para el centro. De todas las acusaciones que se le hicieron, la última fue la más ridícula; se le acusó de “incapacidad moral”.
Me gustaría que un politólogo serio y científico me dijera qué significa esto, si era que Castillo iba desnudo a la Presidencia, o hacía exhibicionismos entre las secretarias o se quedaba con el vuelto, o no tenía ningún respeto con los demás; es inverosímil esta acusación y sumamente peligrosa para cualquier presidente, que aún siendo de la derecha, intente no seguir los lineamientos de los grupos mafiosos.
Hay una abogada en el Perú, de apellido Vidal, que comentó que en una de las acusaciones que hizo el Congreso alegaban que Castillo cometía actos de corrupción; pero que más de la mitad de los miembros de Congreso anda en actos de corrupción o se sospecha de ellos; incluso hay uno acusado de violación “infraganti” en su propia oficina contra una mujer.
Un presidente normal de la mal llamada “democracia”, que intente hacer algo en beneficio de pueblo, pero que perjudica a los grupos mafiosos, de seguro será destituido por “incapacidad moral”. Pero tal vez lo más inmoral que ha sucedido en la destitución de Castillo es que la vicepresidenta, actual presidenta, que llegó al puesto por Castillo, y no por ella misma, asume el cargo y se juramenta ante el Estado Mayor de las fuerzas armadas. En otro lugar, creo que se le llama traición. Ahora está ordenando, no sé si por ella misma o por las fuerzas armadas, la represión contra el pueblo que pide “democracia” en las calles.
Pareciera ser que los augurios soplan vientos de dictaduras duras y blandas, como las que tuvimos en las décadas de 1970 y 1980. En estos años estas dictaduras destruyeron cualquier intento de “democracia” en este país, y en casi toda Latinoamérica; pero ellos alegaban que lo hacían por la democracia.