¿Movimiento totalitario en Panamá? Parte II

El ejemplo más claro del movimiento totalitario fue el que instauró José Stalin, secretario del comité central del partido comunista y director del politburó de la Unión Soviética que usurpó la estructura partidista de Lenin, e inició el movimiento totalitario liquidando la clase media y los campesinos, continuando con los obreros y los médicos, para culminar con la aristocracia administrativa del partido que le precedió, mediante el “culto a la personalidad” y desligarse de los ideales del partido de Lenin.

El sistema de mentir a todo el mundo puede ser empleado con seguridad solo bajo las condiciones de dominación totalitaria.

Durante los últimos meses, los accionistas de las administradoras de fondos de pensiones (AFP) han replicado el concepto Volksgemeinschoff en Panamá, con la mentira de que el modelo solidario con beneficio definido es una conspiración de la izquierda radical, y por sus canales de información han infundido el miedo de que no hay plata para pagar las jubilaciones, y empleando una propaganda de que solamente existe una solución viable y definitiva para la plata de las jubilaciones y son las cuentas individuales manejadas en los bancos bursátiles del dragón asiático.

Esperemos que la dictadura de la minoría -esos dueños de las AFP y miembros del gabinete- no estén replicando los modus operandi del imperio mundial “ario” o a los “bolcheviques” que ansiosos por controlar las cuotas del seguro social, beneficiarse de las externalizaciones de servicios médicos en sus hospitales o evitar la importación sin intermediarios de los insumos médicos quirúrgicos, hayan iniciado un movimiento totalitario en Panamá.

Cualquier intervención en la vida de los panameños exige una explicación y aún estamos esperando las corridas actuariales, aún estamos esperando “la verdad” técnica del sustento actuarial del anteproyecto 163. El bien común está por encima del copyright de una fórmula actuarial del representante del movimiento totalitario de las AFP. La autonomía del pueblo panameño no es una consecuencia de la ineficiencia del gobierno; es el ideal democrático.

Las democracias mueren no solo cuando la gente carece de libertad de hablar, sino también cuando el líder del gobierno no quiere validar las propuestas de los ciudadanos que le dieron el voto.