Juan Antonio Tejada Mora: 'Moneda Martinelli es de curso forzoso e inconstitucional'

Actualizado
  • 08/11/2022 00:00
Creado
  • 08/11/2022 00:00
No tiene respaldo, no es convertible y es de obligatoria aceptación, por lo que contraviene lo que manda la carta magna, advierte el jurista
A sus 87 años afirma que aún trabaja, porque hay algunos clientes que no lo quieren soltar, y que él tampoco quiere abandonar.

Juan Antonio Tejada Mora es uno de esos caballeros en peligro de extinción. Cuando llegué al sitio acordado para realizar la entrevista, me estaba esperando en la parte de afuera del edificio. Lo encontré allí, impecable, erguido, vestido con un elegante traje sastre de color azul marino.

Luego de indicarme el lugar donde estacionar mi auto, me esperó e invitó a entrar a las oficinas y me presentó a varias personas que laboran en Icaza González, Ruiz y Alemán (IGRA), firma en la que es socio consejero, y luego procedió a enseñarme parte de las oficinas y locaciones. Con orgullo me lleva a una que es especial para que las trabajadoras de la firma alimenten a sus niños.

Escogimos una salita para conversar y al tiempo que lo hacíamos disfrutábamos un delicioso café. Se acuerda de cada detalle de sus experiencias. Sabe contar historias y da gusto escucharlas. El tiempo pasaba y no me daba cuenta.

Se trata de un hombre que, a sus 87 años, siempre está erguido, y qué decir de la coherencia que demuestra al plantear sus ideas.

¿Cuál es su secreto para estar tan saludable?, le pregunto, a lo que él responde que se debe a que siempre ha procurado alimentarse bien, respirar aire puro de Las Tablas, donde nació, montar a caballo y bañarse en las quebradas y en el río Perales. “Yo he sido un hombre muy feliz, tuve unos padres buenos y correctos y eso también ha influido en que a estas alturas esté bien”, señala sonriente.

Entre anécdotas y cuentos de su vida real, recuerda que estuvo internado en el Instituto Nacional con Manuel Antonio Noriega, de quien dice era un buen estudiante, bien portado y muy discreto. Vivía con una tía y cuando llegaba el día en que los estudiantes se podían ir para la casa, él prefería quedarse en el internado, donde pasaba buena parte del día. Aparentemente se sentía mucho mejor en el Instituto que en su casa.

Juan Antonio Tejada Mora es el noveno hijo (en total fueron 10) del hogar formado por el ilustre maestro Manuel María Tejada Roca (1887-1958) y Juana Mora de Tejada (1894-1975), graduada en la Escuela de las Hermanas Ucrós.

¿Cómo ve la justicia en Panamá? ¿En qué está fallando?

Desde el  punto de vista institucional, la justicia sufrió un grandísimo deterioro como consecuencia del golpe militar de 1968. En 1999, con el advenimiento de la democracia,  se reconstituyó la administración de justicia tradicional, con sus logros y debilidades, tanto en lo institucional como en el contenido de sus sentencias; debilidades que surgen sobre todo de la incompleta formación académica y ética  de los jueces y de los funcionarios del Ministerio Público, en general, debido a  la ausencia de escuelas universitarias especializadas en ambos  campos. Además, hemos fallado en el establecimiento de una plena Carrera Judicial.

Por otra parte, los recursos presupuestarios no se compadecen con las necesidades de la administración de justicia, pues se reparten generosamente entre los órganos políticos.  Además, no es extraño que un juez esquive fallar en el fondo guiado por alguna norma  adjetiva de mínima importancia para los intereses de la justicia.

¿Cómo visualiza el futuro inmediato de los abogados, teniendo en cuenta la aplicación de la inteligencia artificial en el derecho, como es el caso del robot Ross, que es el primer abogado en su clase que litiga?

La inteligencia artificial es un gran avance para la  práctica de la abogacía, sobre todo en el campo de la  investigación jurídica, mas no creo que llegue al punto de sustituir al abogado en su  compleja relación humana y ética en la toma de decisiones con el cliente  que le sirve en un litigio, y con el juez que lo conoce.

¿Cuál ha sido el caso que más satisfacción personal le ha dado?

