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¿Quién mató a Remón?: nueva hipótesis sobre el magnicidio que estremeció al país
- 16/01/2022 00:00
- 16/01/2022 00:00
Tras diez años de investigaciones, un exempresario de la construcción cree haber resuelto el misterio del asesinato que ha desvelado a más de una generación de panameños. Su hipótesis está sustentada en el libro ¿Quién mató a Remón?, que estará en las librerías del país en este mes de febrero.
“Los panameños hemos sido víctimas de una trama, de una confabulación para desviar la atención y ocultar a los autores materiales de este magnicidio, pero yo estoy convencido de que es de factura local. No hay nada que sustente una operación extranjera”, sostuvo César Díaz Brandao en una interesantísima conversación con La Estrella de Panamá.
Desde hace varios años estaba al tanto de sus pesquisas, pero Díaz no quería hablar del tema hasta que estas no hubieran concluido y el resultado, recogido en un libro. Una llamada telefónica inesperada, este mes de diciembre, me lo hizo saber: el libro estaba en imprenta. Me daría la primicia que le había solicitado tiempo antes.
Confieso que a pesar de mi interés por el tema, llegué tarde a la cita. Traté de excusarme con eso de que “20 minutos tarde todavía es hora panameña”, a lo que él, amable pero firme, respondió taxativamente: “Yo soy de puntualidad inglesa”.
Así es César Díaz Brandao. Tiene el estilo de los caballeros de antes, amable, educado. Serio, disciplinado, exacto. De palabra. Puedo imaginar que así será su primer libro, escrito con el sosiego y el tiempo encontrado en una temprana jubilación.
Siempre he sido un ávido lector de historia universal. pero fue con el libro de mi hermano Ovidio Díaz Espino, El país creado por Wall Street, que me motivé a profundizar la historia de nuestra independencia de Colombia. De allí pasé a leer sobre el presidente Porras y las grandes obras sobre el Canal. La Biblioteca de la Nacionalidad, un aporte de la presidencia de Pérez Balladares, y el concurso de Jorge Eduardo Ritter, me puso en contacto con autores clave, cuyas obras no son fáciles de conseguir.
Fue hace como unos diez años. Un amigo comentó sobre este misterio y la conversación me retrotrajo a 1957, en un momento en que los jóvenes de mi generación sintonizábamos la radio para escuchar las transmisiones en directo del juicio de Rubén Miró, asesino confeso del presidente Remón. El país entero estaba pendiente, sumido en las pasiones y el drama. Mis amigos y yo éramos muy jóvenes para apreciar los argumentos que se dilucidaban, pero estábamos fascinados por la retórica de los abogados litigantes, hombres brillantes como Francisco Alvarado, Felipe Juan Escobar, Guillermo Márquez Briceño, Ramón Palacios Parilla, Rómulo Escobar Bethancourt, Juan Materno Vásquez, quienes se convirtieron en los héroes del momento. Era como ver la serie de Perry Mason.
Antes de dedicarme a construir, mi inclinación natural era por las ciencias sociales. De hecho, hice una licenciatura en sociología y etnología de la Universidad de Burdeos y dos años de estudios de derecho en esta misma universidad. Me inicié en este negocio cuando regresé a Panamá en 1973, pues mi padre tenía una compañía constructora y me pidió que lo ayudara. En realidad, quien estudia ciencias sociales como yo, tiene el hábito de la investigación. Lo que me hizo falta fueron los conocimientos sobre uso y clasificación de fuentes del historiador. Si los hubiese tenido habría terminado el libro hace muchos años.
Lo más importante fue partir con la mente en blanco, libre de conjeturas y teorías. Así inicié la lectura de los cinco libros que se han escrito sobre el tema: El proceso Guizado: Un alegato para la historia, de Carlos Iván Zúñiga (1957); El proceso Guizado o un error judicial de procedimiento, de Carlos Vaccaro (1958); El extraño asesinato del presidente Remón (1964), escrito desde la cárcel por José Ramón Guizado.
Un cuarto es el de Juan Materno Vásquez. Anatomía de una infamia procesal (1987). El quinto fue Del caso Remón-Guizado (Inac), del profesor de historia José Vicente Romeu.
