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- 18/07/2017 02:03
La Casa Wilcox: un irrespeto al patrimonio nacional
Parece que nada puede sorprendernos con este Gobierno. La intención de demoler la Casa Wilcox en Colón es un episodio más de los muchos que quedan como testimonio de una pésima visión sobre el manejo del patrimonio histórico.
No se puede concebir que la simple respuesta sea demoler esta icónica casa y no buscar a expertos que pueden resolver el problema, recurriendo a los sistemas actuales de restauración que se utilizan en el mundo.
Es ilógico pensar que ahora el Miviot presenta una propuesta de este tipo avalada por el INAC, cuando estas situaciones siempre han sido tratadas por la Comisión Nacional de Arqueología y Monumentos Históricos (Conamoh), que es el organismo encargado de formular recomendaciones mediante resoluciones o informes técnicos a la Dirección de Patrimonio Histórico.
Es importante saber que la Casa Wilcox, ubicada en el corazón de la ciudad de Colón, data de 1913 y fue construida en la época en que la provincia vivía el auge comercial de la construcción del Canal de Panamá y la reconstrucción del ferrocarril. Sobrevivió a un incendio en 1940 que arrasó gran parte de la ciudad, y es un símbolo inequívoco de la identidad y orgullo de los ciudadanos de Colón. Una estructura con tal simbolismo y significado no puede ser simplemente demolida porque intereses ajenos a la voluntad popular así lo han decidido.
La Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), igual que otros gremios, se ha sumado a las voces que no están de acuerdo con la demolición y exigen que debe restaurarse como en un principio se contempló. En declaraciones a principios de año, expresaron lo siguiente: ‘Consideramos que dichas demoliciones atentan con borrar los monumentos históricos u otros bienes muebles o inmuebles que sean testimonio del auténtico pasado panameño', recalca un comunicado de la SPIA.
La Ley 47 de 8 de agosto de 2002, que regula todo lo concerniente al manejo y decisiones sobre el patrimonio histórico, establece el trabajo que realiza la Conamoh y que hasta la fecha había sido respetado por todos los Gobiernos anteriores. Es importante destacar que está compuesto por el director nacional de Patrimonio Histórico (INAC), un arquitecto supervisor (INAC), un arquitecto restaurador (INAC), un asesor legal (INAC), un representante del Ministerio de Educación, un representante del Ministerio de Economía y Finanzas (Catastro), un representante de la Universidad Tecnológica de Panamá, un representante de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá, un representante de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, un representante de la Facultad de Ciencias Naturales de la USMA, un representante de la Facultad de Humanidades de la USMA, un representante de la Academia Panameña de la Historia y un representante de los Archivos Nacionales.
Imagínense que ante este mal presagio, el Gobierno hubiera decidido demoler el Teatro Nacional o la Catedral Metropolitana para construir réplicas u otra estructura del patrimonio panameño. Sería una nefasta experiencia para un país que pasa por una crisis de identidad y que no está haciendo lo suficiente para promover la cultura y sus diferentes manifestaciones en la población.
El patrimonio panameño está en peligro ante el abandono en que están Portobelo y San Lorenzo, los fortines de Darién, los petroglifos encontrados en diferentes regiones del país, El Nancito, los museos bajo administración del Estado. Es hora de que las autoridades despierten y presten atención a que acabar con la historia panameña es destruir las raíces de la nación.
Al final, quedan algunas reflexiones necesarias para entender al panameño del siglo XXI. ¿Qué somos sin la identidad y la conciencia de nuestra razón de existir? ¿Qué somos ante el olvido de nuestras raíces?
EXDIRECTOR DEL INAC, GESTOR CULTURAL.