• 05/06/2023 00:00

¿Derechos de quién?

“Como HUB logístico internacional, y por el impacto que tenemos en el comercio internacional, no estamos en una posición de darnos el lujo de paralizar nuestra actividad comercial por horas”

El pasado jueves, primero de junio de 2023, en lo que debió ser la celebración del inicio de un nuevo mes, nuevos objetivos, nuevos retos y nuevas oportunidades que capitalizar para el sector productivo de nuestro país, amanecimos en un caos producto de múltiples protestas por parte de distintos grupos de distintos sectores en el país, protestando cada uno por distintas razones, algunas entendibles, otras injustificadas. Pero, en conclusión, negando de forma severa el derecho al libre tránsito que todos tenemos, e interrumpiendo drásticamente las cadenas de suministro de todo tipo de rubros a nivel nacional. En esencia, paralizando el país por muchas más horas de las que se debió permitir en un principio. No es primera vez, ni última que esto pasará.

Soy fiel partidario del libre derecho a protestar que todos tenemos, pero no puedo dejar de preguntarme, ¿por qué cuando un grupo con un interés particular quiere protestar, no va y protesta por todo el tiempo que pueda y considere necesario frente a la institución o entidad que en efecto puede o debe hacer algo al respecto? ¿Es legítima la propuesta? ¿Son legítimas las intenciones que la manifiestan o existen intereses ocultos?

¿Por qué son los niños que van camino a sus escuelas, los trabajadores que van camino a ganarse la vida, los estudiantes universitarios, y las empresas que contribuyen enérgicamente al desarrollo de este país los que deben pagar la cuenta de estos cierres autoritarios? ¿Cuál es el debido rol de las autoridades en pro de hacer cumplir la ley cuando estas situaciones se dan? En mi opinión, las autoridades deben hacer valer su responsabilidad de mantener la Ley y el orden en todo momento, y de garantizar el libre tránsito de todos los ciudadanos.

Distintas organizaciones, tanto públicas como privadas, estiman que las pérdidas causadas por cierres en vías tan importantes como la Interamericana o Cuatro Altos en Colón oscilan entre tres y cuatro millones de dólares por hora. Adicional al gran impacto negativo hacia la imagen que proyectamos al exterior y nuestras ambiciones nacionales de consolidarnos como un verdadero Hub logístico global. Solo hace falta leer la carta enviada al administrador de la AMP por parte del vicepresidente senior de la naviera MSC, donde expresa lo siguiente: “Si Panamá aspira a ser un Hub logístico global y así atraer inversión y comercio internacional, debe aplicar estándares de servicio público a los puertos y garantizar certeza legal”, “Una imagen como esta amenaza el sistema portuario panameño y la carga que pasa por Panamá”.

Entre múltiples oportunidades de mejora que tenemos en materia logística, como habilitar los servicios portuarios a veinticuatro horas los siete días de la semana, renovar por completo la avenida Randolph en Colón, vía por la que transita un 52 % de la carga nacional y está en pésimo estado, y la infraestructura de carga a nivel nacional, tenemos el reto de implementar estrategias de gestión de crisis más efectivas en cuanto a estos cierres. Como HUB logístico internacional, y por el impacto que tenemos en el comercio internacional, no estamos en una posición de darnos el lujo de paralizar nuestra actividad comercial por horas. En logística, cada hora es una eternidad.

Reitero mi respeto y creencia en la protesta, pero invito a los que en algún momento requieran manifestarse, que lo hagan ante las autoridades competentes, y a que dejemos de hacernos daño entre los que generalmente no podemos hacer nada al respecto.

Por un Panamá líder mundial en materia de servicios logísticos, próspero y, sobre todo, libre.

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