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Memorias de una jornada patriótica
- 21/05/2023 00:00
- 21/05/2023 00:00
Recientemente llegó a mis manos la obra Misión: Romper el Hielo y Abrir Trochas, de Tomás Paredes Royo, a quien tengo el orgullo de llamar papá. En el libro el autor recoge sus experiencias y vivencias en el tema del Canal entre 1978 y 1982, con una narrativa histórica, llena de información y anécdotas sobre lo que aconteció durante ese período de preparación para la entrada en vigor y los primeros años de ejecución del Tratado de 1977, no solo dentro de las relaciones bilaterales entre Panamá y los Estados Unidos sino también en el entorno político de esos años.
Paredes Royo es parte de ese numeroso grupo de panameños que creyó desde 1903, generación tras generación, que Panamá era soberana en la Zona del Canal, que la patria y sus ciudadanos debíamos ser dignos ante los Estados Unidos de América, que el Canal podía ser mejor administrado por los panameños, que la soberanía también se comía, que las fuerzas militares de otro país no debían tener presencia en nuestro territorio y que debíamos hacernos del Canal para beneficio de las presentes y futuras generaciones de panameños. Y así mismo fue consecuente en sus actuaciones.
El libro en sus primeras páginas presenta una interesante referencia a la Zona del Canal, los zonians y los eventos que desencadenaron el 9 de enero de 1964 que, según el autor, marcaron su manera de abordar y reflexionar sobre las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos.
Poco se ha escrito sobre el periodo 1978-1982 y la mayoría de los panameños tenemos en nuestras mentes las fechas del 7 de septiembre de 1977, cuando se firmaron los Tratados Torrijos-Carter en Washington, D.C. y luego, el 31 de diciembre de 1999, cuando finalmente el Canal fue traspasado al control de la República de Panamá.
Pero ¿cómo fue esa implementación?, ¿cómo se organizó Panamá para estar listos para el 1 de octubre? ¿cómo se inició esa relación inédita para ambas partes en la administración del Canal?, ¿qué problemas y dificultades enfrentamos como país para ejercer nuestros derechos y hacer cumplir la letra y el espíritu de los tratados? Esas y otras preguntas, igual de complejas y en apariencia desapercibidas por muchos, se responden a lo largo del texto.
El libro está divido en dos partes. La primera resume cómo Panamá se preparó para cumplir con sus obligaciones y estar lista el 1 de octubre de 1979 para ejercer sus funciones de gobierno al momento de desaparecer la Zona del Canal en esa fecha. La segunda presenta en detalle la agenda de temas y su evolución a través de las primeras reuniones de la Junta Directiva de la Comisión del Canal de Panamá, una agencia del gobierno norteamericano.
Paredes Royo, a lo largo de su trabajo, hace honor a las personas que participaron en la preparación de Panamá para el desmantelamiento de la Zona del Canal, desde la Autoridad del Canal de Panamá y otras instancias de gobierno, y complementa su narrativa de los hechos con un reconocimiento al papel que desempeñaron los directores panameños que lo acompañaron en la Comisión del Canal, Edwin Fábrega V., Ricardo Alonso Rodríguez y Roberto Heurtematte Espinosa.
Pero, tal como recuerda el autor, cuatro días antes del 1 de octubre el congreso norteamericano aprobó la Ley 96-70, marco jurídico para la implementación del Tratado, que echó por tierra lo acordado entre las partes con respecto a la aplicación de las leyes panameñas en las áreas puestas a disposición de los Estados Unidos, la participación creciente de panameños en la administración, operación y protección del Canal y el propósito de asociación y paridad en la atención de los problemas que pudieran surgir de la interpretación del Tratado.
Con esas limitaciones como referencia, el ambiente se tornó contradictorio, adverso y hasta hostil a las pretensiones de los panameños de tener una relación asociativa, funcional y amigable. Aun así, los directores panameños optaron por hacer de las reuniones de Junta Directiva un espacio de intercambio de ideas y posiciones, siempre con un margen de negociación, dentro de un horizonte que contemplaba el corto, mediano y largo plazo.
Según Paredes Royo, los objetivos de los directores panameños se concentraron en: (1) conocer al detalle el inventario de todos los bienes de la Comisión del Canal y establecer su condición física; (2) aumentar la capacidad del Canal para acomodar una mayor cantidad de barcos y de mayor tamaño; y (3) insistir en la participación creciente de panameños para aumentar el número de nacionales en todos los niveles de la Comisión, en especial, ejecutivos y personal de marina, específicamente pilotos de barcos y capitanes de remolcadores.
Desde el primer día, según refleja la obra, la lista de problemas con la operación del Canal fue significativa y los temas fueron evolucionando con el correr del tiempo a medida que estos eran elevados a la consideración de la Junta Directiva. En este sentido, Paredes Royo destaca la actuación de los ejecutivos zonians, quienes, en su mayoría, se dedicaron a rechazar, entorpecer o desconocer cualquier propuesta que los directores panameños llevaran a la mesa Directiva.
A pesar de que algunos directores estadounidenses en privado manifestaban su simpatía con las propuestas panameñas, la realidad se manifestaba en las decisiones por voto 5 a 4, incluso en el uso del voto dirigido, potestad otorgada por la Ley 96-70 al presidente de la Junta Directiva para votar a nombre de los directores estadounidenses sin que mediara consulta o derecho al disenso de parte de estos.
El autor también presenta sus apreciaciones a los cambios políticos que se dieron en el país a partir de la muerte del general Omar Torrijos H., como la separación del coronel Florencio Florez y la jefatura del general Rubén D. Paredes en la Guardia Nacional. En este último caso, Paredes Royo da detalles no conocidos sobre el deterioro de la relación entre el jefe del instituto armado y el presidente de la República, lo que llevó a un golpe de Estado y la interrupción del proyecto político iniciado en 1978.
Después de más de 42 años, y a través de una extensa consulta bibliográfica sobre el tema del Canal de Panamá, este libro viene a ofrecer a los estudiosos de la historia y a los ciudadanos en general, detalles del complejo proceso de negociación que representó la implementación de los tratados, tanto en la preparación para la entrada a la Zona del Canal, como los primeros años de la relación binacional en la Junta Directiva de la Comisión del Canal de Panamá.
Al final, el autor del libro presenta un listado de los principales logros y controversias de la primera Junta Directiva y una evaluación testimonial, de propios y extraños, de lo que sucedió en ese periodo entre 1980-1982. Como tal, esta obra nos invita a revisar con una mente abierta la historia de nuestra lucha por la soberanía y la necesidad de hacer todos los esfuerzos para que ese Canal continúe siendo orgullo de nuestra nación y uno de los puntales principales del desarrollo sostenible para beneficio de todos los panameños.
Después de leer el libro de mi padre, concluyo que se cumplieron los objetivos de romper el hielo y abrir trochas. Misión Cumplida.