Extrañamente, cuatro de los cinco libros se han enfocado en el juicio de Guizado y no en la autoría material del magnicidio, que considero más relevante que la intelectual. La excepción es Vaccaro, que somete los juicios de Guizado y Miró a un análisis apegado a las constancias procesales del expediente.
Ni Guizado ni Carlos Iván Zúñiga ni Juan Materno Vásquez podían ser objetivos, pues fueron partícipes de los hechos. Zúñiga fue firmante del informe de minoría que objetó la condena de Guizado por la Asamblea Nacional. Vásquez fue vocero de la defensa de Rodolfo de Saint Malo en el juicio de 1957.
Es interesante notar que ambos opinaron que el expresidente Guizado y Rubén Miró debieron ser juzgados por una misma jurisdicción. Partir el juzgamiento en dos jurisdicciones distintas, por una parte la de la Asamblea de Diputados y por la otra la jurisdicción penal ordinaria, descoyuntó todo el proceso.
Probablemente la revisión profunda de los periódicos y revistas de la época, entre 1954 y 1957, año del juicio de Miró. Acudía casi a diario a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional y me convertí en lo que llaman un “ratón de biblioteca”. Leí los periódicos La Estrella, el Panamá América, La Hora, La Nación, El País, Combate, otros semanarios, e incluso “primicias” que jamás habían sido publicadas. Encontré que tanto La Estrella como el Panamá América publicaron los extractos de los alegatos del juicio de Miró, en 1957. Esto fue de gran importancia para mi investigación.
En la Biblioteca Nacional y en la Asamblea Legislativa tuve acceso al expediente instruido por los fiscales, que recogía todas las declaraciones indagatorias de los imputados, fotos, peritajes de balística, los casquillos de las balas, el lugar del asesinato, las evaluaciones de la policía, la intervención de los peritos, de la policía zoneíta y del ejército acantonanado en la Zona del Canal, que colaboró con el Gobierno Nacional en los peritajes balísticos. También tuve acceso a archivos desclasificados de la CIA y los de una Brigada de Inteligencia del Comando Sur, denominada Brigada 470, que desde la misma noche del 2 de enero de 1955 inició sus pesquisas.
Todos estos documentos los escaneé y me los llevé para mi casa. El tema se convirtió en una verdadera obsesión para mí y por diez años estuve leyendo, releyendo, como quien expurga arroz. Por mucho tiempo sentí que no avanzaba y en las noches me despertaba pensando, rompiéndome la cabeza... ¿dónde estaba la pista?
Mucha gente en Panamá está esperando que los documentos desclasificados de la CIA revelen en algún momento la verdad sobre el asesinato, pero no creo que ellos puedan aportar nada cataclísmico. Lo verdaderamente pertinente está en el expediente instruido por la fiscalía y las comisiones investigadoras. Está muy claro, lo que pasa es que los seres humanos tenemos la tendencia a buscar lo complicado.
Sí. Evalúo cada tesis que se haya producido en los 67 años que han transcurrido desde el asesinato y enlazo por primera vez muchos datos y evidencias aislados, la balística, las autopsias, las reconstrucciones del crimen, las declaraciones indagatorias hasta lograr una reconstitución coherente, que se sostiene.
El libro no tiene una palabra que no esté respaldada por documentos, de hecho tiene más de 250 pies de página. Es básicamente una investigación forense y creo que por primera vez en la historia nacional aporto una tesis sustentada, a partir de elementos contenidos en el expediente.
La historia es un proceso en constante evolución. Espero que mis críticos lo hagan con documentos y no con especulaciones, como esas de que fue la mafia, como represalia por la detención de los cargamentos de droga que pasaban por el país; o de que fue la oligarquía porque Remón quería imponer el paz y salvo para que no pudieran salir del país. Mi libro pretende la objetividad basada en documentación. Yo no tengo familiares involucrados, no tengo ideas preconcebidas, no tengo afán de defender ninguna posición. Además, como te dije, no doy una palabra que no esté sustentada en el expediente. Lo único que deseo con este libro es hacer un aporte significativo a la historia del país, basándome en el hecho de que un magnicidio es un hecho cimero de cualquier sociedad.
Cuando se termine de imprimir la edición. anunciaremos la fecha de la presentación en la Biblioteca Nacional. Contamos con que será a finales de este mes de enero. Por el momento, se puede leer sobre el magnicidio en la página web www.quienmatoarmon.wordpress.com