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- 27/08/2013 02:00
Síndrome del último año
Durante los cuatro primeros años de todo gobierno el manejo de las denuncias es sencillo, puedes obviarlas o simplemente no ponerles cuidado, ejerciendo algo del terror que desde el gobierno sin mucho esfuerzo se ejerce. Todos conocemos, cierto o no, la posibilidad de que te investigue la DGI, el Seguro Social, el Municipio, etc. Es más, en nuestro país, si la DGI te hace una auditoría programada, el auditado la vende como ‘persecución política’.
A medida que se acerque el final de la gestión, los electores empiezan a liberarse del temor, pensando que el próximo gobierno no seguirá ‘la persecución’.
Hoy, a menos de nueve meses de la próxima elección, ya el panameño empieza a liberarse del temor al Ejecutivo, se agudizan las denuncias, se profundizan los escándalos y, casi inevitablemente, comienzan las peleas internas en el gobierno.
En ese escenario, este gobierno no escapa a la historia. En el último mes, la oposición se ha vuelto más locuaz, más temeraria, más directa. De todas las esquinas y usando todas las vías, el panameño critica directamente a funcionarios. Hoy por Twitter, Facebook, en blogs y artículos, las denuncias son directas. Si algo ha sido la debilidad del actual gobierno ha sido su incapacidad de defenderse de rumores, quizás por no atenderlos ahora están falta de práctica.
Hoy, tres programas están siendo atacados y hasta ahora muy pobre su defensa. En primer lugar fue la Defensoría del Pueblo, resolviendo el problema con la remoción de la directora, luego vino el programa de AMPYME, donde la defensa también ha colapsado y dejando en entredicho las asignaciones de contratos a una misma empresa, luego el MIDES con serios cuestionamientos en los programas que maneja de 100 a los 70 y Ángel Guardián, donde el costo del estudio de inventariar a los beneficiados fue exageradamente caro.
En una situación inesperada, el tema del costo de la página web que inició la caída de la defensora del Pueblo, ahora se extiende a páginas web de ATP y otras entidades. Adicionalmente el costo de proyectos sigue siendo el talón de Aquiles de la transparencia del gobierno.
Los problemas actuales los agudiza el hecho de que varios de ellos han incluido denuncias y debates entre miembros del partido en gobierno (CD), donde vemos diputados denunciando a funcionarios y debates entre altos miembros de la cúpula del partido en el poder.
Pienso que el presidente Ricardo Martinelli está confundido con tantos flancos abiertos y poco ha podido resolver cuando a las denuncias se suman quejas populares por fallas en sus programas principales: el Metrobús, Educación, Salud y Vivienda. Yo recuerdo de mi aprendizaje en el Javier, que no importe la cantidad de problemas que enfrentes, el secreto está en resolverlos uno a uno. El consejo se lo doy al presidente, resuelva la crisis en la Educación, luego ataque el problema de la ejecución del Metrobús, luego salgan a aclarar las denuncias y finalmente volverán las aguas a su nivel.
En un año electoral, todos estos elementos afectarán al candidato oficial. Por más que el aspirante se identifique con la gestión actual, mientras el Metrobús no esté a la satisfacción de los usuarios, poco favor le hace a su campaña. Si sumamos las fallas en las promesas del ‘gobierno del cambio’, como no haber podido controlar el costo de la canasta básica, el no haber mejorado la seguridad al nivel que espera la comunidad, no haber mejorado el problema del transporte, mientras siguen comunidades sin agua 24/7 y al final del día no mejoró la educación ni la salud, ¿cómo pedir el voto para ‘más cambios’? Si el aspirante oficial no denuncia las fallas del actual gobierno, los electores no comprarán su propuesta; pero como buen acertijo, si las denuncia, pierde el apoyo del actual gobernante.
‘Nada más difícil que ser candidato oficial’, me dijo un amigo que le tocó esa difícil tarea. Sabes que para ganar tienes que criticar, pero ni tus copartidarios aprueban tus críticas. Por otro lado, los opositores se sacian con denuncias, ciertas y falsas, ya vacunados contra el miedo de las represalias, producto de sentir llegar el final del gobierno. No dudo que en estos próximos meses reaparecerán denuncias ya olvidadas, las compras del MIDES, la cerca perimetral de la cárcel de la Joya, los radares de Finmeccanica, los sobrecostos del MOP, los contratos de Salud, los aumentos de sueldo, falta de medicamentos y contratos de la CSS, el lío de las cárceles, costos del Cinta Costera 3 y ampliación a Tocumen, contratos hasta de jardinería del aeropuerto, 36 millones de un parque de seis hectáreas en Cinta Costera, los terrenos de Juan Hombrón, Paitilla, Las Cumbres, las compras de la Policía los primeros años, las camas del Ministerio de Salud, las partidas circuitales de los diputados y los $ 750,000 usados en pavos por Sergio Gálvez y tantos otros casos que ahora serán noticia a lo largo de la campaña.
El último año del actual gobierno será igual a los casos anteriores de presidentes al terminar, una acumulación de lo malo hecho denunciado por la oposición, y una letanía de obras repetidas por las campañas de divulgación del gobierno y la campaña del candidato oficial. Tocará al elector poner en la balanza lo bueno y lo malo y decidir si es hora de un cambio de gobierno o continuar con lo mismo.
INGENIERO INDUSTRIAL Y ANALISTA POLÍTICO.