• 15/12/2012 01:00

El desembarco del Brics en África

H ace poco leí un interesante ensayo de la directora de Debates del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Judit Carrera Escude, ...

H ace poco leí un interesante ensayo de la directora de Debates del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Judit Carrera Escude, sobre la condición global de África, donde esta politóloga española, sostiene que África, pese a la constante interrelación con Europa, la negación de los europeos de África como actor propio en el mundo no ha permitido ver que, en muchos aspectos, el continente africano está anticipando las formas políticas y económicas que marcarán el futuro de Occidente.

En este aspecto coincide con el historiador congoleño Mbuyi Kabunda, quien al igual piensa que África es el nuevo dorado para China, India y Brasil. Kabunda, en otro texto, África y la cooperación con el Sur desde el Sur, aborda el tema del desembarco en África de los miembros del grupo Brics: China, India y Brasil, en donde analiza la trascendencia de sus inversiones y concluye que la política de estos no suscita compasiones con los africanos, sino intereses por los recursos naturales y el acceso a los mercados.

China es el mayor socio comercial de África, su intercambio comercial con los africanos es de US$166,000 millones y sus inversiones directas son del orden de US$20,000 millones. Su estrategia de aplicar una política de préstamos a tasas de intereses bajas sin condiciones, de condonaciones deudas y de financiamientos de millonarios programas de desarrollo, sin injerencias en los asuntos políticos y de derechos humanos, les ha permitido controlar sin reticencias gran parte del mercado de materia prima estratégicas y renglones claves de las economías africanas.

Y a través de más de 2,000 empresas chinas dominan una gran tajada del comercio, las telecomunicaciones, el transporte, la industria petrolera y minera, al igual que una buena parte de los negocios de construcciones de carreteras, salud, aeropuertos, hidroeléctricas, puertos, oleoductos, ferrocarriles electrificaciones y de equipamientos militares. Así como leoninas concesiones para la tala de bosques, compras de tierras y exenciones aduaneras para inundar el comercio africano de productos chinos, que con sus competencias desleales, tienen al borde de la quiebra a las industrias locales.

En el caso de India, pese a que también ha condonado deudas a varios países, a otros les ha otorgado créditos a tasas mínimas y financia millonarios programas de desarrollo. No desarrolla una política tan avasalladora como la de Beijing. Sus intereses en África están más orientados a suplir sus necesidades energéticas y a expandir los mercados para los productos indios, que dirigidos por ahora a desarrollar una política imperialista como la china. Su intercambio comercial con los africanos de US$50,000 millones, y se calcula que dentro de dos años ascenderá a US$70,000 millones.

Brasil es el otro de los países emergentes que ha entrado en las disputas geopolíticas por el reparto del mercado africano. Durante el mandato de Lula da Silva, Brasil dio un gran salto en su política exterior hacia África, con la apertura de 19 nuevas embajadas. Su comercio bilateral con los africanos se incrementó de US$3,000 millones en el 2000 a US$29,000 millones en el 2011. Su política ha estado direccionada hacia los negocios petroleros, mineros, agrícolas y especialmente los biocombustibles. Por eso, empresas como Petrobras y Vale tienen millonarias inversiones en varias naciones africanas.

Más allá de las trascendentales inversiones que hacen estos tres países en el continente africano y las importantes repercusiones que tienen sus inversiones en el desarrollo y el crecimiento económico de las naciones africanas. Es evidente que encarnan un nuevo tipo de colonialismo, que los africanos obnubilados por sus ‘generosidades’ les han dado la bienvenida con mantos de terciopelo. Y, como advierte la analista Iraxis Bello, los vínculos de China con África representan oportunidades y peligros, porque dados los volúmenes de préstamos sin condiciones puede estar contribuyendo a un excesivo endeudamiento de los Estados africanos.

En conclusión: los africanos que lentamente se libran de las garras del saqueo y de las impositivas recetas políticas y económicas de EE.UU. y de las potencias europeas, sigilosamente van cayendo en las poderosas redes neocoloniales de China e India.

PERIODISTA Y ESCRITOR.

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