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- 04/04/2019 02:02
Obesidad: asesino silencioso que ataca desde la infancia
El día 4 de abril se conmemora en Panamá el Día Nacional de Prevención y Combate a la Obesidad. Esta condición no es más que una enfermedad ocasionada por la acumulación excesiva de grasa corporal que se relaciona con serios riesgos para la salud. Entre sus consecuencias están la progresión a la diabetes, la hipertensión arterial, el derrame cerebral, el infarto, la enfermedad de los riñones y varios tipos de cáncer.
En Panamá, la obesidad es un creciente problema de salud que afecta a uno de cada cuatro adultos. Es en este grupo de edad donde sus consecuencias se pueden ver con mayor agresividad. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en 2017 ocurrieron 19 482 muertes. Entre las diez principales causas estaban los tumores malignos, las enfermedades cerebrovasculares, las isquemias al corazón, la diabetes y la hipertensión. Precisamente, la obesidad está entre las causas de estas enfermedades que hoy día matan a los panameños.
La obesidad aparece desde muy temprano en la vida. En niños menores de cinco años, el sobrepeso, una condición previa a la obesidad, afecta a uno de cada tres niños de este país. En las escuelas, este fenómeno se intensifica, afectando del 20 % al 40 % de los estudiantes. Un estudio piloto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Escuela de Nutrición de la Universidad de Panamá, realizado en seis escuelas públicas ubicadas en Cañazas de Veraguas, Tolé y Remedios en Chiriquí, y en la Comarca Ngäbe Buglé observó que el sobrepeso estaba presente en el 35 % de 331 estudiantes. Otro estudio, realizado en cinco colegios públicos de Panamá Oeste, reveló que el sobrepeso está presente en el 46 % de 248 estudiantes.
Hasta hace muy poco tiempo, la oferta de alimentos en las escuelas no parecía estar acorde con las recomendaciones nutricionales para prevenir la obesidad. El acceso a frituras, bebidas azucaradas y otros productos altos en sal y grasas era muy fácil, que junto al poco interés por la actividad física hacían de las escuelas uno de los ambientes que más favorecían a la obesidad.
Por si fuera poco, la obesidad también tiene serios efectos biopsicológicos sobre los individuos. El exceso de peso corporal afecta a las articulaciones, provoca desórdenes del sueño y también tiene efectos negativos sobre la autoestima.
Para abordar este problema, sus consecuencias e impacto en el sistema de salud, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación han impulsado esfuerzos por contrarrestar esta epidemia. Prueba de lo anterior es el Decreto Ejecutivo Nº 1510 de 2014, que establece la Estrategia nacional para la prevención y el control integral de las enfermedades no transmisibles y sus factores de riesgo; la Ley Nº 75 de 2017, que establece medidas para promover la alimentación adecuada y estilo de vida saludable en centros educativos; el Resuelto Nº 3623 de 2017 del Ministerio de Educación, que establece la regulación de ventas de alimentos y bebidas azucaradas en las escuelas; y la Resolución Nº 49 de 2018 del Ministerio de Salud, que adopta la guía básica para la oferta de alimentos saludables en kioscos y cafeterías de centros educativos.
Más recientemente, en la Asamblea se aprobó el anteproyecto de ley 570, que establece un impuesto del ocho por ciento para bebidas azucaradas de producción nacional, con el objetivo de contrarrestar las enfermedades no transmisibles derivadas del consumo de azúcar.
Sin bien este conjunto de normativas y leyes sectoriales suponen un salto importante para abordar el problema de la obesidad en Panamá, no son suficientes. Se requiere una ley nacional contra la obesidad que involucre a todos los sectores públicos y sume a la academia, a los organismos de cooperación y a la empresa privada como aliados contra este mal, y que permita la coordinación y articulación intersectorial. La agricultura, por ejemplo, debe favorecer la producción y oferta de alimentos frescos y saludables como las frutas, las verduras y las hortalizas a precios accesibles; distintos instrumentos de protección social deben favorecer el acceso a alimentos más saludables; y el programa de alimentación en las escuelas debe ser un vehículo para garantizar el derecho a la alimentación saludable.
Desde la FAO se han apoyado diversas acciones públicas para contrarrestar la obesidad y promover sistemas alimentarios más saludables, como el desarrollo de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos, un conjunto de mensajes clave sobre cómo lograr una alimentación saludable que también orientan el diseño de políticas sectoriales en alimentación y nutrición. Panamá cuenta con guías alimentarias para la población en general y guías específicas para los menores de dos años.
Asimismo, la FAO ha apoyado en el desarrollo de un componente de educación en alimentación y nutrición, su validación y escalamiento en el marco del programa denominado ‘Escuelas Saludables', que debe ser de cumplimiento obligatorio a nivel nacional, tanto en el sistema educativo público como privado.
Acabar con la obesidad es una urgencia y un desafío para garantizar el bienestar de salud de la población panameña. Se ha hecho un esfuerzo importante en el país, pero se requiere el apoyo de todos, de la sociedad, de los sectores públicos y del sector privado para alcanzar la meta de erradicar la malnutrición en Panamá. De lo contrario, la alta carga de mortalidad y enfermedades causadas por la obesidad seguirán en incremento, deteriorando aún más la calidad y esperanza de vida de los panameños.
OFICIAL REGIONAL DE NUTRICIÓN EN LA FAO.