• 18/07/2020 00:00

Las alianzas que afectan a las mujeres en la AN

“Toca a las mujeres de las distintas bancadas desmontar la cultura política misógina que nos cerca e imaginar una mirada distinta, ética, sororaria”

Las alianzas políticas entre partidos en época de campañas electorales son nefastas para las mujeres. Incluso, se prestan para incumplir la paridad en las listas, so pretexto de que el partido aliado solicitó tal curul y tal suplencia. En las elecciones internas de los partidos también las mujeres salen perdiendo. Muchísimas veces, los hombres candidatos hacen alianzas entre ellos, contra la candidatura de alguna copartidaria que ven con posibilidades. Así, piden votos para ellos en un frente cerrado, aun siendo adversarios momentáneamente, con tal de hacer que la candidata mujer no salga adelante en la lista o salga muy abajo.

Cuando, por encima de todo, las candidatas logran llegar a un espacio de toma de decisiones, como la Asamblea Nacional (AN), por ejemplo, las alianzas contra las mujeres se tornan más fuertes y absurdas, pero reales.

Un ejemplo de ello es el Molirena. Es un partido con esquemas totalmente patriarcales en su máximo grado. Tan es así, que es el único partido que no se sabe qué hacen con su presupuesto de capacitación para las mujeres. No envían a sus copartidarias a capacitaciones, diplomados, talleres, especialmente organizados para las mujeres políticas El único partido que estuvo ausente en el pasado V Diplomado Internacional en liderazgo y estrategias electorales para mujeres, fue el Molirena. Por más que se insistió con notas, llamadas, conversaciones, insistencia, no destinaron presupuesto para ello.

En la AN, mantienen una alianza con el PRD gobernante, el cual tiene la mayoría de los diputados en este período. Son cinco miembros en su bancada. Una sola mujer: HD Corina Cano Córdoba. Esa sola mujer en el primer año de gestión legislativa fue la que más anteproyectos (que se transformaron en proyectos de Ley), presentó. Tiene una Ley sancionada y promulgada: Ley 119 del 10 de diciembre que reestablece el artículo 569 del Código Judicial sobre medidas conservatorias sobre el proceso civil. Fue la primera diputada que presentó su rendición de cuentas. Hasta ahora solo cinco diputadas han presentado dicha rendición. Es la única diputada de esa bancada que ha trabajado de la mano con jóvenes, presentando pasantías juveniles al Parlamento. La diputada CANO ha sido muy vocal en las comisiones de trabajo y en el pleno de la AN. Aspiró a la Segunda Vicepresidencia de la Junta Directiva de la AN en este segundo período. Pero para los cuatro diputados molirenas, fueron más importantes los acuerdos de recámara de los diputados Pancho y Tito.

La AN perdió una gran oportunidad de tener a dos mujeres capaces, comprometidas y trabajadoras en la Junta Directiva este año. Porque las alianzas perjudican a las mujeres, aún a las mujeres en el poder.

Pero hay otro elemento digno de resaltar. La falta de sororidad por encima de las alianzas. Mientras las diputadas no comprendan que el apoyo entre mujeres es más fuerte y poderoso que los acuerdos de recámara; mientras las mujeres no comprendan que, en el contexto del patriarcado, la red de mujeres alrededor, delante, detrás, a un lado, construyendo pactos con un lenguaje distinto, es mil veces más sólida que los acuerdos en base a intereses económicos, personales, de recámara, avanzaremos poco.

Corina Cano depositó su voto a un hombre, repetido, gris, que no ha rendido cuentas a su propia bancada de lo actuado en su primer año de vicepresidente de la AN, porque fue disciplinada, porque apostó a la institucionalidad, antes que a sus intereses, que proyectaban el interés de las mujeres del país de aspirar siempre a más, sobre todo, si se lo merece.

Faltó el ingrediente sororario, porque como dice la exparlamentaria mexicana Marcela Lagarde:

“… es preciso reconocer que la cultura femenina tradicional vigente entre nosotras no incluye conocimientos, habilidades y destrezas para agendar ni pactar. Que muchas aprendemos en el estilo masculino y patriarcal para luego desaprenderlo al sentir cuán contradictorio es conducirnos así entre nosotras, lo estéril de ese proceder y la necesidad de construir la alianza entre las mujeres desde una posición política de género”.

Si a las mujeres las excluyen de sus legítimas aspiraciones, toca a las otras mujeres decir lo que piensan de ello, aunque tengan que votar por una alianza estéril, al fin y al cabo. Porque al PRD no le suman esos votos del Molirena para ganar proyectos, leyes, y tantas cosas que se cocinan en la AN. Es tan solo una imagen de poder, que no se la creen ya los electores. Toca a las mujeres de las distintas bancadas desmontar la cultura política misógina que nos cerca e imaginar una mirada distinta, ética, sororaria.

Así, nos identificaríamos, nos reconoceríamos, tejeríamos otro tipo de alianzas, aquellas que no nos excluyen; aquellas que nos hablan de igualad, de respeto a la diferencia, de libertad.

(*) Presidenta de la Asociación de Parlamentarias y Ex Parlamentarias de la República de Panamá (Aparlexpa).

Exlegisladora
Lo Nuevo
comments powered by Disqus