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Don Miguel Wenceslao Conte, prócer de la Independencia en la ciudad de Penonomé
- 27/02/2022 00:00
- 27/02/2022 00:00
Los hechos separatistas del 3 de noviembre, en la región coclesana, están entremezclados con ese raro sabor de incertidumbre de las luchas civiles recién terminadas con el Tratado de Paz del Wisconsin, el 21 de noviembre de 1902. Efectivamente durante el mes de octubre de 1903 circularon intensos rumores de una invasión liberal por el Río Calovébora, en Veraguas, o por el Río Indio, en Coclé del Norte.
En esos días el Gobierno Central despachó 250 hombres de Batallón Colombia al mando del Coronel Leoncio Tascón para Penonomé. De esta manera el Prefecto de Coclé, don Miguel Wenceslao Conte recibe del telegrafista de Penonomé, don Joaquín Mafla, a las ocho de la noche del 3 de noviembre, un llamado urgente para informarle, muy nervioso que esa “tarde, como a las cinco, estalló en Panamá un movimiento revolucionario. El Departamento se ha separado del resto de Colombia y se ha constituido en República independiente. Las tropas al mando del Coronel Esteban Huertas apoyan el movimiento y hay gran alarma en la capital”. La reserva es el primer paso del prohombre de Penonomé.
La única comunicación, la telegráfica, era difícil y don Miguel W. Conte comienza su gestión firme, decidida y de hondo contenido cívico de verificar los hechos, porque se confunden las noticias provenientes de Panamá con los rumores de revolución e invasiones. Frescos estaban aún los combates de Guerra de los Mil Días, abiertas las heridas aún en la lucha fraticida y era su responsabilidad, como Prefecto de Coclé, evitar alarmas, derramamientos de sangre y el dolor y el luto en las provincias centrales.
Muy tarde en la noche don Miguel recibe de don Manuel Antonio Cordovez, Inspector Seccional de Telegrafía, entonces en Chame, la confirmación de los hechos de Panamá. Poco después la guarnición del Batallón Colombia era llamada a Pescaderías con orden de partir hacia Panamá.
El telegrama estaba firmado por la Junta del Gobierno. Posteriormente, el mismo General Esteban Huertas llamaba a su gente y le anunciaba que el barco Padilla saldría a recogerlos en Pescaderías. A la tropa, no obstante, no se le dijo lo que acontecía. Tampoco, lo sabía el pueblo y en el celo de la reserva oficial aquellos días, las más negras noticias podían surgir de los aislados pueblos interioranos.
El 4 de noviembre los partidarios del Gobierno decidieron enviar a Panamá, un comisionado para conocer la exactitud de los hechos, viaje largo y pesaroso que debía hacerse a caballo. Ese mismo día llegó al puerto Pescaderías, de Antón, don Antonio Burgos con la misión especial de informar a estos pueblos y acelerar la movilización del Comandante Tascón, quien al fin partió en el barco Bolívar en donde a la tropa se le decomisó el armamento.
En Antón, don Antonio Burgos aseguró la adhesión del Consejo Municipal el 5 de noviembre. Otro tanto ocurría en Aguadulce donde don Ramón Valdés López había recibido el telegrama del doctor Manuel Amador Guerrero: “Llegó Matea”. Ese mismo día Aguadulce y Natá se unen al movimiento, pero en Santa María las fuerzas veragüenses tenían órdenes de impedirle el paso.
El hecho de Veraguas, demostró a la Junta de Gobierno, que la reserva con que se había actuado para preparar el movimiento, era lo que impedía su comprensión y fue entonces, el 5 de noviembre en la noche, cuando se despacharon telegramas informándole al resto del país lo que había ocurrido.
El doctor Carlos A. Mendoza, además de la comunicación oficial a las altas autoridades interioranas, se dirigió personalmente a don Miguel W. Conte en un telegrama que para la historia dirá siempre: “Proclamada definitivamente la independencia de la República de Panamá, han cesado también, las luchas de los partidos políticos. En usted abrazo a todos mis adversarios, que hoy son mis hermanos”. Palabras llenas de nobleza y altura histórica que movilizaron el Consejo Municipal y que provocaron la adhesión del pueblo penonomeño.
El 6 de noviembre don Julio J, Fábrega informaba a don Miguel W. Conte que no se había “organizado sin distinción de partidos” el Gobierno de la República de Panamá. Esa misma tarde los liberales penonomeños formaron una Junta Patriótica y lanzaron un manifiesto de adhesión al movimiento separatista al cual calificaban como “el hecho más culminante que registrará la historia del Siglo XX”. Los conservadores, encabezados por don Miguel W. Conte se dirigen a la Junta de Gobierno ofreciéndole su respaldo.
El 8 de noviembre en la Plaza Principal, el pueblo de Penonomé como una sola alma se une al movimiento conoce la bandera nacional, gracias a don Sebastián Ponce Aguilera y don Miguel ordena quemar cohetes.
El 12 de noviembre juran fidelidad a la República, los empleados públicos, encabezados por don Miguel W. Conte, Prefecto de la Provincia.
Es pues, don Miguel Wenceslao Conte, rubí esencial en el reloj del movimiento separatista penonomeño. Desde un principio comprendió la tremenda realidad histórica a cumplirla con la decisión y la cordura que siempre le merecieron los más grandes elogios. Condujo los hechos firmemente, atrayendo hacia el movimiento la grandeza de alma de sus coterráneos e infundiendo el fervor agrado hacia la Patria que siempre ha distinguido a los hombres, las mujeres y los niños de ese pedazo del país, que se llama Coclé.