Entre los que más satisfacción personal me han dado está el de la defensa que hice a un obrero minusválido, a quien un “compañero” de trabajo siempre lo vejaba públicamente, por lo cual se sentía muy ridiculizado. Un día, vio acercarse a su victimario, se imaginó que iba  ser de nuevo agredido,  tomó un madero y le causó al rufián lo que el fiscal consideró ser unas lesiones perseguibles penalmente. Recién graduado, allí apliqué la teoría de la “defensa legítima subjetiva”, ya que era obvio no poder en este caso argüir una causa “objetiva”, real, sino solo una imaginada, subjetiva. Al cabo, el cliente salió bien librado de su situación personal.

¿Si volviera a nacer, usted sería de nuevo abogado?

He ejercido la abogacía desde 1959, tiempo en el que he experimentado muchas satisfacciones por la práctica de mi profesión. Sí, sería otra vez abogado.

Aunque ya se refirió al tema brevemente, ¿cómo ve la preparación académica de los abogados en estos momentos? ¿Qué hay que hacer al respecto?

Hay que robustecer la preparación académica del abogado y no solo a nivel universitario, sino también durante el ejercicio; tal como nos lo enseñó el jurista uruguayo Eduardo J. Couture (1904-1962) en el punto 1o. de su decálogo dirigido a los abogados: “Estudia: el derecho se transforma  constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado”.

¿Por qué seguimos estando en listas negras, aun cuando pareciera que Panamá cumple con los requisitos exigidos?

En mi opinión, la discriminatoria imposición de regulaciones, sanciones y amenazas a nuestro país por parte de asociaciones privadas de las que Panamá no forma parte (como la OCDE, las IFI, etc.), constituyen una grave anomalía y violación de los derechos de Panamá. Ya lo denunció justa y valientemente nuestra canciller, en días pasados, en el seno de una reunión de esas asociaciones, por demás discriminatorias. Faltaría considerar llevar el caso al sistema de justicia pública  internacional.

 Usted fue miembro de la Comisión de la Verdad en Panamá, que investigó los crímenes de la dictadura, ¿en qué quedó el informe?

La Comisión de la Verdad sobre los muertos y desaparecidos ocurridos durante la dictadura (1968-1990) fue creada por la presidenta Mireya Moscoso. El informe rendido mostró y sustentó un total importante de víctimas.  Además del informe completo, la Comisión hizo imprimir un folleto gráfico diseñado especialmente  para fácil acceso de los estudiantes. Los ejemplares fueron entregados al Ministerio de Educación para su distribución en las escuelas, y su destino se ignora hasta la fecha.

En estos días lo escuché hablar de la moneda Martinelli, usted decía que es ilegal, ¿podría profundizar al respecto? 

La Constitución establece: “No habrá en la República papel moneda de curso forzoso”. Ya en artículo anterior traje la sucinta, pero comprensiva definición dada por el Dr. José  D. Crespo, así: El papel moneda de curso forzoso es “la moneda emitida sin el respaldo adecuado, sin convertibilidad, y de obligatoria aceptación”.

El balboa comúnmente llamado “Martinellito”, fue autorizado mediante una ley en 2010 y por Resolución de Gabinete y tiene la siguiente composición “bimetálica”: acero, níquel y cobre. Asumiendo, como asumo, que el valor intrínseco del contenido metálico de esa moneda no alcanzara su valor de compra en Panamá, y en vista de que no cuenta con respaldo, no es convertible y es de obligatoria aceptación, entonces la misma es de curso forzoso, por lo que contraviene lo que manda la Constitución.

Otro tema interesante sobre las monedas de curso legal, es el dólar norteamericano, cuyo uso en Panamá fue autorizado por el Pacto Monetario de 1904, entre Panamá y Estados Unidos.

Usted fue compañero en el Instituto Nacional de Manuel Antonio Noriega, ¿cuál fue su vínculo con él? ¿Podría contar alguna anécdota?

Sí, muchos estudiantes del Instituto Nacional de fines de la década de 1940 y principios de la de 1950 fuimos compañeros de Manuel Antonio Noriega, y también de Boris Martínez, ambos muy buenos estudiantes y compañeros; y dirigentes del golpe de Estado de 1968. De entre esos compañeros salieron varios altos funcionarios del gobierno de entonces y otros que no lo fueron, pero que sí estuvieron en el primer plano de la oposición civilista.

He aprendido que con el paso de los años, los buenos recuerdos de la juventud toman siempre los primeros puestos en la memoria. Manuel Antonio y otros compartimos clases de socialismo que nos impartía generosamente el Dr. Demetrio Porras Juárez, después de las clases regulares, en los mismos salones del Instituto. Manuel Antonio era un muchacho aplicado, estudioso... después, no sé qué le sucedió.

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