• 15/09/2023 00:00

Derrotado y prófugo

“La victoria de Noboa será un portazo más a la hermandad plutomarxista regional, expresión que he inventado recientemente para señalar a los maduros, ortegas y demás delincuentes que se enriquecen robando mientras invocan la lucha de clases comunista”

Ecuador posee una economía escasamente diversificada, con altos índices de informalidad, criminalidad y delincuencia. Realmente es una lástima, porque el ecuatoriano de a pie es afable, respetuoso, trabajador y tiene profundas convicciones familiares. Además, el pueblo ecuatoriano profesa profunda fe.

Ahora bien, la política del país es un reto diario y con fecha en el calendario, como reza una conocida canción, por cuanto sus políticos gozan de mala salud, como en todas partes, el terror ha incursionado en la política asesinando autoridades y candidatos, su democracia es de baja intensidad y arrastra mucha conflictividad. Frecuentemente el Congreso se excede y abusa del poder que le otorga la Constitución confeccionada -tras zarpazos al orden constitucional- por el expresidente prófugo de la justicia residente en Bruselas.

Ecuador se encuentra en pleno proceso electoral para un mandato presidencial complementario de 18 meses, por cuanto el presidente Lasso decretó la “muerte cruzada”, mecanismo constitucional por el cual -clausurando la Asamblea Nacional- acortó su mandato y convocó a elecciones generales.

He pasado escasos días allí y creo haber captado, quizás escaneado, el humor político del votante, una buena parte del cual es joven.

Me aventuro y pronostico la derrota del prófugo.

Así como Andrés Araúz –otrora ventrílocuo del prófugo de la justicia– fue derrotado en la segunda vuelta por el actual presidente Guillermo Lasso en el 2021, incluso habiendo obtenido casi un tercio de los votos válidos, la candidata a protectora presidencial del parlanchín del socialismo del siglo XIX, Luisa González, será abatida por Daniel Noboa en octubre próximo en la segunda vuelta de las elecciones ecuatorianas.

Insisto en lo del socialismo del siglo XIX desde hace luengos meses y va calando más allá de las fronteras de mi país. La razón es simple. Si alguno de sus juglares –así llamaban a los peregrinos que portaban las noticias en la Edad Media– leyó siquiera algo de Marx, se quedó congelado en el invierno de Londres, cuando se calentaba con calderas de carbón y el autor de “El capital” disfrutaba –cómoda y contradictoriamente– del capital de su esposa Jenny von Westphalen. Ella, también escritora y alemana, fue además una importante agitadora comunista de entonces.

Luisa González, de 46 años, carente de aureola rutilante, participó en altos cargos en el Gobierno de su mentor y financista. Ahora reivindica un pasado que llama glorioso y que, más bien, fue un capítulo infame en el que el prófugo y su agilosa banda asaltaron todo lo que pudieron para lo cual alimentaron un Estado populista y omnipotente.

El partido que postula a González mantuvo la primera minoría parlamentaria. Ella –quien silba en varios idiomas sobre los ataques a la libertad de expresión de su padrino– representa el pasado y, acaso, las tres balas en la cabeza que silenciaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio hace poco en Quito.

Remontar esa extendida percepción y presentarse como una alternativa decente y sensata resulta un “trip” con amnesia “haze”, la más pura marihuana y que justamente se cultiva en su tierra.

Muy rezagado en todas las encuestas, Daniel Noboa, de 35 años, sorprendió entrando por los palos a la segunda vuelta rozando la cuarta parte de los votos. Su formación académica incluye un grado en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, una maestría en Administración Pública en Harvard, una maestría en Comunicación Política y Gobernanza en la Universidad George Washington y un MBA en Kellogg School.

Hijo del cinco veces candidato presidencial Álvaro Noboa, supo transmitir la frescura de una opción joven, empática con la ecología, con la inversión privada y con los grupos vulnerables. Tomó distancia de los políticos mayores –incluyendo a su padre–, gestionó silenciosamente una afinada maquinaria electoral y logró ser asociado con la encomiable labor de su madre en las brigadas médicas, iniciativa que auxilia a personas de escasos recursos que necesitan atenciones especiales.

Salvo el electorado de dos candidatos descartados, Zurita y Bolívar y algo más, el voto popular se inclinará por el joven Daniel Noboa. En adición, estoy convencido de que el póker de ases –juventud, preparación altamente calificada, propuesta económica focalizada en la competitividad y la expansión de los programas sociales– sellará la derrotará de la dupla Correa-González, conteo electoral limpio mediante.

Antes o después de ser elegido presidente, el joven Noboa debería volver a leer o leer a dos grandes clásicos: Sun Tzu –en “El arte de la guerra” hay más de 20 máximas aplicables a la política– y a Maquiavelo. Sus reflexiones y señalamientos deberían permitirle construir rápidamente poder y anticipar lo que pueda hacer el prófugo porque, aún derrotado, sigue actuando.

La victoria de Noboa será un portazo más a la hermandad plutomarxista regional, expresión que he inventado recientemente para señalar a los maduros, ortegas y demás delincuentes que se enriquecen robando mientras invocan la lucha de clases comunista.

Peruano, PhD en Ciencia Política, graduado en la ENA e internacionalista.
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