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Samuel Hudson: cinco víctimas y un perfil de pedofilia
- 30/06/2023 00:00
- 30/06/2023 00:00
Samuel Leopoldo Hudson no pudo controlar sus instintos: violó a una niña, manoseo a tres y aparentemente desapareció a otra. La sociedad panameña no lo perdona. El peso de sus acciones le costará el resto de sus días.
“Es un monstruo”, comentó un agente de la policía cuando escuchó el nombre de Hudson. Y es que es difícil encontrar una atrocidad mayor que aprovecharse de la inocencia de un niño y abusar sexualmente de él. Es inevitable no concebir a ese ser como un monstruo.
¿Cómo puede un hombre de 30 años manosear y violar a menores? “¡Es un pedófilo!”, piensa una abogada consultada por La Estrella de Panamá. Una persona que siente atracción sexual por los menores. “Un pederasta”, que consuma esos deseos, llegando hasta a delitos, agregó.
Los pedófilos suelen ser por lo general personas adultas, con una apariencia normal. En la mayoría de los casos sus víctimas son personas de su propia familia. Muestran dificultades para las relaciones interpersonales, comunicación y expresión de emociones.
Tienen baja tolerancia a la frustración y al control de impulsos. Algunos consumen en exceso alcohol o drogas. Suelen buscar trabajo o realizar actividades relacionadas con niños, explicó Anaís I. Espinoza, psicóloga clínica.
En algunas ocasiones, los pedófilos ejercen una figura de autoridad que les permite manipular y controlar a las víctimas. También se pueden presentar como personas de confianza y amigables, agregó la psicóloga clínica.
El perfil de Hudson es compatible con varios de estos rasgos. Es descrito como un hombre tímido, callado e inseguro, aunque manejaba bien las redes sociales. Mostraba habilidades para grabar videos y para contar historias. En su cuenta de Facebook se exhibe vistiendo suéter y gorra negra.
En su entorno familiar, además de su pareja convivía con cuatro niños: dos hijastros y dos hijos. Estos precisamente eran sus víctimas, confirmó una fuente vinculada al proceso judicial. El 18 de octubre de 2022 fue sorprendido en flagrancia teniendo relaciones sexuales con su hijastra, una niña de 12 años, la mayor de los niños con los que convivía. Un juez le decreto la detención provisional y le imputó cargos por violación agravada, corrupción de menores y actos libidinosos a sus propios niños, agregó la fuente judicial. Aceptó su culpabilidad. Fue condenado a pasar 38 años detrás de los barrotes. Aparentemente no era la primera vez que agredía a menores.
La revista Aeon publicó en 2016 un artículo titulado “Natural-born Paedophiles” (Pedófilos natos) en el que se explica que la pedofilia puede que no sea un deseo aprendido, sino un rasgo biológico innato, “como un paladar hendido”. La idea está basada en estudios de los cerebros de pedófilos y pederastas realizados por científicos, como James Cantor y sus colegas del Centro Canadiense para la Adicción y la Salud Mental.
La Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10), en los trastornos de la inclinación sexual, nos menciona que la pedofilia se trata de preferencias sexuales por los niños, normalmente de la pubertad temprana. La cura depende de cada persona, algunos aceptan los tratamientos médicos y psicológicos y otros deciden continuar con su condición, que es vista por ellos como: “normal, no es una enfermedad, es parte de su sexualidad”, explicó la psicóloga clínica.
En muchos casos estas personas son reincidentes, después de las denuncias de los familiares, de las personas afectadas y de todo el proceso legal. “Por un tiempo suelen abstenerse y aislarse socialmente y luego continúan con sus conductas”, explicó la psicóloga clínica.
Unos meses antes de ingresar a la prisión, el 13 de septiembre de 2022, a eso del mediodía, en la comunidad de Las Trancas, en el distrito de San Miguelito desapareció Aderlyn Llerena, de 9 años, mientras se dirigía a la escuela.
A Aderlyn, hija única de una mujer emberá y un hombre negro darienita, un hombre la agarró por la espalda y la llevó al interior de un monte. Así quedó registrado en un video de seguridad.
Ese hombre fue identificado por tres personas como un vecino de la comunidad, que vivía a unos metros de la escuela donde asistía la niña. Era el mismo que unos días antes comentó a su mamá que había soñado que la niña la habían metido en una alcantarilla, que en su almohada había una ropita interior y que le había dicho a su pareja que la tirara al río. Hudson intentaba desviar el proceso.
¿De quién era la ropa?, se pregunta la abuelita de Aderlyn , Adelaida De Llerena, sollozando y con voz quebrada. En lo más profundo de su ser anhela que la sangre que se encontró en la casa del violador no sea la de su nieta.
Detrás de la pantalla de la computadora el presunto responsable de la desaparición de la niña agacha la cabeza, mientras un juez de garantías le imputa cargos de retención y privación de libertad, que le pueden añadir 9 o 10 años más de prisión si se prueba su responsabilidad penal. Hay 35 elementos que vinculan a este hombre con la desaparición de la niña y seis meses de investigación para que la fiscalía compruebe su teoría.
“Queremos que hable, que diga, ¿qué hizo con Aderlyn?”, continúa la abuelita. Han sido casi diez meses de angustia y dolor. El futuro es todavía incierto. Al día de hoy es difícil dar con el paradero de la niña.
En su momento se necesitó la alerta de Amber, un sistema de alerta previa para encontrar a niños sustraídos, para que su cuerpo no desapareciera, explicó Wiznick Ortega, abogada querellante de la familia de la niña.
“... Al final sí tenemos conocimiento, de acuerdo con todos los elementos que se han presentado, cuál ha sido el desenlace, pero no soy la autorizada” (¿para decirlo?), agregó la abogada.