• 07/09/2022 00:00

45 años reafirmando el destino histórico de la nación

La conmemoración del 45 aniversario de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, marcó, desde 1977, el inicio de la desaparición del gobierno civil-militar estadounidense en la Zona del Canal, un acontecimiento trascendental con varias lecturas de los historiadores panameños, tanto en el ámbito económico, político, social y cultural en la construcción de nuestra identidad como nación.

La conmemoración del 45 aniversario de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, marcó, desde 1977, el inicio de la desaparición del gobierno civil-militar estadounidense en la Zona del Canal, un acontecimiento trascendental con varias lecturas de los historiadores panameños, tanto en el ámbito económico, político, social y cultural en la construcción de nuestra identidad como nación.

Los pueblos que desconocen u olvidan su historia pierden su identidad, y, por tanto, rememorar este acontecimiento es fortalecer la conciencia crítica de nuestras juventudes frente al complejo proceso de negociación que culminó con la firma el 7 de septiembre de 1977. Un escenario en que la determinación y la tenacidad diplomática, inspirada en la lucha de los mártires de 1964, y generaciones de patriotas, quienes dieron su cuota en la reivindicación de la jurisdicción nacional y del Canal, creando las condiciones histórico-políticas que forjaron un sentimiento de unidad y pertenencia entre los panameños.

A partir del 1 de octubre de 1979, inicia el progresivo desmantelamiento ordenado de la presencia militar extranjera en el país y la creciente participación laboral de técnicos panameños en la operación y administración del Canal. Un proceso de transferencia y transición de veinte años que culminó al mediodía del 31 de diciembre de 1999, cuando Panamá asumió el pleno control del Canal y soberanía sobre todo su territorio.

Importante destacar que el consenso y racionalidad negociadora entre los panameños permitieron instituir el Título del Canal en la Constitución Política y dotarle de una Ley Orgánica a la Autoridad del Canal de Panamá, para que asegurara el eficiente y rentable funcionamiento de una empresa pública, la que se ha constituido en pilar del desarrollo humano y socioeconómico del país.

La administración estatal exitosa acorde con el desarrollo del comercio marítimo internacional que se traduce en beneficios sociales de la actividad interoceánica hacia su legítimo dueño, el pueblo panameño. Estas conquistas se constituyeron en desafíos de la visión estratégica del general Omar Torrijos, lográndose la derogación del Tratado de 1903 y su ignominiosa cláusula de perpetuidad, que nos percibía como un ostensible protectorado estadounidense.

Un momento histórico vivimos hoy, después de 45 años de la firma de dichos Tratados, con la eficiente administración del Canal en un escenario en que se desvirtuaron los mitos y miedos infundados, y de lo equivocados que estaban los detractores del Tratado, que en el Congreso de Estados Unidos señalaban que “Panamá no tenía capacidad para administrarlo y que la corrupción endémica arruinaría su administración”. A pesar de ofensivos prejuicios, superado el trauma de una invasión, no solo se amplió el Canal, sino que se lograron las expectativas de los usuarios.

En Latinoamérica, como en el mundo, la pandemia ha dejado rezagos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la Agenda 2030, acentuando las tendencias negativas en materia de crecimiento, inversión, desocupación, desigualdad, pobreza extrema con riesgo de hambre fermentando caldos de cultivos que exacerban el tejido social. Al mismo tiempo, sorteando los efectos de una guerra comercial y un conflicto en Europa, que ha generado una crisis alimentaria y energética de imprevisibles consecuencias. A tal punto, que algunos gobiernos, tomando el pulso del momento político, redoblan esfuerzos concertados para fortalecer la institucionalidad democrática de sus países.

Panamá no es ajena al contexto regional y mundial, por tanto, quedan tareas pendientes en la construcción del país inclusivo, con desarrollo humano al que todos aspiramos. En la búsqueda de consensos, los panameños, pese a desacuerdos sobre el deficiente modelo económico y político, participan en convocatorias de diálogos multisectoriales para encausar soluciones consensuadas con transformaciones ante los desafíos de la inequidad social. Lo cual es consecuente con la máxima torrijista de facilitar cambios pacíficos para evitar soluciones violentas.

Los tiempos aconsejan prudencia y firmeza, por lo que la diplomacia preventiva crea un espacio para reafirmar la neutralidad de una sociedad estable, consciente de que es el principal activo de Panamá en la región. La neutralidad, más que una opción coyuntural, es un imperativo pragmático, cuando gravitan intereses geopolíticos unipolares promoviendo alineamientos en su guerra comercial contra China, un segundo usuario del Canal nada despreciable.

Un país con tradición diplomática pacifista, identificado con el multilateralismo que permitió alcanzar sus reivindicaciones soberanas, no puede comprometer su destino histórico, precisamente cuando las relaciones amistosas en la comunidad internacional resultan estratégicas en la hoja de ruta del objetivo cardinal de política exterior, asegurar la elección en 2024 como Miembro No Permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Cuatro décadas y un lustro transcurridos desde la firma de los Tratados Torrijos-Carter confirman la dimensión histórica del general Omar Torrijos y su equipo negociador. Cumplidos los objetivos intermedios, es necesario renovar el compromiso colectivo para seguir construyendo un futuro de prosperidad, fortaleciendo la institucionalidad democrática con políticas públicas distributivas, sostenibles y socialmente más incluyentes.

El alpinismo generacional es una consigna inclusiva, que invita a reflexionar a todos los panameños sobre el destino histórico de la nación. ¿Dónde estamos tras la crisis en la pandemia? ¿Cuánto hemos avanzado en el fortalecimiento institucional y en la equidad social del país? ¿Qué aspiramos en un mundo competitivo en el ámbito comercial?, y ¿Hacia dónde nos dirigimos en el desarrollo armonioso del proyecto nación?

Consejero Político de la Embajada de Panamá en España
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