• 18/12/2024 14:15

Decodificando valores: obsolescencia programada

¿Alguna vez se ha preguntado por qué no pueden cambiar las baterías de su audífono portátil o por qué después de 2 o 3 años su impresora mágicamente deja de funcionar y se ve obligado a reemplazarla, sin poder arreglarla? Hace 100 años, el 23 de diciembre de 1924, las principales compañías de producción de focos, entre ellas Osram, Philips y General Electric, firmaron un acuerdo clandestino para limitar la duración de los focos a 1.000 horas, creando así el Cartel Phoebus. Esta fue una distintiva reducción de calidad a los focos que Edison produjo a finales del siglo XIX con una duración de 1.500 horas y más. Luego de años de competencia por producir focos de más duración, las grandes empresas crearon un cartel para limitar su calidad con el propósito de vender más, una común práctica que continúa hasta hoy, apodada como la obsolescencia programada.

Esta práctica no solo prioriza las ventas por encima del medio ambiente, sino prioriza las ganancias sobre el consumidor. Recientemente, Netflix publicó un documental titulado Compre ahora (Buy Now) que refleja esta norma, una gran contribuyente a la cantidad de basura innecesaria que se crea en el mundo. El documental menciona terribles prácticas como el fast fashion, la inhabilidad de cambiar baterías (limitadas a 18 meses) y la planeada inhabilidad de arreglar aparatos. Usando gráfica computarizada, visualizan cómo la basura del mundo cubriría las más grandes metrópolis, Sydney, Nueva York y París. Lástima, la televisión no transmite el hedor, el asco y las enfermedades que fomentaría esa situación, que en realidad existe en ciertas playas de países tercermundistas y dentro del océano mismo como en las manchas de basura del Pacífico y del Atlántico norte. En ellos se reúnen millones de toneladas de desechos humanos, matando a los animales y destruyendo el medio ambiente.

El documental presenta a exejecutivos de compañías multinacionales como Adidas y Amazon quienes no pudieron vivir con las normas de mercadeo agresivo y de producción de baja calidad. El documental menciona datos espeluznantes sobre el consumismo mundial, como que todos los días se botan en el mundo ¡13 millones de teléfonos celulares! (según la revista Popular Science son 14.5 millones cada día).

La exejecutiva de Amazon explicó cómo la compañía minimizó el tiempo en que una persona desea algo y lo compra; por ejemplo, la compra con una sola pulsación “one click buy”. Si hace tres décadas debíamos planear, salir de la casa, ir a una tienda, ver, hasta decidirnos hacer la compra, hoy podemos hacerlo en segundos desde la cama, antes de irnos a dormir, con el producto llegando a nuestra puerta al día siguiente. Esto promueve una cultura de compra impulsiva y gastos innecesarios, pues no siempre compramos lo que de verdad necesitamos. Ella dio una simple solución: si sientes un impulso por comprar algo, espera unos días. Si todavía lo sientes es posible que la compra sea necesaria. Yo hace años que peleo la compra impulsiva evitando salir de window shopping, saliendo solo para comprar algo específico. En muchas ocasiones, entiendo, puedo arreglármelas sin tal compra (por ejemplo, reusando algo o comprando de segunda mano más barato). Así “ahorro” esa innecesaria compra nueva. También me esfuerzo por donar lo más posible, especialmente ropa de niños.

Otra sugerencia como consumidores es ser conscientes, valientes y no dejarnos persuadir por compras baratas, que a la larga son más caras, haciendo la matemática: si compramos un par de zapatos de $30 que nos duran dos años, esto significa nos costó $15 por año. Pero, es posible compremos un par de zapatos de más calidad por $60 que nos dure seis años, o sea $10 por año. No solo disfrutaremos de un mejor zapato, sino que su costo será menor. Pero, aunque muchas personas hacen este cálculo, hay otra consideración: el mercadeo y la moda. Las grandes compañías, no solo de ropa, se esfuerzan hoy por crear un ambiente de “moda rápida” para que más personas sientan que lo que tienen no está “de moda” motivándonos a reemplazarlo todo.

Incluso carros entran en esta categoría. En los años 50 se necesitaban entre 4 y 6 años para que el modelo de un carro saliera al mercado desde su concepción, con pocos saliendo cada año. Gracias a avances tecnológicos, este proceso se ha reducido a entre 1 y 2 años, lo que posibilita mercadear más modelos en menos tiempo.

Es nuestra responsabilidad como consumidores, no solo por el medio ambiente, investigar el mercado y no dejarnos llevar por costosas campañas publicitarias que, al final, nosotros pagamos. Hoy, con la ayuda del internet, es fácil buscar y analizar cuál es la mejor opción para nosotros, considerando que la más barata pocas veces lo es. Piense en la vida útil de un producto que, de no quererlo siendo útil, busque como donarlo o reciclarlo. Es también la responsabilidad del gobierno, nacional como municipal, fomentar el reciclaje y el reuso con incentivos tributarios y una agresiva regulación.

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