Este 3 de noviembre en el Palacio de Las Garzas el presidente José Raúl Mulino encabezó los actos en honor a los 121 años de la separación de Panamá de...
- 11/09/2024 00:00
China en el mundo
Durante la Sesión Plenaria del PC de China (18/7/24) se nos presentó la visión de la potencia más relevante en la historia de la humanidad. China nos enseña su carta de presentación con encomiable recato y humildad y nos revela cuál ha sido su camino recorrido y por transitar.
China confiesa obedecer a sus maestros, que incluyen a Lao Tse, Confucio y Sun Tzu, desde la antigüedad, hasta hoy, con Marx, Lenin, Mao Zedong, Deng Xiaoping y el presidente Xi Jinping, líder máximo de su pueblo que sigue impulsando la modernización y la revitalización de su pueblo y proclama el objetivo de convertirse en la primera civilización ecológica.
Potencias anteriores, llámense Países Bajos, Bélgica, España, Inglaterra o Estados Unidos, han impuesto su poderío a otros pueblos, pero estas han sido más bien temidas que admiradas, lo que no ocurre con China. Muchos siglos antes que los griegos, que Friedrich Hegel y que Marx, Lao Tsé descubrió que la dialéctica era la fuerza motriz del universo y que la misma podía visualizarse como una espiral en que interactuaban la afirmación, la negación y la negación de la negación, dando como resultado una síntesis.
La dialéctica materialista está en el origen de cada partícula del universo, pero para comprender las marchas y contramarchas del mundo habría que estudiar la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein. ¿Qué significado tiene el que China espere alcanzar un objetivo en el año 2030, mientras asegura que en el año 2050 cumplirá otro más alto? ¿Qué significado tiene que Panamá, con 121 años como nación, haya perdido su independencia en 1989 e involucionado de la neocolonia a su sueño colonial y a la “Patria Boba” de 1903?
No deja de asombrarnos que un chino llamado Bruce Lee, el más importante luchador de las artes marciales a nivel mundial y una de las personas más influyentes según Time Magazine (1999), encontrara en la filosofía china la clave de la superioridad del Kung Fu sobre todas las artes marciales restantes. ¿Qué nuevos caminos habremos de remontar para descubrir los nexos profundos entre la revolución, el Kungfu y el Ying y el Yang de Lao Tsé?
China ha sido leal a los principios: la lucha de clases no ha terminado y reviste otras formas; en la dictadura del proletariado persisten todavía los excesos de un capitalismo moribundo pero terco; la propiedad pública se defiende de los amagos de la “propiedad no pública”; la educación pública es línea roja para la “educación no pública”; la lucha contra la corrupción alcanza sus cotas más altas; la igualación entre la ciudad y el campo se incrementa, en tanto que el fin de la contradicción entre hombre y naturaleza se enuncia de la manera más transparente en China que cuando Carlos Marx la previó en sus manuscritos de 1846.
La sesión plenaria nos presenta a la potencia socialista que finca su progreso en la tecnología aplicada a su desarrollo material y espiritual, aunque su libreto no debe ser copiado servilmente.
La sesión plenaria del PC se ve obligada a adoptar un nuevo vocabulario. Así, encontramos la palabra ”compleción” para referirnos a los elementos de un todo; el término “inteligentización”, comprender la aplicación y el uso de la inteligencia artificial. También, “la internet de las cosas” para entender la interconectividad simultánea de todos los dispositivos, amén de vocablos inexistentes hasta ahora en español.
La sesión plenaria nos abruma con tareas que resultan extrañas para nuestra comprensión. China hace énfasis en la “educación moral y espiritual de los empresarios (¿utopía?) y en la educación político-ideológica en la primaria y secundaria” (¿dogmatismo?). No menos importante es la “necesidad de rectificar comportamientos académicos indecorosos” ¿Cerraremos algunas universidades?.
China seguirá enfrentando intervenciones por parte de Occidente. Pero Taiwán siempre ha pertenecido al continente; en Sinkiang el enemigo era el terrorismo extranjero, y el Tibet, sin China, hubiera sido un lejano protectorado inglés y no una Región Autónoma.
Otra paradoja es que la definición de la ”democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” (Abraham Lincoln) encuentre su plena verificación en China.
China es un faro de paz: la propone en Ucrania, en el fin del genocidio sionista contra Palestina y del bloqueo en Cuba; de las sanciones a Rusia, Venezuela y al Sur Global, y la creación de una nueva ONU (BRICS) que pondrá fin al unilateralismo y hegemonismo de Occidente. ¡Ale jacta est! (¡la suerte está echada!)