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- 21/07/2022 00:00
El Estado de derecho, el pacto social y la crisis nacional
El Estado de derecho de toda nación, y su principal norma local, la Constitución Política, responde a sus realidades socio políticas, culturales e históricas. Es decir, son un reflejo de la sociedad y su momento, construido o creado por su pacto social. El Derecho y las Ciencias Políticas siempre han ido, e irán de la mano.
Por ende, la Constitución Política de 1904, cuyo nacimiento corresponde a la República, respondía a un orden constitucional establecido en el marco de una era democrática limitada por los compromisos internacionales del Estado panameño con EE.UU. La del 1941 es recordada por el fortalecimiento de los derechos sociales, el reconocimiento del sufragio a la mujer panameña, y el control concentrado de la constitucionalidad de las leyes.
La de 1946, cuyos padres lo fueron Moscote, Chiari y Alfaro, es reconocida casi unánimemente como la mejor de nuestras constituciones, y estableció un sistema democrático con pesos y contrapesos.
Finalmente, con cambio de régimen, producto del golpe militar, tenemos la vigente de 1972, aunque en palabra de grandes constitucionalistas, sus profundas reformas de 1983 la hacen merecedora del título. Es decir, la constitución vigente debería ser reconocida con el año de 1983, debido a sus profundos cambios y alejarse en demasía a la de 1972.
Independiente de lo anterior, el punto es que está más que claro es que la sociología, la historia y el momento político tienen gran inherencia en la Carta Magna.
¿Pero qué tiene que ver con todo esto con la crisis nacional que vivimos? Pues que nuestro modelo político está colapsado, afectando nuestro Estado de derecho y, por ende, empeorando la crisis nacional que vivimos.
El doctor Ebrahim Asvat tuiteo que: “Lo que paga el gobierno hoy es el precio por el abuso en contrataciones, incentivos, nepotismo, falta de transparencia en medio de una crisis sanitaria que desestabilizó el ingreso familiar de miles de panameños”. Ariel Corbetti piensa similar, al decir: “En nuestro país, desde hace ya un tiempo, las Instituciones públicas están sumergidas en una crisis de credibilidad y de confianza y, por consecuencia, en una crisis de legitimidad.”
En síntesis, en medio de esta crisis social y económica que vivimos, mientras resolvemos los graves problemas de las familias panameñas, no podemos olvidar fortalecer nuestro Estado de derecho, estableciendo un nuevo y moderno pacto social, con un sistema político eficiente.
El país de normas, es decir nuestro Estado de derecho, pueden colaborar para fortalecer nuestra institucionalidad, limitando a quienes detentan el poder. ¿Se imaginan que nuevas reglas nos permitan tener mejores diputados? Se imaginan que la administración de justicia sea efectiva y condene a todos los que cometen actos de corrupción, teniendo así, más recursos para la seguridad, educación y obras públicas. ¿Se imagina usted que nuestro Estado de derecho sea efectivo para frenar los abusos del poder de quienes gobiernan, evitando o combatiendo el nepotismo, los abusos, el clientelismo y demás?
Estamos claro que los países se construyen en base a las personas, y para esto, requerimos a su mando a los más honestos y capaces. Es decir, las normas no son suficientes. En consecuencia, a largo plazo debemos apostar a la educación, que fomente la ciudadanía, el civismo, y que nos ayude a construir un pacto social que deje atrás lo que nos ha llevado a esta crisis.
Esta crisis, también es una oportunidad para fortalecer lo intangible, pues con un Estado de Derecho, un nuevo pacto social y un nuevo modelo político, ayudaría a la eficacia y eficiencia de la administración publica para resolver las legítimas necesidades de lo mas importante de todo: La gente.