• 02/03/2025 00:00

De nuevo, la interferencia de la mano peluda

Cada día nos llega información triste, lamentable, terrible, digna de un drama terrorífico y de la cual nos debe hacer pensar que las pretensiones de la industria de alimentos chatarra para causar daño son desmedidas y por eso deben imponerles límites y regulaciones. Miren el caso del Reino Unido, donde la estrategia para revertir las tendencias de los efectos de la obesidad en la salud ha sido desafiada por la industria y simplemente las autoridades se están prestando para hacerles el juego.

Y no lo digo yo únicamente; también el distinguido experto en obesidad Jamie Oliver (https://www.bbc.com/ news/uk-6144992). Oliver es un chef, una celebridad y, por lo tanto, una autoridad en la compleja combinación de ciencias biológicas, sociales y políticas que define la lucha de la salud pública contra la obesidad. A pesar de nuestros deseos de que ocurra lo contrario, el Gobierno británico retrasará la entrada en vigencia de las restricciones de comercialización de comida chatarra. Las prohibiciones de ofertas para alimentos con alto contenido de azúcar, sal y grasa habrían entrado en vigor el pasado mes de octubre. Pero ahora estarán en espera durante al menos otro año. Igual retraso sucederá con las restricciones a la publicidad. La única parte de las restricciones de mercadeo que sigue en curso son los límites en las ubicaciones promocionales de estos alimentos en las tiendas. Estas disposiciones restringen las exhibiciones promocionales que fomentan las compras impulsivas de alimentos que se consideran poco saludables.

Estas restricciones en el marketing y la publicidad tenían el potencial de crear una sacudida en el marketing de alimentos del Reino Unido. Cuando se anunciaron por primera vez, el analista de Barclays James Anstead dijo que las regulaciones para las bebidas azucaradas podrían crear la mayor convulsión que el sector minorista de alimentos del Reino Unido ha visto en décadas. Sería sorprendente que cambios prácticos tan drásticos no tuvieran consecuencias financieras, aunque hacer predicciones exactas sería prematuro en este momento (https://www.foodnavigator.com/Article/2021/12/23/UK-HFSS-rules-the-most-significant-in-store-changes-seen-in-decades-but-will-they-hit-unhealthy-sales#:~:text=%E2%80%9CWe%20think%20that,%E2%80%8B%20Anstead%20suggested.).

Entonces, ¿cuál fue el detonante para retrasar estas restricciones y por qué tanto revuelo por parte de la industria y de las propias autoridades? Por un lado, tenemos la perspectiva de regulaciones complejas para controlar las actividades de marketing que evolucionan a una velocidad vertiginosa, incluso en ausencia de presiones regulatorias. Por lo cual, las reglas que tienen sentido en un momento determinado, rápidamente se vuelven obsoletas. Y los mercadólogos son creativos.

Además, la definición de comida “poco saludable” parece cambiar constantemente. Hemos visto el cambio de enfoque de la grasa a los carbohidratos, al azúcar, al ultraprocesamiento, etc. De hecho, la definición se deriva de correlaciones que a menudo no se sostienen en estudios controlados sobre la reducción de su consumo. Es por eso que la definición sigue cambiando. Lo que no cambia es el modelo comercial que hace que las empresas de alimentos prosperen al empujarnos a consumir cada vez más alimentos dañinos. Esto es insostenible. Necesitamos un cambio fundamental hacia un modelo de negocio en el que la industria prospere vendiéndonos mejores alimentos, no más porquerías.

El Gobierno británico publicó su estrategia para abordar la obesidad en julio de 2020 y señaló que uno de cada tres niños que terminan la escuela primaria tenía sobrepeso u obesidad. También destacó sobre el vínculo que existía entre las tasas de mortalidad más altas con personas obesas y COVID-19. La prohibición de las promociones de compras múltiples entraría en vigencia en octubre de 2023, mientras que la prohibición de los anuncios de televisión antes de las 9 p.m. se retrasaría hasta enero de 2024. Pero todo eso quedó en buenas intenciones, y al final no sucedió como se había planificado. Esta es una oportunidad desperdiciada y comienza a erosionar toda una estrategia contra la obesidad. Políticas como restringir la publicidad de comida chatarra a los niños son cruciales para subir de nivel el tema y sensibilizar la población. Los padres y los niños no quieren escuchar más excusas de los gobiernos. Realmente, esperamos que los gobernantes muestren un verdadero liderazgo para brindarles a los jóvenes y a la población en general un futuro más saludable y más justo.

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