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- 21/11/2021 00:00
Achiote sin manifestación patriótica
El amor o fervor apasionado por el terruño que nos vio nacer se construye, con eso no se nace. Estos sentimientos son adquiridos desde la infancia en el hogar, la escuela y la propia comunidad a la que se pertenece, en esta última, solo cuando las autoridades locales entienden su rol de liderazgo para incitar valores de identidad nacional en las nuevas generaciones. Al respecto, en la comunidad de Achiote, Costa Abajo de Colón, las autoridades parecen sufrir de una severa abulia.
Sin importar la manipulación de la memoria histórica por los grupos de poder, noviembre por tradición histórica es el “Mes de la Patria”, por tanto, las ideas de celebración y conmemoración fluyen por doquier. En consecuencia, hasta los sitios más recónditos del país son embellecidos por los miembros de la comunidad y sus autoridades en tributo a la Patria. Sin embargo, en Achiote sus autoridades simplemente deciden no hacer nada.
Prácticamente, Achiote constituye el portalón de entrada a la Costa Abajo de Colón. El poblado se despliega longitudinalmente siguiendo el curso de la carretera principal, por lo que resulta fácil advertir la ausencia de ese brío patriótico que contagia el orgullo de sentirse panameño. ¡Pero qué pueblo más lúgubre y aburrido!, vociferan algunos transeúntes que visitan el sector. Es obvio el abandono de la tradición novembrina de engalanar el pueblo con banderas, listones y pollerones tricolor por parte de sus autoridades, colmando de insipidez patriótica al pueblo.
A nuestro parecer, ello resulta peligroso, pues también se estaría colmando el entusiasmo juvenil de desazón. El desinterés por las cosas de la patria, el sentido de pertenencia, unidad, cohesión o adhesión como valor para las generaciones más jóvenes del poblado, se pone en riesgo. Seguramente, las autoridades de este terruño no están preparadas para entender tales riesgos.
Achiote es ese lugar geográfico específico donde muchos hombres y mujeres han nacido, es su “Patria chica”. Es el lugar que vio nacer a su actual representante y hogar adoptivo del burgomaestre, pero marcha rezagado, sin emociones patrióticas en comparación con el resto de las comunidades del sector. El bonito proyecto de rescatando tradiciones, que inició en 2017 con mucho brío, entre pandemia, desacuerdos y contradicciones parece diluirse; cuando en realidad debe llevarse a su máxima expresión, pero sin paranoia religiosa.
A pesar de la indiferencia de las autoridades locales; la escuela, la Iglesia católica, la residencia del viejo Belisario Villarreal (q.e.p.d.) y del Sr. Jacobo González, con su sobria decoración patriótica se resisten al abandono de la tradición. Al menos procuran, más que la Junta Comunal y que la Casa de Justicia de Paz Comunitaria, para que las futuras generaciones, cuando revuelvan la mirada, no sientan espanto.
Finalmente, las autoridades locales no pueden olvidar que gran parte de nuestros niños y jóvenes perciben esta pequeña comunidad rural como su “Patria chica”, es su mundo, su contexto inmediato. Por tanto, que llegue el Mes de la Patria y que sus autoridades muestren indiferencia en el sencillo hecho de vestir la comunidad en honor a lo que se conmemora, es un atentado a la memoria histórica, cívica y colectiva. Ello, trastoca lo dicho por el poeta Miró: “La Patria es el recuerdo... Pedazos de la vida envueltos en jirones de amor o de dolor; ...”.