• 30/03/2022 00:00

Control de precios: economía cavernícola

“Esta nueva situación del mercado termina haciendo inaccesible a muchas personas poder comprar los productos, aun si tienen la capacidad de comprarlos, debido a la escasez. Esta situación da paso también a soluciones de mercados paralelos, como mercados negros”

La alta inflación, producto del aumento de la cantidad de dinero circulante en las economías mundiales, así como la interrupción de la cadena de suministro y el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, están trayendo de vuelta, en materia económica, a un fantasma que gran parte del mundo ha olvidado: el control de precios.

El Gobierno panameño había llegado con una promesa de eliminar el control de precio existentes en una serie de productos nacionales, pero, luego de un corto periodo de ser eliminada dicha medida para algunos rublos, no tardó en regresar a imponer el control de precio.

Ahora, producto del cierre de la economía, debido a la pandemia y la inflación, se ha propuesto una serie de controles de precios para algunos rublos económicos, como son: medicamentos, energía y alimentos, como “finalidad” de evitar que los precios sigan subiendo y terminen afectando el poder adquisitivo y la calidad de vida de las personas.

Parece algo irreal, luego de décadas, ver cómo se quiere seguir planteando que el control de precios generar un “beneficio” para las personas, sobre todo a aquellos grupos de bajos ingresos. El control de precios no es más que una medida de corto plazo, que termina beneficiando a intereses políticos y particulares que les permite tener mayor control y concentración de los mercados intervenidos.

La economía, al ser una rama de la acción humana, parece ser muy intuitiva, es por ello que muchas personas pueden tratar de entender la misma con solo ver lo que ocurre a su alrededor. Pero la realidad es que, muchas veces esa simple intuición no es correcta; muchas veces las personas atribuyen el alza de los precios a empresarios y especuladores que suben los precios con la finalidad de obtener mayores ganancias a costa de los consumidores, pero, salvo que estemos bajo una alta concentración de mercado (monopolio), los empresarios no tienen la capacidad de fijar precios en donde exista libre entrada y salida del mercado.

El economista francés Federic Bastiat logró explicar dicho fenómeno en un escrito titulado “Lo que se ve y lo que no se ve”. Muchas veces las personas solo se quedan con lo que a simple vista ven y no se preguntan o cuestionan la aparición de fenómenos como el alza de los precios.

Cuando implementan un control de precios, lo que se produce es una ineficiencia del mercado por medio de la distorsión y descoordinación de los precios; como explico Hayek (1945) en su artículo “The use of knowlegde in society”, los precios tienen una función relevante en la economía, la cual es, la coordinación de los agentes económicos (productos y consumidores) en relación con el uso y utilización los recursos limitados y escasos en el proceso productivo. Sin un sistema de precios no podríamos hacer un uso eficiente y racional de los recursos, trayendo como consecuencia escasez o sobreproducción. Sin un sistema de precios, las personas no podrían saber el valor de las cosas y, por ende, tendríamos que regresar a una condición de economía directa o trueque, la cual es ineficiente y muy limitada para la economía moderna; lo que sería igual a vivir en la era de las cavernas.

El control de precios, en el largo plazo, termina llevando a la sociedad a la era de las cavernas. En el corto plazo puede dar sensación de beneficio, dado que los precios quedan, como bien lo dice su nombre, “fijados” y terminan siendo menores a los que el mercado podría fijar bajo libre oferta y demanda. Las personas ahora tienen mayor capacidad de adquirir dichos productos, pues, su precio es menor, por lo que hace pensar que dicha medida para los consumidores es muy placentera.

La gravedad de la medida la podemos ver en el mediano y largo plazo. Un control de precios presupone la fijación tanto de un precio base como un precio tope totalmente diferente al que se fijaría en el libre mercado. Al fijar precios de manera arbitraria, sin tomar en cuenta la situación del mercado y las razones por las cuales pueden estar variando los precios relativos, lo que se termina produciendo es la decisión de los empresarios y productores de tener que salir de los mercados donde se llevan a cabo los controles de precios.

No siempre saldrán todos los productores, siempre hay empresas que , además de un mayor músculo financiero para soportar posibles pérdidas, son más productivas y eficientes, lo que les permite reducir costos y mantenerse dentro del mercado. Pero muchos de los empresarios, sobre todo en países como Panamá, donde las micro y pequeñas empresas son quienes predominan en los mercados, al no contar con la capacidad de reducir costos, terminan tomando la decisión de salir del mercado, ya sea porque el control de precios hace que tengan que vender a pérdida o el riesgo de invertir en ese mercado al precio fijado es menor al costo de oportunidad de invertir en otro mercado.

Ahora “la falla de Estado” ha traído una nueva ineficiencia (la escasez) y con ello los consumidores no podrán comprar al precio fijado la cantidad que deseaban o que pensaban que iban a poder demandar, y no es porque no quieran o no puedan, sino como efecto del control de precios, que termina barriendo la competencia, creando así un exceso de demanda que no podrá ser satisfecho, debido a que las empresas que sobreviven no tendrán la capacidad productiva de satisfacer la nueva demanda. Esta nueva situación terminar creando una concentración de mercado, ya sea como oligopolios o monopolios, donde estos podrán decidir cuánto producto colocar en el mercado, afectando así el poder de compra y la satisfacción de las personas, que incluso pudiendo pagar el producto.

Esta nueva situación del mercado termina haciendo inaccesible a muchas personas poder comprar los productos, aun si tienen la capacidad de comprarlos, debido a la escasez. Esta situación da paso también a soluciones de mercados paralelos, como mercados negros.

Economista, estudiante del MAE en QLU.
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